Sylvia Meyer ya se enteró de estas canciones nuevas. O eso supongo, porque leí la información del librillo interno del disco y en ese papel hay palabras suyas, dicen los artistas involucrados en la iniciativa. Podría haber participado o quizás no lo hizo en lo más mínimo.

La historia del proyecto arranca con un acontecimiento no muy lejano, pero antes de que las partes se encontraran pasó muchísimo. Podríamos comenzar por las canciones que Meyer grabó entre 1982 y 1990 en discos como Cantar en la oscuridad, Piano, Lejos, Fuera de lugar y La hija de Gorvachov, y seguir adelante con su obra, sumar las bandas de sonido para películas y obras de teatro, más discos, aunque no tantos, y otras canciones sueltas, siempre sorprendentes, brillantes y conmovedoras; y hablar del singular y extraño encanto con el que conquistó a muchos uruguayos, tal vez, y en algún sentido, parecidos a ella. Entre ellos, un montón de músicos que luego siguieron sus caminos, sin contar mucho sobre este fanatismo en particular.

Hace como diez años Flavio Lira (de Amigovio), uno de los protagonistas de Un desánimo nada triste. Club de fans: Sylvia Meyer, me dijo que su cantante preferida era Sylvia Meyer: “A veces, cuando la veo en Cinemateca le quiero decir lo mucho que me gustan sus discos, pero nunca me animo”.

Después, alguna vez que intenté entrevistarla me enteré de que Meyer vivía en Estados Unidos, y mientras tanto seguí tratando de conseguir toda su discografía, pero la tarea resultó una odisea. No sólo por las escasas ediciones de algunos de sus discos, sino también porque la obra musical y artística de Meyer creció casi sin orden ni aviso, o promoción, hasta el día de hoy.

El año pasado, un feriado, a la caza de una de esas grabaciones, Flavio me lo contó todo: un grupo de fanáticos había armado un grupo de Whatsapp para conseguir piques sobre cómo hacerse con los discos de Meyer. No sólo eso: habían avanzado a tal punto en su búsqueda y devoción, que acordaron fechas de reunión, en un lugar al que nunca pude acceder pero en el que, según entendí, integrantes de ese grupo se juntaban a escuchar los tesoros conseguidos. Así, llegaron a una edición en vinilo de Fuera de lugar que un hombre vendía en la calle Tristán Narvaja. De inmediato, todos acordaron juntar dinero para comprar el disco pero el vendedor supo valorar que no era una venta más y terminó por donar la reliquia a esta logia.

Por Patricia Turnes, que en este disco versiona “Infinitivo”, me enteré de que se estaban juntando para escuchar su nueva adquisición. En ese intercambio de mensajes, muy vagamente, me adelantó que andaban en algo más. Ella, Flavio, Fabrizio Rossi y otros músicos y fans de Meyer.

Tan enigmáticos como su adorada heroína y en secreto, el día de su cumpleaños –este sábado, 15 de octubre–, el sello Feel de Agua lanza Un desánimo nada triste. Club de fans: Sylvia Meyer, un disco con versiones de las canciones de esta uruguaya, a cargo de Dani Umpi, Exilio Psíquico, Diego Presa, Francisco Trujillo, Amigovio, Patricia Turnes, Gabriela Escobar y Olivia, Siamesa, Fabrizio Rossi, Excelentes Nadadores, Federico Morosini, Salvamento, Viviana Stagnaro y Contramarea + Las Cobras.

A reversionar

Estas nuevas canciones no se despegan de la sensibilidad artística de Meyer y de su talento compositivo, y logran ser dignas. A la vez, los artistas y productores se permitieron jugar con las dimensiones y la poesía de las melodías originales con respeto pero echando mano a sus propias capacidades y buenos oficios.

A primera escucha, Salvamento fue fiel a “Hamlet” y la hizo definitivamente bailable.

Dani Umpi con “El amor como razón del fin del mundo”, una de las canciones más conocidas de Meyer y de las más antiguas, logró una versión pop y recontra Umpi, pero directamente ligada a las imágenes y sensaciones con las que Meyer entró como una pequeña luz en la oscura pero efervescente escena cultural uruguaya de principios de los 80.

Fabrizio Rossi eligió “De las partituras”; la enrareció al principio, luego sumó la voz de Bianca Garibaldi y después la deformó, tal vez inspirado en la notable capacidad de Meyer de salir y entrar del caos con su voz y su piano. Nada mal.

Un desánimo nada triste. Club de fans: Sylvia Meyer está disponible en feeldeagua.net, y también puede escucharse en Bandcamp.