Desde hace cinco años las ficciones turcas pasaron a integrar nuestro menú de entretenimiento con total naturalidad, primero con cierto destaque llamativo (el que da lo pintoresco) y luego como parte natural de la oferta televisiva.

En particular las telenovelas turcas han invadido América Latina, y allí donde antes seguíamos ansiosos los culebrones colombianos, las historias argentinas o, con algo de suerte, las megaproducciones brasileñas, ahora se suman las propuestas turcas que –pasos más acá, pasos más allá– no se diferencian demasiado de las que conocíamos antes: romances imposibles, traiciones, revelaciones inesperadas y todo lo que es adecuado para acompañar el mate de la tarde mientras se espera el informativo.

Lo que ha garantizado esta masiva producción del país euroasiático es una capacidad formal de generar contenidos de interés, relevancia y nivel competitivo ante cualquier examen. Basta con recordar, por mencionar tan sólo una, la excelente película Mustang, de la directora Deniz Gamze Ergüven, estrenada en 2015 y nominada al Oscar en la categoría mejor película extranjera.

Por tanto, no es una particular sorpresa descubrir que Netflix ha girado también en esta dirección sus cañones y que este año estrene una serie realizada en Estambul, que demuestra –una vez más– que talento hay en todas partes y que series buenísimas pueden venir de cualquier lado: 50 m2, de Burak Aksak.

Sicario remendón

Gölgue (Engin Öztürk) no tiene pasado. O, mejor dicho, no lo recuerda. No sabe su verdadero nombre –Gölgue es un apodo que significa “Sombra”– ni qué pasó con sus padres o de dónde viene. Sí recuerda que Servet (Kürşat Alnıaçık) fue quien lo rescató de las calles, lo crio como a su propio hijo y lo fue moldeando poco a poco en un sicario perfecto, uno que cubre las espaldas del propio Servet y elimina a quien haga falta con un grado de efectividad pasmoso.

Pero ese vacío existencial va minando poco a poco sus ganas de vivir y, a pesar de que Servet se opone rotundamente, trata una y otra vez de recuperar su origen. He aquí entonces que aparece un periodista que busca destruir a Servet y sus negocios, y ofrece a Sombra una propuesta indecente: su identidad y pasado a cambio de información que derroque a su jefe. Sombra acepta, pero todo se complica de inmediato: Servet se entera, el periodista desaparece y Sombra está de repente en fuga.

Librado a su suerte y sin tener a dónde ir, Sombra termina ocupando el lugar de Adem, el hijo del recientemente fallecido sastre de una zona muy humilde de Estambul. El barrio es víctima de expropiación de bienes raíces, carcomido por la crisis y la pobreza, aunque todavía lo habita buena gente, que recibe a Sombra –bah, a Adem, creen ellos– con toda generosidad y calidez.

La recepción desarma la coraza del sicario y, de a poco, lo lleva a interceder una y otra vez por la barriada, al tiempo que se mantiene escondido de su exjefe, quien de a poco tendrá más y más que ver con la situación. Sombra permanece escondido en esos 50 metros cuadrados que ocupa la sastrería.

Con un tono muy medido que va desde la comedia de acción –hay mucho humor negro– al drama familiar, 50 m2 compone un relato tenso y adictivo, basado en la interacción estilo sapo de otro pozo de Sombra/Adem en ese lugar al que no pertenece pero con el que se siente por completo en deuda.

La producción es impecable y muestra una cara no turística (pero igualmente hermosa) de Estambul, al tiempo que pone en evidencia el gran nivel actoral que tiene a disposición el país. De un elenco tremendo –Tolga Tekin, la hermosa Aybüke Pusat, Özgür Emre Yıldırım, Yigit Kirazci– destaco la labor de los dos más veteranos, y con margen los más graciosos, Cengiz Bozkurt y Tuncay Beyazıt, con un gran protagónico de Öztürk (quien parece ser el clon perfecto en turco de Kenneth Branagh), convincente para la acción, el drama y el humor.

Estos primeros ocho episodios se devoran a toda velocidad, y cabe advertir que hay tremendo cliffhanger en el cierre, de esos que dejan protestando al espectador frente a la pantalla y esperando una segunda temporada que ya se está tardando Netflix en confirmar.