En el marco del XX Festival de la Imagen, cuya programación estará disponible hasta este lunes 14 de junio en la plataforma gratuita Retina Latina, está disponible el cortometraje colombiano Líneas invisibles (2020), del realizador Wilson Arango. “Vengo de las artes plásticas y para mí siempre ha sido un motor la representación del horror, de lo abyecto, de la barbarie y las masacres”, explica Arango a la diaria.
Documental de ensayo, Líneas invisibles busca exponer no solamente situaciones de injusticia política en Colombia, sino también el rol del propio dispositivo que permite registrarlas. Territorios y conflictos son sus ejes.
Líneas invisibles tiene su origen en un documental previamente realizado por el director y Edna Sierra, con quien formaron la productora Animal Films. “Líneas invisibles nace a partir de otro documental, que se llamó Ruta 60. La intención temática es algo que yo he perseguido durante todos mis trabajos. Esa primera película retrata las desapariciones forzadas, lo que llamaban las ‘pescas milagrosas’ sobre una autopista. En medio de su desarrollo hubo algo que para mí fue un gran hallazgo: las imágenes de archivo. Tuve la suerte de poder trabajar con la Casa de la Memoria y, a partir de allí, tener acceso al archivo del ejército, de la Cuarta Brigada. De hecho, la imagen con la que comienza Líneas invisibles, el bus prendido fuego, proviene de ese archivo. Hace 20 años había un complejo para movilizarse, porque si tú te ibas de la ciudad podría pasarte lo que se ve en la imagen. Cuando voy a hacer Líneas invisibles lo que ocurre es que también me encuentro con un fenómeno de desplazamiento intraurbano. Es decir, cuando yo hice Ruta 60 estaba abordando los desplazamientos del campo a la ciudad. A partir de otras imágenes de quemas de buses, dentro de la ciudad, es que empiezo a atar cabos entre la pieza anterior y la situación actual. Luego de 20 años, los fenómenos de desplazamiento siguen estando cerca”, dice Arango.
Por una parte, el documental narra con imágenes, y por otra, una voz en off reflexiona, no solamente concluyendo ideas sino también resignificando la imagen. “Estaba en la búsqueda de interpretar cómo aquella violencia se inserta en esos territorios. Si bien yo trato de darles forma a mis trabajos a partir de la experiencia, no soy víctima en primer plano del conflicto ni he estado en medio de la guerra. En esa medida para mí también es muy importante construir una representación a través de la voz. La forma de mis documentales, lo que toman como punto de partida, son la imagen y la palabra. A su vez, me parece importante trabajar con el testimonio, entonces, de esta forma encontré una manera de hacerme partícipe dentro de este relato para, justamente, poder cruzar todas esas líneas narrativas, porque en gran medida no es mera información, sino que estaba tratando, a partir de ese video, construir que ese tipo de violencia empieza por nuestro propio cuerpo y lo transmitimos a otros espacios. Yo creo que por un lado están las voces de esos líderes que realmente habitan el territorio y construyen esa memoria, pero por otra parte también está la voz de alguien que puede ver y entender eso desde afuera, y esto me ha ayudado a encontrar mi propia voz, también como relato”, dice el director.
La apuesta autoral de Wilson Arango tiene el conflicto político, la guerra, la masacre y lo abyecto como disparadores, no solamente de una reflexión sobre una circunstancia sino como una forma propia de poner en duda la misma práctica del cine.
Así lo ve el realizador: “La pregunta de para qué sirve una imagen es el motor del documental. Lo que yo estoy buscando es generar esa conciencia de la imagen. Por eso yo creo que cada dispositivo y cada medio determinan un lenguaje, y en la medida en que uno tiene la conciencia de ese lenguaje, puede construir una voz. Por otro lado, me interesa mucho en el documental esa línea del ensayo, diario fílmico, que, digamos, tiene mucha más conciencia de esas herramientas. La gran mayoría de colombianos han vivido el conflicto a través de imágenes de noticieros. Mi reflexión es justamente tratar de expresar eso y plantear que el conflicto es mucho más que estas imágenes oficiales de los medios masivos. Mi interés es hablar del conflicto, pero sobre todo reflexionar sobre los mecanismos de representación de este”.
Líneas invisibles, de Wilson Arango. Hasta el lunes en la plataforma gratuita www.retinalatina.org.