“Lo que pasa con el tango es que todavía está muy asociado a la gente grande. Yo estoy adentro y conozco gente de mi edad y más joven, pero es la visión que tienen muchas personas. Y si lo asociás con lo viejo, es difícil que se difunda”. Así opina Rosalía Alonso, joven realizadora audiovisual que decidió concentrar todo su amor por el tango en una serie de televisión. Cambalache, que se estrena el martes por la pantalla de TNU, cuenta la actualidad de un género musical cuyos rumores de muerte han sido exagerados.

“Yo bailo desde la adolescencia y cuando empecé a bailar era la más chica por lejos”, cuenta Alonso. “Después me fui vinculando con gente que tenía mi edad y me dieron ganas de filmar lo que estaba pasando. Nunca fui bailarina profesional, no canto, no escribo, pero estaba trabajando en proyectos audiovisuales y era lo que podía aportar”.

Después de su experiencia como productora en la serie Feriados y convencida de que al tango “le falta difusión”, retomó un proyecto que había comenzado a escribir en 2014. Para ello buscó la ayuda de Monarca Films, la productora de Eugenia Olascuaga y Valentina Baracco. “A las dos les gustó la idea y lo empezamos a bajar a tierra y ver las vías de financiación, que es lo que frena cualquier proyecto”.

“Las tres trabajamos muy unidas”, explica la guionista y directora. “Si bien asumí este rol, todo el equipo fue muy colaborativo. Me llevo de aprendizaje que algo bueno para los demás es bajar la guardia, preguntar y decir ‘esto no lo sé’. Terminamos colaborando pila”.

De lo que sí sabía era de tango, algo que la mayoría de su equipo de trabajo desconocía, pero terminó siendo algo positivo. “Estuvo buenísimo, porque me ayudó a tener miradas objetivas sobre mis puntos de interés y lo que se necesita saber. Es un género que me gusta mucho y hace más de 15 años que bailo, entonces puedo perder ese punto de vista. Y yo no quería que Cambalache fuera una serie para alguien que le gusta el tango, sino que fuera entretenida para alguien que no conoce nada. Quería sacar al tango de ese lugar que se piensa que es medio aburrido”.

Decidirse por ese punto de vista personal no le resultó sencillo y tuvo que ser convencida en diferentes talleres en los que participó. “Las devoluciones de compañeros y tutores eran: ‘está buenísima la idea, pero tenés que meterte un poco más vos’. Una serie de tango la puede hacer cualquier persona, pero mi interés era genuino y tenía que estar reflejado”.

Cada capítulo de Cambalache está dedicado a un aspecto del tango: la historia, las voces, la música, el baile, las letras, las orquestas, el bandoneón y el género. Todo comienza recorriendo el camino desde sus orígenes hasta nuestros días, y el resto de los temas surgieron de manera orgánica. “Empecé a pensar qué cosas me llamaban la atención del tango. El baile era un capítulo, y cuando aprendés a bailar sin estar tan pendiente de lo que hacés, descubrís la música”.

“Después de que escuchás la música, escuchás las orquestas, y te das cuenta de que hay estilos y que cada una tiene el suyo: más rápido, más lento, más bailable. Después las letras, la poesía. Y las voces: cómo cantamos, qué queremos cantar. De estudiante hice muchos trabajos sobre el bandoneón y es un tema que me fascina. Es un instrumento increíble por su sonido y su historia, así que hay un capítulo para el bandoneón”.

El cierre es para la temática del género. “Creo que en el tango y la sociedad vemos un montón de cambios. En las primeras milongas a las que iba, yo era muy chica y había una tensión de los hombres sacándome a bailar, desde el lugar que lo hacían, que me generaba conflicto. A medida que fui creciendo, vi cómo el tango iba cambiando y cómo la gente se iba acomodando. Ya en 2014 sabía que tenía que hacer un capítulo reflexionando sobre eso”.

El criterio de selección de los entrevistados se basó en edades y afinidades: “Hay un montón de gente que no quedó en Cambalache. Las personas que participan fueron elegidas porque son de mi generación. Se acercaron al tango en los 2000. Tiene que ver con esta mirada muy personal, que fuimos trazando con las personas que nos encontramos en el camino. Entrevistados que decían: ‘¿no hablaste con fulano?’. Nos dejamos llevar en esa”.

Siglo XXI, cambalache

Al hablar de la actualidad del tango, Alonso cita a la cantante Giovanna Facchinelli, quien, entrevistada para la serie, dijo: “El tango es un sobreviviente”. La realizadora comparte estas palabras. “Le pasó toda su vida. Si repasás la historia, con Gardel era una cosa y cuando murió fue otra. Reflotó en los años 40 con las orquestas y los bailes, pero después se puso de moda el rocanrol y la música tropical, y el tango desapareció. Volvió con Astor Piazzolla. Realmente es un sobreviviente”.

“Se está haciendo tango nuevo, y creo que se va a cuestionar eternamente si lo nuevo es tango o no. ¡Algunas personas lo hacen con Piazzolla! Te dicen que hasta Osvaldo Pugliese era tango, ‘y ya Pugliese era un poco loco para las cosas que hacía’. Esa visión siempre va a estar, aunque yo no la comparto. Como cualquier género musical, cuando vos lo querés hacer lo tenés que intervenir. Y para intervenirlo tenés que escribir una canción nueva o tocarlo de otra manera”.

Alonso hace énfasis en lo subjetivo del asunto. “A mí me gusta que se hagan cosas nuevas. No soy una persona que sepa todo del tango, pero ya me aburre escuchar cosas tan viejas. A veces me copo y escucho a Edmundo Rivero, pero sale una letra machirula y ya me emboló, no me dan ganas de seguir escuchándolo”.

“Me gusta escuchar tango nuevo, me gusta escuchar cantantes nuevas. En Buenos Aires se están haciendo cosas buenísimas. Hay un cantante, Alejandro Guyot, al que le dio por hacer temas de David Bowie en español y hechos tango, y está buenísimo. Alguien dirá que no es tango, pero eso pasó siempre”.

Cambalache se estrena el martes a las 21.30 en TNU, y va los martes y jueves a esa hora. En el segundo semestre del año se exhibirá en TV Ciudad. Todos los capítulos cuentan con lengua de señas.