Muchos quisieran tener el problema que tiene Marvel Studios. Después de 26 películas estrenadas con éxito desde 2008, algunos de sus actores más importantes se retiraron (por razones personales o narrativas) y los productores echaron mano a personajes menos populares del extensísimo universo creado principalmente por Jack Kirby junto a Stan Lee.

En esta ocasión el foco está puesto en la raza del título, unos personajes desarrollados por Kirby en su regreso a Marvel Comics después de un exilio motivado por las condiciones poco favorables de trabajo que tenía en la editorial. Después de un pasaje por DC Comics en el que creó la saga del Cuarto Mundo, volvió por unos pocos años al lugar donde surgieron sus creaciones más recordadas y se despachó con una historia en la que continuó volcando su interés por personajes cada vez más grandes y cada vez más poderosos.

No era sencilla la tarea de la directora y coguionista Chloé Zhao, flamante ganadora del Óscar a la mejor dirección por la intimista y paciente Nomadland. Tenía frente a ella una suerte de ópera espacial, con diez personajes completamente nuevos (en las películas y para la mayoría de los espectadores) que se encuentran en medio de una disputa entre una raza de seres cósmicos y unos monstruos que atacan los planetas a los que protegen. Esta no es una aventura sencilla al estilo de las entregas de Guardianes de la galaxia ni un apéndice cósmico de lo que veníamos viendo, como Capitana Marvel. La apuesta es otra y los riesgos son mayores.

La película comienza con un texto que oscurece más de lo que aclara, ya que los protagonistas se encargarán de exponer y explicar lo que está ocurriendo en más de una ocasión. Solamente digamos que los Eternos son los enviados de los Celestiales que llegaron a la Tierra hace 7.000 años para cuidarla de los peligrosos (y feos) Desviantes. Esta misión es tan importante, que tiene prohibido meterse en otros conflictos, algo necesario para explicar por qué no se hicieron presentes en los 25 conflictos cinematográficos anteriores.

Zhao logra mostrar en buena forma la influencia de esos dioses que caminan entre nosotros, desde su llegada y en diferentes etapas de la evolución de la humanidad. Sin embargo, cuando la acción se traslada al presente la historia no logra levantarse mucho más de lo genérico, lo cual es irónico para una entrega que es bastante independiente de la historia que se está llevando al cine desde hace 13 años. La fotografía, que tan bien funcionaba para contar la vida de una mujer que recorría Estados Unidos en su motorhome, no le hace justicia al mundo superheroico, y mucho menos a la imaginación de Kirby, cuyos dibujos solía saltar de la página incluso antes de que existieran métodos modernos de coloreado. Si hasta el diseño de los Celestiales abandona la visión del creador original para acercarse peligrosamente a un Transformer de Michael Bay.

Eternals entretiene, con su combinación de Watchmen Light (un asesinato en el mundo de los superhéroes que reúne a la pandilla de nuevo) y una amenaza a escala global. Peor se enfrenta al peso de su mitología compleja, que incluye, de nuevo, diez seres con diez poderes distintos y diez personalidades diferentes. Lo bueno es que semejante cantidad permite que el elenco (con figuras como Angelina Jolie, Salma Hayek, Richard Madden y Kumail Nanjiani) sea naturalmente diverso.

Es Nanjiani quien comanda los mejores momentos de la película, en los que el humor funciona y los lazos entre dioses y humanos quedan mejor establecidos. El Kingo de Nanjiani, estrella de Bollywood desde hace un siglo, lleva a su “valet” a todas partes para documentar lo que está sucediendo, aunque “lo que está sucediendo” tenga varios giros, algunos más necesarios que otros. Gemma Chan es quien carga con el mayor peso del drama, mientras que Madden es el que más disfruta del uso de sus poderes.

Marvel tiene experiencia en eso de villanos bidimensionales y así son los Desviantes, por más que al cierre surjan matices en otros personajes y la historia se separe del intercambio de golpes. Pero la necesidad de pegarse al espíritu del material original, que tantos buenos resultados les dio, aquí vuelve necesarias las escenas en las que un personaje hace cuatro o cinco preguntas consecutivas para que se entienda la acción.

Eternals presenta a demasiados personajes en una sola cinta, con poderes que los acercan más a los dioses que al superhéroe urbano, en una historia que por momentos se toma demasiado en serio y suele estar filmada un poco oscura de más. En definitiva, Chloé Zhao hizo una película de DC Comics, así que no esperen que la crítica la alabe en forma unánime.

Eternals, de Chloe Zhao. 157 minutos. En complejos de salas de todo el país.