Independencia (1975), de Teta Lando. Uno de los artistas clásicos de Angola, en este disco que loa la independencia de su país (fue el primer álbum editado por la Companhia de Discos de Angola, una vez finalizada la guerra de independencia), más allá de la presencia celebratoria del semba (género angolano por excelencia en la época), descuella en los mantras lentos con su llevada de bolero angolano y coros respondiéndolo todo con los ojos en blanco. Hipnótico.

Norman Fucking Rockwell (2019), de Lana del Rey. La cumbre de una de las mayores poetisas del mainstream. Como una Carole King perezosa, diva del antiguo Hollywood, logra algo simplemente difícil y emocionante, con arreglos mínimos y evanescentes bañados de una luz californiana de melancolía empoderadora.

Bump Lam Phloen (2015), de Hongthong Dao-udon. Un compilado de temas de fines de los 70 y principios de los 80 de esta estrella tailandesa, nexo entre los géneros del molam y el luk thung. Líneas de bajo mínimas y potentes, batiburrillo de base entre devocional y surf rock, y, por encima, ella con su gorjeo melismáticamente afinado que semeja un autotune y la conecta con las melodías del África musulmana y con las cantantes del huayno altiplánico. Extraterreno.

De todos modos, debo decir que en los últimos tiempos he estado escuchando más que nada singles, temas sueltos, probablemente influenciado por la selección de material para mi programa de radio y por la práctica de lanzamientos habitual en estos tiempos. Siempre es bueno recordar que creer que todo tiempo pasado fue mejor es un síntoma de decrepitud mental.

Algunas recomendaciones saludables: para sacudirse un poco el demonio, “Water”, de Sara Malacara, o cualquiera que haya sacado esa semana el Davus. Para una danza trancu y burbujeante: “Silly Games”, de Janet Kay, clásico del lovers rock, o “Hay un evento”, de Muñe Cach. Para avivar el ánimo vapuleado por estos tiempos aciagos: cualquier video en vivo del dúo Birdcloud interpretando “Saving myself to Jesus”, puro Nashville girl power trash. Y recomiendo ver a menudo el video en vivo de Charly García en el Quilmes Rock 2004 cantando “Seminare” bajo la lluvia, para prevenir la muerte evitable de tu alma.

Rubén Olivera

Rubén Olivera

Rubén Olivera

Es interesante la pregunta de qué discos estamos escuchando en esta época de cambios de formatos, porque en general se escuchan más playlist armadas por quién sabe quién o temas puntuales, porque a veces a uno le viene como una ráfaga musical; en mi caso, ahora estaba repasando a Cartola, el brasileño. Pero, sobre discos puntuales, estoy muy en contacto con un montón de músicos, en algunos casos, jóvenes, y escuchando lo que me mandan o busco. Hay tres discos que son los que estoy escuchando ahora:

Madreselva (2021), el debut de Viviana Ruiz, que todavía no salió, pero hay temas que se están adelantando –lo edita Ayuí–. Ella es un poco del palo de toda una camada joven: Charly Ferret, Ariel Pope Pérez, Sergio Aguirre, la banda Cucú Rapé y Clara García, con una búsqueda muy experimental.

Después, el disco nuevo de Diego Kuropatwa, que va a salir por Bizarro. Yo participo en un par de temas, pero he estado escuchándolo porque me lo mandó como adelanto, y me parece que será un disco importante para él. Trabajó con Diego Janssen en los arreglos y logró una vuelta de tuerca, un nuevo paso, que en música es mucho.

El tercer disco que estoy escuchando es el segundo de estudio de la banda Salandrú, Antes de, que es independiente. Me parece muy interesante aquella idea, como en Los Que Iban Cantando, de músicos que casi todos componen y que cada uno presenta temas y el grupo los arregla. Aparte, aprovechando en este momento el tema de las redes y haciéndolo bien: sacaron tres videos de muy buena calidad, con toda una idea, porque se continúa la historia; son muy creativos también en ese plano.

Diego Presa

Diego Presa

Diego Presa

En un extremo del vasto territorio de la canción oriental está Recuerdos del Uruguay (2021), de Fabrizio Rossi. Experimentación sin pérdida de emotividad. Un disco inteligente y sentido, encarado con talento e ideas lúcidas. Preciosas canciones, espacio para el delirio, la poesía y la búsqueda de paisajes sonoros originales.

Por otro lado, en la senda del maestro Dino, Las luces de la carretera (2020), de Seba Codoni. Primer disco, pero que ya suena maduro y personal. Canciones jugadas al peso poético de las palabras y al vuelo de las guitarras. Milonga folk, rock acústico del Sur, elegantemente producido e interpretado.

Rimbaud, punk existencialista, Dylan, Jean Genet, la tradición beatnik y, sobre todo, ella. Wave (1979), de Patti Smith Group, es uno de mis discos de siempre. Para volver a él y redescubrirlo. Todavía queda en la piel el tremendo concierto que dieron en el Teatro de Verano hace un par de años.

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