En una época ávida de sagas colmadas de títulos, el “conjuroverso”, como lo llaman graciosamente sus fanáticos, es una grata sorpresa.

Imaginemos que apenas ocho años después de que apareciera El conjuro (James Wan) tenemos un verdadero crisol de títulos que vinculan, muchas veces de manera caprichosa, todos los elementos presentados en 2013, con particular hincapié en Ed y Lorraine Warren, protagonistas de tres películas.

Los Warren, a quienes uno puede ubicar de especiales televisivos en los 80 o directamente rastrear en la web, que está cargada de información sobre ellos, no fueron originalmente personajes de ficción, sino unos peculiares investigadores de lo sobrenatural. Famosos a partir de 1952, cuando fundaron la Sociedad para la Investigación Psíquica de Nueva Inglaterra, participaron en un buen número de incidentes que, con el tiempo, alcanzaron carácter legendario como el horror de Amityville, el poltergeist de Enfield en Inglaterra y el crimen de Arne Johnson.

No faltan, por supuesto, aquellos que muy atinadamente trataron a los Warren de charlatanes y estafadores, dado que no pocas veces las pruebas que atestiguaban los “hechos” eran muy poco convincentes, cuando no directamente falsas. Esto no quita que ahora los personajes históricos protagonicen una estupenda saga cinematográfica que recupera el denso archivo de casos en los que el matrimonio metió la nariz.

Es el crimen de Arne Johnson el que da cuerpo a la película que podemos ver en cines y servicios de pago de TV cable.

El Diablo me lo dijo

En 1981 nuestros demonólogos Ed y Lorraine Warren (las dos grandes bazas de esta franquicia: Patrick Wilson y Vera Farmiga) participaron del exorcismo de David Glatzel, un niño de 8 años de Brookfield, Connecticut. En ese exorcismo (que, efectivamente, se practicó en la vida real; pueden escucharse en línea las escalofriantes grabaciones de audio de ese momento) participó la familia del pequeño David, entre ellos Arne Johnson, el novio de su hermana.

Aunque el exorcismo pareció ser un éxito, muy poco tiempo después, y luego de comportarse bastante raro, Arne Johnson asesinó a su casero y amigo (¡de 22 puñaladas!) en una suerte de trance. Luego aseguraría que no era dueño de sus sentidos y que nada menos que el Diablo (o “un” diablo) le había ordenado hacerlo.

Hasta aquí la película es una simple recreación de hechos que efectivamente acontecieron, así como de la participación de los Warren en el juicio subsiguiente (el caso pasó a tener el dudoso honor de ser el primer juicio por asesinato en que la defensa alegó posesión demoníaca como justificación). Luego la ficción toma el toro por los cuernos y seguimos a los Warren en una investigación que los lleva a lo largo y ancho de Nueva Inglaterra, buscando las causas detrás de todas estas posesiones demoníacas.

Por primera vez, el creador de los Warren ficcionales, James Wan, se retira a la silla de productor y guionista, y deja la dirección en manos de Michael Chaves (quien ya formaba parte del conjuroverso luego de dirigir La maldición de la Llorona). Es evidente que esta tercera entrega de la particular saga de los Warren es otra cosa.

Mucho más volcada acaso a lo policial –hay una construida trama que obliga a los Warren a viajar, atar cabos y aportar deducciones– es también por esto mismo una mirada fresca y distinta a los personajes tal y como los conocíamos. Incluso, por vez primera, sus enemigos no son sólo sobrenaturales sino también de carne y hueso, al irse conformando una antagonista muy particular (y protagonista de las mejores secuencias de la película) que vale la pena ir descubriendo todo por uno mismo.

Con una trama de juicios, satanistas y un caso seudopolicial, los Warren, y su franquicia toda, ganan fuerza en esta entrega, que está a la altura de sus antecesoras. Quizá sea menos terrorífica, pero está bien orquestada, efectivamente actuada (Wilson y Farmiga, estupendos siempre, ahora están secundados por Ruairi O’Connor, John Noble y Eugenie Bondurant) y todas las piezas terminan cayendo en su lugar.

¿Más entregas de los Warren? Sí, por favor.

El conjuro 3: el Diablo me hizo hacerlo, dirigida por Michael Chaves. En cines y HBO Max.