La serie de ficción Cloba (con los ojos bien abiertos) narra las aventuras de niños, niñas y adolescentes mientras transitan el proceso de creación de piezas cinematográficas.
Carolina Deveras, directora y guionista de la serie, recuerda cuando llegó la televisión a su casa: “Sólo pasaba frente a la pantalla memorizando los jingles y publicidades. Mirar los dibujitos era todo en ese momento, fue como descubrir la magia”. Por otro lado, Camila Larroca, la directora de arte, dice que ya desde niña el mundo de los colores, la luz “y todo ese entrevero” era algo que la cautivaba. Ambas están atravesadas por experiencias que transitan entre la educación y el arte. Forman parte de TAA, la escuela de cine para niños y niñas que funciona desde 2012. En 2018, Cloba fue aprobada por Plan Ceibal como plataforma virtual que permite llevar las herramientas y conocimientos sobre cine a las escuelas y liceos públicos del país con el fin de que cada grupo pueda realizar su cortometraje.
En la temporada inaugural, cada uno de los cuatro capítulos representaba una de las etapas de la realización cinematográfica. La experiencia pedagógica permitió conocer a cerca de 6.000 estudiantes de diferentes partes del territorio nacional a través del cine y fue también la motivación para realizar otras dos temporadas que siguieran con la propuesta. En total, hoy la serie tiene 16 capítulos que colocan a los niños, niñas y adolescentes como protagonistas apasionados en el acto de crear, que para Carolina es parte de creer.
Sobre educar con arte y crear educando conversamos con ellas.
¿Cómo surge Cloba?
Carolina Deveras: Cloba nació con un fin educativo. Cuando nos aprueban el proyecto desde Ceibal comenzamos a poner en marcha la plataforma y a guionar los episodios. Luego en el casting los personajes empezaron a cobrar vida. De allí surgieron estos adolescentes que ya son hoy mi familia. Viviéndola sentí el potencial que tenía como ficción en sí misma por la fuerza que tiene ver a los adolescentes en pantalla. Así que después de rodar la primera, enseguida me quedé con ganas de empezar a guionar una segunda y una tercera temporada con esta idea del cine como excusa. En la primera temporada la excusa de estos amigos es encontrarse para hacer una serie de ficción, en la segunda temporada es hacer un documental y en la tercera temporada un stop motion. De alguna manera, mientras les suceden cosas a estos adolescentes en su vida cotidiana atraviesan la experiencia de crear los tres géneros cinematográficos.
¿De dónde viene esta apuesta por juntar el mundo del cine con el de la educación?
Carolina Deveras: Hay algo artístico en el educador así como algo de educador en el artista. Es difícil pensar Cloba sin TAA. No me lo imaginaría porque, los causantes de que exista Cloba son los miles de estudiantes con los que hemos trabajado con la plataforma de TAA. A través de estos talleres hemos conocido la realidad de todos estos pequeños cineastas muy diferentes. En plena dictadura se armó un proyecto que se llamó Plan Deni, en el que artistas y educadores de Cinemateca Uruguaya hacían talleres con niños y adolescentes como una forma de resistencia. Este fue un antecedente que marcó en América Latina. Saber de esto me dio impulso y hoy TAA también es un referente en la región. Me invitan a festivales, a dar talleres, a llevar la experiencia como un lugar donde el espacio que se genera es de los estudiantes. Trabajar el cine en el aula con niñas, niños y adolescentes permite que los roles de estudiante y profesor, que se ven tan claros en la educación formal, desaparezcan para ser todos creadores.
Camila Larroca: Cursando la Universidad de Integración Latinoamericana [Unila], ubicada en Foz de Iguazú, Brasil, donde estudiaba cine, surgió la oportunidad de dar talleres a gurises y gurisas de la escuela pública en la triple frontera, en el marco de extensión universitaria. Lo encaré con un miedo bárbaro, pero en esas prácticas fue cuando descubrí lo que dice Caro: no es que nosotros vamos a llevar un saber, sino que en ese compartir se genera el saber, más allá incluso de lo que significa el trabajo en grupo o en equipo. Me pasó el año pasado en una de las clases que uno de los gurises me dijo: “Vos en realidad estás acá y nos ayudás, pero nosotros somos los protagonistas”, y me emociona hasta contarlo porque yo también me siento así. Es genial poder lograr eso y que salgamos de ese mundo adultocéntrico al que estamos acostumbrados. Hacer el ejercicio de salir de nuestra postura también es importante. Me parece que esto de hacer cine viendo cine tiene que ver no sólo con mirar el cine como tal sino con relacionar lo que yo veo con lo que vivo y transmitirlo artísticamente. Siempre hago hincapié en ver el mundo como si fuera un cine.
¿Cómo fue el proceso de realización de Cloba y de qué manera entienden los roles en el cine?
Carolina Deveras: Los primeros tres episodios los trabajé de manera colaborativa con dos profes del taller, con la intención de que fueran para este proyecto de Ceibal, y después toda la serie la escribí yo. El encare fue muy parecido a lo que sucede en TAA. Teníamos claro que los niños iban a ser los protagonistas y que los adultos que estuvieran alrededor serían secundarios, acompañando. El proceso de escritura fue bastante rápido porque tenía un objetivo concreto de ser las cuatro etapas de la realización. Ese fue mi hilo narrativo: crear un cortometraje en cuatro etapas. Después, ya en la segunda y en la tercera, mezclé asuntos más personales: lo que significó el cine en mi infancia y adolescencia. Yo vengo de una casa que no tenía el privilegio de tener acceso a la cultura; no iba al cine, no iba al teatro, me quedaba en casa cuidando a mi hermana. En la serie hay algunas referencias a mi experiencia, en la temporada tres. Ana, la niña protagonista, está muy relacionada con una frase que yo le digo a todo el mundo siempre en el rodaje: crear es creer. Es muy difícil filmar acá en Uruguay. Los recursos para filmar –más aún si se trata de contenidos infantiles– son muy escasos, entonces con poquitos recursos conseguimos armar una serie que está hermosa, que tiene mucho amor y que coloca esta creencia de que cuando uno está creando está creyendo: en el compañero, en la obra en sí misma y en uno mismo. El proceso colaborativo está tan presente que la primera vez que vi armado el cuarto de Ana me emocioné muchísimo.
Camila Larroca: En la primera temporada fue muy colaborativo, pensando mucho en la relación de la serie con la escuela. Incluso cuando se pensó la dirección de arte de la segunda temporada me pasó que no podía despegarme de esa metodología porque inevitablemente va de la mano con ese proceso, ya que incluso dos de los actores de la serie estudiaron con nosotros. Las opiniones que el actor manifestaba se hacían parte del diseño del arte. No era que el departamento de arte bajaba el verticalazo de cómo iba a ser el arte. Más allá de los tecnicismos propios de la disciplina, lo importante es saber transmitir la emoción que el otro quiere proyectar. Salir del lugar propio de adulto y tomar decisiones junto con personas más chicas, que en este caso son los actores, es lo que le da la fuerza a este proyecto.
Mi propuesta al departamento de arte parte de que, ya sea en documental o en ficción, los personajes estén relacionados con lo que se va filmar y a mostrar. Esta propuesta viene de mi trabajo de egreso de la Unila, un documental que se llama Putta, sobre la prostitución en la triple frontera, que tuvo mucha exhibición en diferentes lados, incluso en la Cinemateca. Esa fue mi primera experiencia con esta metodología de trabajo, y me parece que quedó alucinante. En Cloba intenté proponer eso, porque me pareció que era una buena vía para este proyecto y también tiene que ver con mi formación en antropología; creo que influye mucho la importancia de la relación con la otra persona. Más allá de que estamos trabajando con ficción, documental o animación, vos también estás trabajando con la vida, y se trata de respetar esa relación con lo que estás creando.
¿Cómo evalúan el impacto de esta propuesta colaborativa en los gurises?
Carolina Deveras: Se los ve felices Ya van tres generaciones que egresan de la escuela y lo que me resulta más impresionante es la comunidad que se gesta en este espacio. Vienen con gusto, a veces pasan horas en el taller. Creo que esto responde a que se trata todo el tiempo de configurar un espacio en donde no haya ningún tipo de restricción para la creación. Hay un programa que va a salir ahora en Esdrújula TV, creado por adolescentes, estudiantes de acá que armaron un programa periodístico. Para nosotros, que ellos se potencien y se sientan parte y dueños de este espacio es todo. Siempre les digo que no importa qué pase en el futuro: hoy sos esto y tenés este deseo y esta necesidad expresiva, entonces vamos a hacerla. Creo que nuestra mejor versión es cuando somos niños, nuestro ser verdadero es ese ser que somos como cuando éramos niños. Mi viaje como creadora es reencontrarme con esa niña siempre, y Cloba me ayuda a estar en contacto con ella.
Camila Larroca: Es un espacio en el que, al compartir un interés común, no se sienten excluidos. Eso lo cambia todo. Las familias se comunican con nosotros para decirnos que luego de pasar por TAA los gurises cambian. Estar acá creando genera hábitos que son muy significativos en la vida de todos los que estamos acá. Nosotros realizamos el FestiTAA, un festival en el que proyectamos los cortos que realizamos a fin de año en la escuela y también los que se realizan a través de Cloba. Es en ese momento que tomamos contacto en persona por primera vez con los realizadores y los docentes que participan en el proyecto desde la plataforma virtual. Es muy emocionante recibir el amor y la alegría de todos; nos confirma que esta forma de práctica y de pedagogía es posible y necesaria.
Cloba va los martes y jueves a las 17.45 por TV Ciudad.
Lo que desborda
El jueves 11 a las 21.00 se estrena Borrasca en la sala Héctor Tosar del Auditorio Nelly Goitiño del Sodre. Sofía Etcheverry dirige esta pieza de Raquel Diana ganadora del concurso de obras inéditas Cofonte 2019. El extrañamiento ante lo conocido, subraya, pone en alerta los cuerpos. Raquel Diana y Carlos Sorriba (Matilde y Vicente) son los protagonistas de esta “comedia interior, más bien patética”, sobre una pareja cuyo frío vínculo lleva un tiempo no explicitado. La autora los coloca en una cama móvil, en la que no pueden dormir, alterados por una gotera en una noche tormentosa, y la ficción avanza a través de “pequeños cuadros sobre profecías autocumplidas”. La obra fue escrita antes de la pandemia por covid-19 y, como señala la producción, “parece un presagio: habla de una epidemia, de un virus, entre otros factores que desencadenan el miedo. Y haberla ensayado durante todo 2020 la resignifica, porque hay tantas maneras de estar muerto en vida, de vivir sin oler, de caminar sin mirar, de hablar sin escuchar”.
Las funciones continuarán el 12, 13, 14, 18, 19, 20 y 21 de marzo. Entradas por Tickantel y boletería de la sala.
Del delirio a la lucidez
Paciente, alumna, amiga, amante, colaboradora y colega de Carl Jung, Sabina Spielrein (1885-1942) desarrolló en sus diarios, sus cartas y sus escritos teóricos algunos principios que más tarde aparecerán en las obras tanto de Jung como de Sigmund Freud. Sin embargo, su historia estuvo oculta durante mucho tiempo.
A partir del 11, todos los jueves de marzo y abril a las 21.00 Angie Oña regresa con un unipersonal que reivindica sus aportes y dibuja su dramática vida. Ser humana, escrita e interpretada por Oña, bajo la dirección de Freddy González, va ahora en el teatro Victoria (Río Negro 1479). Reservas: 2901 9971.
Conferencia por el 8M
En el marco del Día Internacional de la Mujer, Sala Verdi anuncia el conversatorio “Teatro y utopía”, que brindará la socióloga, autora, montajista y programadora Lucero Millán (Culiacán, Sinaloa, México), directora del teatro Justo Rufino Garay (Nicaragua), fundado en 1986, la primera sala de teatro independiente de ese país. La exposición será emitida el lunes 8 a las 19.00 por el canal de Youtube de la sala municipal.
Aprender danza
Hay tiempo hasta el 8 de marzo para que principiantes y profesionales se inscriban en los talleres de danza que propician el Sodre y el Instituto Nacional de Artes Escénicas (INAE, Zabala 1480) en el marco del Festival de Verano. Por un lado, Manuela Montalto guiará “Movientes con movidas” el 11 y 12 marzo en el INAE; al día siguiente, Jesica Schapira será la docente de un taller para familias que tendrá lugar en el Auditorio Nacional Adela Reta (Andes esquina Mercedes), en tanto que el 15 y 16 de marzo Andrea Arobba trabajará con los más experimentados sobre “Cuerpo, espacio, relación, tiempo”.
Más información en gub.uy/mec/inae o dirigiéndose a [email protected].