La noche anterior al 27 de octubre de 2013 fueron a ver a Mad Professor a La Trastienda. Leandro, que nunca había fumado porro, consiguió uno y lo llevó para la cita. La decisión tenía perfecto sentido en su cabeza. A la mañana siguiente, amanecieron con la noticia del día: Lou Reed había muerto. Sofía escuchó “Heavenly Arms” en una improvisada versión de Leandro y de inmediato sintió que podían seguir juntos por mucho tiempo.

Ya se conocían por amistades en común (por Ufesas, la banda anterior de su novio) y habían compartido madrugadas con películas en un cine casero de uno de sus amigos canarios, de Canelones ciudad, el lugar en el mundo donde la psicodelia de Las Cobras comenzaba a nacer.

“La psicodelia en la ciudad es más difícil. Todo es más oscuro”, dice Sofía (voz, teclados y composición de Las Cobras) Mucho antes, y a propósito de discos de El Kinto –uno de los grupos preferidos de Leandro– y de Ruben Rada, el cantante, guitarrista y compositor de Las Cobras recordó vívidamente al mítico bajista Beto Satragni, otro original de Canelones, en un mostrador de uno de tantos boliches canarios perdidos en la nada, en compañía de Hugo Fatturoso y otra leyenda de la música uruguaya, derrotado por las copas: “Lo que pasa es que Canelones era, y es todavía, un lugar de liberación. ¿Quién iba a llegar hasta ahí?”.

Con la buena recepción de Temporal –el primer disco de Las Cobras, editado en 2017– viajaron a Perú. En Lima descubrieron que la comida y las drogas son muy baratas, y la procesión de un montón de fieles de una virgen les cortó un show por la mitad que continuó gracias a una coima que fue a parar a los bolsillos de un policía. También estuvieron en Chile y esperan cumplir con las varias invitaciones para cumplir con fechas por Europa, postergadas por la pandemia.

Sin embargo, el brillo de sus ojos sólo cambia cuando me hablan de un show más o menos reciente en La Vasca, otro boliche perdido en el medio del campo en un pueblo conocido como Margat, entre Santa Lucía y Canelones. “Tocamos con Los Ultraman, hubo fiesta electrónica, tambores, tango”, y afuera, caballos”, dice Leandro. “En Santa Lucía también se ponía bueno. Una vez tocamos ahí con Contramarea, la banda del guitarrista Leo Bianco, en la estación de trenes. Se armaba una linda movida”.

De lunes a viernes los dos viven juntos en Ciudad Vieja; Sofía se levanta temprano y se toma dos ómnibus para llegar a tiempo, cada mañana, a una escuela en Aguas Corrientes donde trabaja como tallerista de arte. “Ahora estoy leyendo mucho terror”, dice sobre sus horas de viaje. Dejé un poco a los poetas beatnik y empecé con Stephen King, Mariana Enriquez, y también me gusta mucho Michel Houellebecq”, cuenta. Leandro prefiere las biografías de músicos, como la de Bruce Springsteen –otro de sus preferidos– y una de Richard Lloyd (guitarrista del grupo norteamericano Television) que recomienda. De lunes a viernes trabaja como psicólogo e investigador en el Centro de Investigación Básica de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República.

Fe, energías y descarga

Luego de escuchar sus discos con atención, se me ocurre preguntarles por sus creencias. No se lo menciono, pero pienso en Aleister Crowley y los discos iniciáticos de Black Sabbath.

“Soy extremadamente escéptico y muy atado al método científico. Y me molesta bastante la astrología y ese tipo de cosas. Con la música sí me pasa, que termina siendo una especie de descarga, como un escape”, dice Leandro, convencido.

Sofía lo detiene: “La energía es real”. Leandro le responde: “Sí, de uno mismo, pero lo digo no en el sentido esotérico”. Sofía concluye: “Depende, depende de la droga que tomes, y también creo un montón en los alienígenas”. Aunque más tarde, y pensándolo un poco más, agrega: “Me parece que nuestro único credo es la pertenencia a Canelones”.

Religiosamente todos los viernes viajan a su ciudad para quedarse todo el fin de semana en una sala de ensayo junto a sus amigos y su familia más cercana.

Sofía dibuja en un cuaderno el lugar desde donde salen sus canciones. Al costado está la amplia calle Rivera, alrededor hay una parrillada, una huerta, otra huerta y el fondo de otra casa, además de la de su madre. “Allá no hay nadie, no hay nada, no se escucha nada afuera. Por eso vamos para allá y nos encerramos”, dice. “Y de hecho, si armamos una banda también fue porque no había mucho para hacer”, agrega Leandro. Y remata: “Hace poco, para unas sesiones de streaming pandémica decoraron el lugar con papel de aluminio comprado en la ferretería del barrio. No tenía mucha onda la sala. En una tarde nos pusimos a pensar cómo cambiarlo un poco y le pusimos color. Un día habría que sacarlo, me parece. Ahora directamente podés hacer un pollo al espiedo ahí”.

Entre sus discos preferidos están Screamadelica, de Primal Scream, uno de Brian Jonestown Massacre y Taking Drugs to Make Music to Take Drugs To, de Spaceman 3. Una vez se desmayó en un recital de Spiritualized. “Lo que hacemos es completamente experimental y random. El otro día había sido mi cumpleaños, eran las cinco de la mañana, había bastante gente en la sala y a Darío se le ocurrió una línea de bajo; la grabamos y seguro la vamos a usar para un disco”, dice Leandro. Él elige nombrar a Bob Dylan entre sus influencias más importantes.

Un tercero

Se llama James Aparicio, es seguidor de Manchester United y trabajó con Depeche Mode, Mogwai, Moby y Nick Cave. Es la persona que un día les escribió entusiasmado y con la que actualmente están mezclando su tercer disco, que podría ver la luz en 2022. El vínculo londinense de Las Cobras comienza casi desde el comienzo del grupo, cuando los responsables del sello Fuzz Records se encontraron en internet con una de sus canciones y los ficharon con un contrato por cinco años. Con ellos ya editaron Temporal y su segundo disco, Selva, de 2020.

“A veces decís: “¿Tenemos que seguir trabajando con este método tan desprolijo de probar, en las noches de escabio, hasta que salga algo?”, se interroga Sofía. “Nunca ensayamos. Todo lo que hacemos sale de nuestras horas en la sala”.

“James, con su perspectiva, nos está ayudando a poner todas las piezas en su lugar. Si hay algo mágico en lo que hacemos es creer en nosotros mismos y que en una noche nos va a salir una canción”, suspira, y vuelve a tomar un trago de una cerveza de lata en las escaleras del Templo Inglés.

Ritual Monstruo, hoy desde las 20.30 en Sala Camacuá (Camacuá 575), con actuaciones de Las Cobras, Amazing One Man Band, Monkelis, Nico Barcia & Tito Sónico. Entradas: $ 450 por RedTickets. Comunidad la diaria, 2x1.


Luis Angelero

El guitarrista de Boomerang, Luis Angelero, presenta Lejos, su primer disco como solista, “un proyecto que une canciones nacidas de una guitarra con el rock, el pop y la búsqueda de una sonoridad propia y actual”. “La idea era que las canciones nos llevaran tanto lírica como sonoramente de un lado a otro, pasando de estar escuchando un power trio tocando a transiciones psicodélicas y beats, sin perder la simpleza de las canciones”, explica el músico en la gacetilla de prensa. La cita será el viernes a las 21.00 en la sala Hugo Balzo del Auditorio del Sodre. Las entradas se venden por Tickantel y valen $ 800.

La euforia de los derrotados

La euforia de los derrotados

La euforia de los derrotados

Hoy a las 21.00 y mañana a las 19.00 en el Teatro Solís siguen las funciones de La euforia de los derrotados, opereta en acto único dirigida por Tabaré Rivero y escrita en conjunto con Federico Guerra, a pedido de la Comedia Nacional. Participa en vivo la Banda Sinfónica de Montevideo bajo la dirección musical de Martín Jorge. Las entradas se consiguen por Tickantel a $ 250.

La Triple Nelson

El trío liderado por Christian Cary sigue con la gira de presentación de su último disco, Mi bien (2020), y hoy desde las 20.00 hará de las suyas en el Complejo Cultural Politeama de la ciudad de Canelones (Tomás Berreta y Florencio Sánchez). Las entradas se venden por Tickantel y valen $ 600.

Diego Kuropatwa (archivo, junio de 2018).

Diego Kuropatwa (archivo, junio de 2018).

Foto: Pablo Vignali

Kuropa

Diego Kuropatwa acaba de editar su nuevo disco, El lugar, y hoy a las 21.00 tocará en Magnolio Sala (Pablo de María y San Salvador), acompañado por Betina Chaves, Federico Mujica y Andrés Pigatto. Las entradas se consiguen por Tickantel a $ 600.

Cuarteto de Nos

La banda comandada por Roberto Musso acaba de lanzar una nueva canción –con video incluido–, “Fiesta en lo del Dr. Hermes”, y se presentará hoy a las 21.00 y mañana a las 19.00 en el Antel Arena. Las entradas se venden por Tickantel y van desde $ 750 a $ 1.600.