Un activista, un boxeador, un jugador de fútbol americano y un cantante entran a una habitación. Parece el comienzo de un chiste, pero no lo es. Son cuatro figuras destacadas de la cultura afroestadounidense (Malcolm X, Muhammad Ali, Jim Brown y Sam Cooke) las que se encuentran en un hotel de Miami en febrero de 1964, la noche en que Ali, que todavía se identificaba como Cassius Clay, se coronó campeón del mundo de los pesos pesados.

Durante una hora y media, las cámaras acompañarán a estos íconos de los derechos humanos, el deporte y la canción mientras conversan amablemente sobre las vidas de cada uno de ellos, pero también cuando discuten acerca de las distintas formas en que encaran la lucha por la igualdad racial.

Si Una noche en Miami parece teatral es porque adapta la obra del mismo nombre estrenada en 2013. La versión cinematográfica está dirigida por Regina King, que viene de protagonizar la multipremiada serie Watchmen y ya logró varias nominaciones a los Globos de Oro, incluyendo las categorías mejor película y mejor dirección.

Kingsley Ben-Adir (Malcolm X), Eli Goree (Clay), Aldis Hodge (Brown) y Leslie Odom Jr. (Cooke) realizan cuatro potentes actuaciones que recuerdan el racismo en Estados Unidos en los años 60 y permiten contrastarlo con el aún imperfecto presente, tanto en la nación del norte como en muchas otras, incluyendo la nuestra.

Los dos primeros son quienes mueven la mayor parte de la trama, ya que Malcolm X está pensando en dejar la Nación del Islam y Clay, con sólo 22 años, está en la cima del mundo y empezando a abrazar la fe musulmana. Sus colegas están en cruces de caminos vocacionales y son fundamentales para avanzar en la trama, que siempre vuelve a la bravuconería del boxeador y la paranoia (que luego sería confirmada) del líder social.

Una obra que no precisa efectos especiales para hacer la conversación atractiva, y que logra incomodar de la mejor manera al espectador, que es cuando lo hace cuestionarse manteniendo la mente abierta. Se puede resumir en un parlamento de Jim Brown: “Esta es una noche fucking extraña”.