El éxito de un especial de comedia se basa en dos pilares fundamentales. El primero es la calidad del material, la interpretación del comediante y todos los pequeños elementos que se conjugan en la pantalla para hacer funcionar el espectáculo. El segundo es que uno se dé el permiso de disfrutarlo.
Muchas veces el stand up regional queda en el mismo limbo de las sitcoms argentinas que adaptaban a rajatabla productos estadounidenses. Una cosa es ver los originales, que nacen de cierta idiosincrasia, y otra es ver cómo (a veces, claro) se pierde espontaneidad y honestidad por calzar dentro de un formato importado.
Agustín Aristarán es conocido por muchas personas como Soy Rada, pero hasta que le di play a su nuevo especial en Netflix yo no era una de ellas. Así que llegué a Serendipia sin prejuicios de ningún tipo y con el permiso en el bolsillo.
La cosa no arrancó de la mejor forma para este comediante argentino, ya que la pandemia hizo que grabara su rutina frente a un teatro completamente vacío, y al comienzo les avisa a los espectadores que habrá risas grabadas de fondo.
Sin embargo, Soy Rada tiene el control del espectáculo en todo momento. Está bien, es una de las pocas ventajas de presentarse sin público, pero hay una confianza que nunca se convierte en pedantería que dice “esto está pasando porque yo quiero”.
Lejos de preocuparse por hacernos creer que su show está siendo pensando mientras lo dice, dedica su energía a la interpretación, al humor físico y a elementos como las canciones, que ayudan a elevar un texto que es gracioso pero no abunda en grandes hallazgos humorísticos (el momento del mago de Las Vegas es un punto bastante alto, pero no debe durar más de 30 segundos).
El éxito de Serendipia se afianza cuanto más se aleja de la “real realidad” de la vida de Soy Rada y de querer convencernos de que su padre es un personaje hilarante. Por el contrario, lo mejor aparece cuando incluye realismo mágico en su historia de vida. Y no solamente porque él fue un mago de verdad.
Después de ver los 68 minutos de espectáculo, me quedo con el Aristarán más delirante, el plástico (por lo flexible) y el musical. Seguro que a ustedes les gustará alguno de todos los Radas que es.
Serendipia, de Soy Rada. En Netflix.