El 30 de mayo, el gobierno anunció la realización de una experiencia piloto de espectáculo con medidas sanitarias para la totalidad de todos los presentes, en consonancia con grandes eventos realizados en Europa desde fines del año pasado. La iniciativa fue difundida por el asesor presidencial Nicolás Martinelli en su cuenta de Twitter e identificada como “pase responsable”.

La cita fue el sábado 5 de junio en el Auditorio Adela Reta del Sodre, con un centenar de invitados. Entre ellos se encontraban autoridades del instituto, del Ministerio de Salud Pública y del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), además de legisladores de las comisiones de Salud de Senadores y Diputados. Todos ellos debieron pasar un control de temperatura, realizarse un test de antígenos y esperar el resultado en un lugar apartado. Si era negativo (lo fue en 100% de los casos), el dato era cargado en sus celulares y con eso podían ingresar a la función, manteniendo el tapabocas todo el tiempo.

Esta medida busca la reapertura de las actividades en un entorno seguro y permitiría aumentar el aforo de los eventos y habilitar la vuelta de actividades cerradas, como los salones de fiestas. Sin embargo, tanto Martinelli como el titular del MEC, Pablo da Silveira, se encargaron de aclarar que no será obligatoria.

Entre las posibilidades que se manejan para el pase responsable está un derecho de admisión por parte de los organizadores de un espectáculo solamente para aquellas personas que tengan las dos dosis de la vacuna y 15 días de recibida la segunda, o aquellos que recientemente hayan atravesado la enfermedad. Estos datos estarían disponibles en la aplicación Coronavirus UY y en otras herramientas capaces de generar un código QR que pudiera ser presentado en el ingreso.

Sin embargo, si la intención de quien organiza es que puedan ingresar tanto personas vacunadas como no vacunadas, en ese caso los test deberían hacerse a la totalidad de los asistentes para proteger al segundo grupo, ya que existe la posibilidad de que el primero contagie. Esta logística es que la que se probó el 5 de junio.

Las primeras repercusiones de la prueba piloto tuvieron lugar mientras se llevaba a cabo la experiencia piloto. Durante la presentación de Workshop Coreográfico 2021 en la sala Hugo Balzo, además de la presencia de activistas antivacunas se manifestó la Red de Artistas Circenses del Uruguay (RACU).

Esta movilización, que se realizó respetando la distancia física y utilizando tapabocas, tenía el objetivo de repudiar la implementación del pase, por entender que es una medida “elitista y arbitraria” que vulnera el derecho de acceso a la cultura. Además, la RACU criticó la toma de medidas de este tipo sin “la participación y el diálogo” con los diferentes sectores culturales involucrados.

Quienes también mostraron sus reparos fueron los integrantes de la Federación Uruguaya de Teatros Independientes, quienes marcaron como negativo que las personas tengan que llegar “45 minutos antes para someterse a un test, después del cual le dirán si puede entrar”. Para ellos habrá una consecuencia: “La gente se va a quedar en la casa”.

Desde el colectivo Uruguay es Música (UEM), que nuclea a productores, mánagers, salas privadas y gestores culturales, se convocó a una conferencia de prensa el lunes 7. Allí presentaron un plan de reactivación de los shows con público presencial, que comenzaría con el mismo aforo de 30% que existía antes del decreto de suspensión de espectáculos.

Con respecto a implementar un pase responsable, el colectivo plantea que la prueba de antígenos sea subsidiada por el Estado y solamente se les exija a quienes no hayan tenido coronavirus y no estén vacunados. Aquellos que estén vacunados con las dos dosis o inmunizados por el virus no deberían ser obligados a testearse, dijeron. En una última etapa se volvería a los conciertos sin restricciones, cuando la situación sanitaria lo permita.

En conversación con En perspectiva, la vocera de UEM, Verónica Piana, recalcó que no están “ni a favor ni en contra” del pase responsable, sino que buscan que sea “realmente aplicable”. Como los responsables de la organización de espectáculos públicos, dijeron ser “los más indicados para opinar” sobre la logística en la aplicación de estas medidas.

Con respecto al piloto en sí, señaló que “no es algo que se proyecte a la realidad”, ya que esas 100 personas no son una muestra representativa de lo que podría ocurrir en eventos de mayor magnitud, y agregó que esos casos los test deberían realizarse en farmacias o prestadores de salud para evitar aglomeraciones.

Por último, planteó las inquietudes del colectivo en cuanto al precio que tendrían los testeos, que sería “inviable” si se acercara a los 1.000 pesos, pero que podría funcionar a precios de costo de alrededor de 250 pesos.

En el mismo programa se manifestó Alicia Dogliotti, presidenta de la Sociedad Uruguaya de Actores (SUA), quien expresó que “las salas chicas no tienen la capacidad de hacerse cargo de estos exámenes ni de pedirle a su público que se haga cargo de estos exámenes”. “Estás creando una diferencia entre quienes pueden pagarlo y quienes no lo pueden pagar”, dijo. La postura del gremio es que la situación actual no es la correcta para la reapertura, pero “la solución son los protocolos”.

Planteó que si se siguen manteniendo las medidas sanitarias de 2020 “se podría ampliar el aforo sin necesidad de hisopados ni vacunas”. Para SUA, las medidas sanitarias de distancia, de circulación y de uso de tapabocas fueron exitosas. “No hubo ni un contagio”, destacó.

Durante la charla las representantes de UEM y SUA coincidieron en que “la medida debe ser ecuánime” y pusieron como ejemplo a los locales gastronómicos. “Si podés ir a un restaurante a comer”, dijo Piana, “¿por qué no te podés sentar en una sala?”. Y comparó las distancias y los protocolos de uno y otro sector. “¿Dónde está el riesgo?”, planteó.