Por más calidad que tengan, uno no puede pasarse la vida viendo series acerca de personajes imperfectos cuyas vidas se acercan peligrosamente al punto de no retorno. O policiales acerca de mujeres detectives que investigan un delito en un pequeño pueblo cuyo infierno es inversamente proporcional (todo bien con Kate Winslet, pero hay que intercalarla).

Es por ese motivo que se agradecen las series que se alejan un poco de la norma, en el contenido y/o en el formato. Y hablando de “y/o” es que me gustaría recomendar una comedia inglesa que sólo pudo existir durante la pandemia y que sólo pudo sostenerse gracias a un elenco maravilloso.

Resulta que, como en gran parte del planeta, la pandemia de covid-19 se llevó puesta a la industria del espectáculo, y aquellos que preparaban un estreno teatral se encontraron recluidos en sus domicilios. Pues bien, un avispado director británico tuvo la idea de ensayar la obra por Zoom, para que al volver a la normalidad (en apenas unos meses, soñábamos) fueran los que pegaran primero y, por lo tanto, pegaran dos veces.

La adaptación de Seis personajes en busca de autor, de Luigi Pirandello, ya tenía a sus dos protagonistas: Michael Sheen y David Tennant. Ambos tienen una interesante carrera en el cine y la televisión, y juntos fueron quienes encabezaron la adaptación televisiva de la novela Good Omens, de Neil Gaiman y Terry Pratchett.

De la obra veremos poco y nada, ya que cada episodio de esta serie de televisión comienza con la intención de ensayarla, pero se divaga (¡por suerte!) entre conversaciones sin sentido y reflexiones acerca del yo y la angustia existencial. Sin sentido, también.

Quien sufre la incapacidad para avanzar en el trabajo es Simon Evans, el director de la obra de teatro y quien les propuso esta nueva modalidad. Y en realidad Evans es el creador y guionista de Staged, comedia compuesta casi exclusivamente de conversaciones virtuales entre estos tres artistas, que interpretan versiones ficcionalizadas de ellos mismos. Además de alguna deliciosa aparición estelar.

La primera temporada contiene escenas de conversaciones sencillas que despertaron carcajadas en quien escribe, como hacía mucho no lo hacía una serie de televisión. Los resultados, por supuesto, pueden variar. Mientras la obra no avanza y el mundo tampoco, se enfrascan en duelos de egos o conversan acerca del chantaje de la vecina de uno de ellos.

Tenía todo para no funcionar, ya que hemos visto infinidad de vivos y unas cuantas ficciones que experimentan con los mismos recursos ante la incapacidad de filmar normalmente. Pero el guion de Evans y las actuaciones protagónicos elevan la trivialidad hasta niveles sublimes de comedia.

Y eso sin mencionar la segunda temporada, cuyo primer episodio seguramente provocó mareos en gran parte del público. Todo comienza con Tennant y Sheen dando una entrevista por Zoom, con Michael Palin como tercer invitado, en la que reflexionan sobre el éxito de Staged en la televisión británica y las posibilidades de exportar la serie a otros mercados.

La segunda tanda de episodios los tendrá a ellos, que acaban de hacer de ellos mismos, tratando de convencer a los productores estadounidenses de que no hay otros actores mejores que ellos para encabezar una remake. Cuadros dentro de cuadros dentro de cuadros.

Si bien el nivel del humor no es tan alto, quizás porque son menos las escenas en que Tennant y Sheen se baten a duelo, cuenta con una enorme cantidad de actores y actrices invitados, en su mayoría haciendo de ellos mismos como posibles reemplazantes de los dos protagonistas. Si no se entendió, les juro que en la serie queda clarísimo.

Ambas temporadas de Staged están disponibles en DirecTV y son sumamente recomendables. Sí, estamos podridos del encierro, el Zoom y las conversaciones triviales. Por eso es mucho más meritorio lo que hicieron Evans y compañía para despertarnos una risa (o mil) durante estos tiempos malditos.

Staged, creada por Simon Evans. Con Evans, David Tennant y Michael Sheen. En DirecTV.