“En una casa ocupada un grupo de anarquistas discuten, cogen, arman bombas, cantan canciones de La Polla Récords y hablan acerca de la importancia de los gestos”. Con esa sinopsis se anuncia Cuba o eso la arenera, que la compañía Teatro de Arte del Fondo (TAF) estrena el jueves en La Gringa.

El espectáculo intenta problematizar asuntos que acucian a su director: quedarse sin razones para luchar, la conversación que distrae de lo importante, jugarse y fallar. Fernando Hernández de algún modo indujo a Federico Puig a escribir un entramado de situaciones que reflejaran ese estado de cosas. “Me surgió el conflicto hace unos años, cuando la izquierda asume el poder. Empecé a hacerme algunas preguntas porque básicamente dejé de participar de algunos debates. Entonces esos espacios son ocupados por otras personas y otras ideas, y qué es lo que hace uno cuando los objetivos por los que luchó son cumplidos, de alguna manera, o cuando dejan de cumplirse y uno renuncia porque se da cuenta de que no va a funcionar. Me junté con Fede Puig para ver desde dónde puedo contar esa visión del mundo que me rodea. Ahí me encontré con la anécdota de unos anarquistas que habían puesto una bomba en el cementerio, en Argentina, y que se habían lastimado. El texto nace a partir de eso”.

El 14 de noviembre de 2018 una militante anarquista intentó atentar contra el mausoleo de Ramón L. Falcón en el cementerio de Recoleta colocando un explosivo de fabricación casera. El frustrado acto pretendía homenajear a Simón Radowitzky, un anarquista de origen ucraniano que en 1909 mató a Falcón, responsable de la represión policial de la llamada Semana Roja. Pero el golpe se le volvió en contra. Esa noticia, que a la vez era un eco un tanto ridículo y trágico del hecho original, operó como un detonante con grandes posibilidades teatrales. “Era muy particular: a estos tipos les explota la bomba en la mano y llaman a una ambulancia y terminan procesados, con todo lo que implicaba, porque según las noticias habían intentado sacarse una foto. Cómo las propias fallas hacen que lo que buscan no funcione, y otra cosa que me interesa es cómo el capitalismo se va desarrollando y va abarcándolo todo. O sea, es muy difícil estar afuera del sistema, aun cuando seas un contestatario”.

Ni la historia real ni el espectáculo en que desembocó obedecen a un tono único. “Los abordajes son diversos: es un poco trágico pero a la vez es absurdo y tonto. Está lleno de contradicciones: cómo durante una selfi les explota la bomba casera y terminan asustadísimos porque se desangraban, y en la prensa un hecho que pretendía ser anónimo llega a la portada de diarios del mundo. Lo que relata la obra, obviamente con elementos de ficción, son los momentos previos al atentado. Los que hablan son los que quedaron en la casa y van a realizar otra acción; es como una historia satélite”.

El dramaturgo hurgó en los ideales que sostienen los anarquistas, más que nada para vincularlos con los personajes y no tanto como un discurso de la obra en sí misma, aclara su director. “Tiene algo que a veces es difícil de encontrar: personajes con una carga ideológica muy fuerte; eso hoy en día cada vez más se va lavando. Tienen esas características porque tiene que ver en algún punto con mi adolescencia, de ver en la época de los 90 cómo el capitalismo iba reproduciéndose. Eso lo trabajamos mucho; cómo ciertos iconos e ideas políticas se van vaciando y surgen frases como ‘lo que importa es la gestión’. Me impactó mucho de la campaña que ganó Mauricio Macri en Argentina que sus militantes usaban su cara en remeras tuneadas del Che Guevara con la frase ‘La revolución es Macri’. Por eso jugamos con imágenes pop de Perón y del Che en la obra. Aparecen a través de distintos dispositivos; también utilizamos la idea de las termitas, unos bichitos que se van comiendo todo sin que te des cuenta. Eso lo he visto mucho en ciertos movimientos políticos a nivel nacional”.

Hernández se sumó hace cinco años al TAF, donde no trabajan una única línea estética: van desde lo realista a lo performático, y en el equipo también transitan otros proyectos de forma independiente. Los momentos de cuarentena de este año, con todas sus condicionantes, los condujeron a una exploración más amplia del audiovisual, lenguaje que incide en esta puesta en escena. “En La Gringa se van a ver escenas muy intimistas, y en otros momentos rompemos con eso y metemos el concepto del poder de la televisión y de lo tecnológico. Y también hay show, hay música en vivo. Es un cruce de lenguajes que conforma un todo con coherencia”.

¿Cuánto tendrá Cuba del policial mediático Rescatate, de Gustavo Bouzas, o, en el otro extremo, del atentado de la tercera edad de Bakunin Sauna, de Federico Sanguinetti, dos piezas nacionales con elementos en común? “Esos ejemplos responden a una época, pero las dos reflejan una fractura social”, concuerda Hernández.

“Me acuerdo de que fui al estreno de Rescatate y quedé impactado, porque estaba mostrando una realidad que no existía, y obviamente que había una postura, y si mirabas Bakunin Sauna era como lo opuesto, con esos veteranos que dicen y no dicen, y están llenos de tatuajes. Creo que Cuba está en algún lugar en el medio. Es un bajón, porque es gente que intenta jugarse por algo pero que no llega porque se traiciona. Tengo como una molestia metida adentro que tiene que ver con esto, con el vaciamiento, con que nada importa demasiado, y siento que a veces hablamos de cosas que no son de fondo y que hay discursos que nos están metiendo que son terribles. Siempre recuerdo la frase de Seven Up de los 90, que parece una estupidez y no lo es: ‘Hacé la tuya’. Esa publicidad caló hondo, era lo copado, y vació gente”.

Cuba o eso la arenera, de Federico Puig, con dirección de Fernando Hernández. Actúan Diego Devincenzi, Malena Urrutia, Isabel Toledo, Romina Capezzuto, Rocío Canessa, Eliana Barrios y Mario Guerra. Escenografía: Florencia Guzzo. Iluminación: Sofía Ponce de León. Audiovisuales: Camila Souto Lettiere. Funciones: jueves y viernes de octubre a las 21.00 en La Gringa (Galería de las Américas, 18 de Julio 1236). Las entradas, a $400, se pueden reservar al 099771839.