En la década de los 90, Canal 12 emitió el programa de Rede Globo Usted decide (Você decide). Cada semana se presentaba una historia que incluía un dilema moral, como encontrar un maletín lleno de dinero y dudar entre devolverlo o usarlo para salir de un apuro económico.
Durante la emisión, conducida en Uruguay por Jorge Burel, se instaba a los espectadores a llamar a un número de teléfono gratuito (primera experiencia que recuerdo de los 0800) e inclinarse por una de las posibilidades. Cada bloque agregaba datos que podían reforzar tu opinión o hacerla cambiar.
Por supuesto que la interactividad de las ficciones televisivas se disparó con la llegada de las nuevas tecnologías. Ahora las ramificaciones están disponibles desde el primer minuto y nuestro control remoto es capaz de llevarnos a decenas de finales distintos, al estilo de los libros de Elige tu Propia Aventura. Netflix tiene varios ejemplos de esto, entre los que se destacan los episodios especiales de Black Mirror y de Unbreakable Kimmy Schmidt.
La ficción de hoy, por la sencillez de su resolución, nos remite a la interacción noventera, con dos únicos finales al alcance de nuestro control remoto. Aunque, como veremos, la operativa es un poco más engorrosa.
En el catálogo básico de NS Now me encontré con El veredicto, una ficción en la que la audiencia (en este caso, yo) debe determinar la inocencia o culpabilidad de un piloto que derribó un avión de pasajeros que supuestamente se estrellaría contra un estadio de fútbol repleto de espectadores, en medio de un acto terrorista.
Esta película alemana de 2016, dirigida por Lars Kraume, está basada en una obra de teatro (El terror, de Ferdinand von Schirach) y se nota. Durante casi una hora y media asistimos a un juicio en tiempo real, donde varios testigos y el mismísimo piloto recuerdan lo sucedido, repasan la legislación local y argumentan, en ocasiones mirando directamente a la cámara.
La transmisión original, tanto en el país de origen como en la señal Europa Europa, permitía a los televidentes interactuar por medio de un código QR que aparecía en pantalla. La versión a demanda, sin embargo, tiene una pequeña falla.
Lo que se ofrece en la aplicación o la canalera son dos versiones de 90 minutos de El veredicto, una subtitulada “Inocente” y la otra, “Culpable”. Así que si vemos los primeros 80 minutos de una, pero opinamos que el final debería ser el de la otra, no queda más remedio que volver, elegir la otra versión y adelantar el video. De todos modos, siempre quedan las ganas de ver ambos finales.
Con actuaciones correctas, especialmente la del juez (Burghart Klaußner), y el recuerdo de una era en que utilizábamos un teléfono de línea para decidir el resultado de un programa de la televisión abierta, es una buena opción para el mes de la nostalgia. A menos que no sea una buena opción. Eso depende de ustedes.
El veredicto, de Lars Kraume. En Europa Europa.