El recientemente estrenado documental Johnny vs. Amber: el último juicio, dirigido por Eliana Capitani, retrata las complejas internas de la batalla legal de altísimo perfil en el juicio por difamación del actor Johnny Depp contra la actriz Amber Heard. El documental llega tan sólo cuatro meses después del veredicto final, que favoreció a Depp en la mayoría de los alegatos contra Heard por las declaraciones de la actriz hizo en 2018 a The Washington Post, en las que afirmaba haber sido víctima de violencia de parte de Depp.

El juicio fue transmitido por decenas de canales y vía streaming, lo que alimentó debates, análisis y morbo en las redes sociales. El documental, dividido en dos partes, va hasta los inicios del conflicto en 2020, con la demanda por difamación de Johnny Depp contra el diario británico The Sun (en cuyas páginas Dan Wootton, su director ejecutivo, lo describió como un “golpeador de esposas”) que fue el puntapié inicial para que saliera a la luz la turbulenta historia de la pareja.

La primera parte se dedica a Johnny. Se lo retrata como un hombre retraído, víctima de agresiones (primero de su mamá y luego de su esposa), al que su equipo de abogados prepara para mostrarle al mundo su verdadera esencia. Él se muestra sincero, admite sus problemas con el alcohol y otras drogas, pero niega categóricamente ser un hombre violento y afirma que la iracunda de la relación era Amber.

La segunda parte trata de Amber, una mujer que soportó la hostilidad mediática y se enfrentó a una megaestrella desde un lugar de debilidad. Muestra cómo ella no menciona a Depp de manera directa en la entrevista por la que fue demandada y se muestra convincente al probar que su exmarido es un abusador. Fue desestimada por la prensa, amenazada y destrozada en las redes sociales; quiso vencer el prejuicio de que las mujeres mienten en sus denuncias por violencia, pero no lo logró.

En cada episodio se exponen las pruebas que cada uno dio en su versión de los hechos, y aunque estemos convencidos de que la verdad absoluta no existe, el documental resulta equilibrado al presentar los argumentos de ambos. Sin embargo, ya pasado el juicio, parece que el equilibrio no fue tal: para la opinión pública quien tenía más para perder era Depp, mientras que su exesposa aparecía como una ignota actriz en el papel de villana despechada con ansias de destrucción.

Johnny vs. Amber: el último juicio es apasionante: aborda e interpela con inteligencia el movimiento #MeToo y sus grietas, el debido proceso, la cultura de la cancelación y el determinante papel de la prensa. Resulta revelador cómo un juicio con graves acusaciones mutuas de violencia doméstica, sexual y de género, abusos y manipulaciones psicológicas, se transformó en una lucha de bandos y una guerra de memes. La banalización y mediatización de la violencia son aquí plasmadas con una ágil narración y un pormenorizado detalle de la “verdad” que cada uno creyó tener.

¿Quién fue la víctima? Sólo ellos lo saben. Lo que sí deja claro el documental es que con la exposición de la vida privada deviene un circo mediático que deja de lado el verdadero foco, que es la violencia, en pos de una batalla de egos y de falsa redención. Aquí no se quiso probar si Johnny Depp era violento, se quiso probar que Amber Heard era una mentirosa. No fue un caso de un depredador violento como Bill Cosby o Harvey Weinstein, sino de un matrimonio que transitó por todas las violencias posibles y decidió hacerlo público.

Johnny vs Amber: el último juicio. Dos episodios de 48 minutos. En HBO Max.