Sumándose a la enorme oferta de “programas culinarios/de viaje” que pueblan la programación de Netflix, Nat Geo (al que accedemos mediante Disney+) agrega a su grilla la primera temporada de los viajes que el famosísimo cocinero británico Gordon Ramsay viene haciendo desde 2019 a razón de seis episodios por temporada (y que no se vieron interrumpidos por la pandemia).

La premisa es muy sencilla: Gordon viaja a algún punto apartado de las grandes ciudades del mundo. Esta temporada incluye el Valle Sagrado en Perú, el sur de Nueva Zelanda, las montañas de Marruecos, la costa Hana de Hawaii, el río Mekong en Laos y lo más profundo de Alaska. En cada caso, se encuentra con un chef local, acepta un “desafío”, que puede ser cocinar juntos para una parte importante de la comunidad que visita o enfrentarse en un duelo de reinterpretaciones de platos tradicionales, parte inmediatamente en un viaje de una semana en el que conoce, prueba y experimenta con ingredientes y platillos locales para, al fin, reencontrarse con aquel/aquella chef del principio y llevar a cabo el desafío.

En todos los casos, el viaje obliga a Gordon a hacer una serie de actividades que lo sacan de su zona de confort y lo obligan a enfrentar peligros (más o menos guionados, pero siempre divertidos) como bajar en rapel una montaña, bucear en aguas turbulentas, remontar unos rápidos en kayak o internarse en las montañas buscando cabras. Esto saca el lado más humorístico del protagonista, que pone su mejor cara ‒y una innumerable ristra de insultos‒ a medida que la situación pasa de castaño oscuro.

Sin importar cuán “reales” sean sus peripecias (es televisión y alcanza con que el resultado sea efectivo), la sensación de aventura, de viaje de descubrimiento, de emocionante relato se logra siempre, y Gordon es un protagonista entregado, generoso y mucho más empático que lo que uno puede suponer al verlo destrozar concursantes en los más diversos realities culinarios. De hecho, convence en su emoción a la hora de conocer, descubrir y aprender métodos no tradicionales de cocina, en situaciones por demás peculiares que no pocas veces lo obligan a cazar con rifle, pescar con arpón, arriesgarse con una red junto a una catarata o internarse hasta la cintura en la nieve.

Cada episodio no ocupa más de 28 minutos, que se pasan volando. En todos se registra y transmite una esencia del lugar que se visita, partiendo desde la comida pero abarcando gente y costumbres. Todo de la mano de un conductor convencido, gracioso y muy simpático, una cara diferente de Gordon Ramsay que es mucho más feliz.

Hasta el momento hay tres temporadas de Gordon Ramsay: Uncharted, pero por ahora sólo se encuentra la primera en Disney+. Es de esperar que las siguientes ‒que incrementan sus capítulos en cada entrega: siete la segunda y diez la tercera‒ lleguen en breve al servicio. Lejos de la televisión profunda y que demanda atención, son un increíble acompañamiento a la hora de despejar la cabeza, particularmente durante el almuerzo o la cena (lógicamente).

Gordon Ramsay: Uncharted. En Disney +