Lisa Nova (Rosa Salazar) es una joven directora de cine independiente que llega a Los Ángeles a inicios de la década de los 90 nada más que con lo puesto y con una enorme esperanza: el afamado productor de cine Lou Burke (Eric Lange) ha visto su cortometraje debut y quiere reunirse con ella.
Así, la artista se contacta con un amigo que vive en la ciudad para tener dónde llegar y en nada se está juntando con el excéntrico Burke, quien sin dudar le hace una gran oferta: transformar su corto El ojo de Lucy en un largometraje. Asesorada apenas por otro director en ascenso, Lisa firma contrato con Burke y allí comenzarán los problemas.
De algún modo el contrato no es lo que parecía, Burke era bastante más oscuro que lo que insinuaba, y de pronto Lisa ya no es dueña de su propia película, ni tendrá chances de adaptarla o dirigirla. Entonces hace su aparición Boro (Catherine Keener), una extraña mujer que atraviesa todo este submundo de producciones millonarias, fiestas, lobby entre estudios y cócteles, para ofrecerle a Lisa una curiosa forma de venganza: brujería.
Hechicería new age, muertos vivos estilo vudú y felinos vomitados
Brand New Cherry Flavor oficia ante todo como rescate de la obra del escritor de género Todd Grimson, quien todavía es muy poco conocido, aunque es considerado “el James Ellroy del horror” por ambientar toda su obra en Los Ángeles, siempre en los 90. Grimson es responsable de una novela de vampiros de culto (Stainless, o Acero en la edición en español), algunos cuentos cortos y la novela homónima que da base a esta serie.
Aquejado de esclerosis múltiple desde hace muchos años, el autor se prodiga poco y se muestra menos. Esta muy buena adaptación de su trabajo a cargo de Nick Antosca y Lenore Zion permite afirmar, aun sin haberlo leído, que es capaz de generar personajes complejos. El trío protagónico que conforman Lisa, Burke y Boro –quien orbita permanentemente entre ellos– está compuesto por caracteres tridimensionales, con varias capas de profundidad, y que irán revelando más y más matices a medida que transcurran los ocho episodios de la serie.
Ni Lisa (quien, en un principio, es la justa buscadora de venganza) será tan “buena”, ni Burke (inescrupuloso ladrón) será tan “malo”, puesto que mientras Boro genera más y más variantes de su curiosa hechicería orgánica, ambos irán escalando en una batalla que les hace perder el control, les genera pérdidas terribles y los lleva a hundirse en el fango.
Las cosas se irán volviendo más y más raras, la magia involucrada pasará de ser sumamente sutil a involucrar sacrificios, zombis esclavos, deformaciones físicas y a vomitar constantemente gatitos que son usados luego como combustible mágico, por lo que tanto Lisa como Burke (así como los desgraciados secundarios que tengan la mala fortuna de estar cerca de uno u otro) irán entendiendo que se han metido en algo que los supera y por mucho.
Este extraño cóctel de humor negrísimo, puntas de terror y mucho body horror (que recuerda directamente por momentos a David Cronenberg) se sostiene sobre todo en la labor de su trío protagónico. Tanto Salazar, quien hace unos pocos años fue Alita Ángel de Batalla y ahora descubrimos que en realidad no le habían agrandado tanto los ojos con CGI, como Lange, un veterano de mil batallas televisivas ahora con la posibilidad de brillar mucho en un gran rol, serán los rivales y enemigos en la batalla que se va descontrolando, y es imposible no hinchar (o, al menos, sentir algo de pena) por uno u otra en algún momento del relato. Catherine Keener, por su parte, suma otra enorme actuación a su carrera (qué novedad), componiendo en su Boro a una bruja muy peculiar que de a poco va cobrando dimensiones de horror cósmico, nada menos. Si algo se disfruta en Brand New Cherry Flavor es la interacción constante entre estos tres personajes.
Pero no es menor la premisa, que se va tornando más y más terrible y se sostiene con audacia. El relato incomoda permanentemente, y si la idea de que se vomitan gatos no fue suficiente, aclaremos que no es un producto para todos los gustos. Si hemos acusado a Netflix de producir más o menos lo mismo, ahora hay que admitir que Brand New Cherry Flavor es una bestia por completo diferente.
Brand New Cherry Flavor (Nuevo sabor a cereza), basada en la novela de Todd Grimson. Ocho capítulos. En Netflix.