Gustavo Bouzas se recuesta contra un muro de VHS de porno sesentoso, bajo la boletería del viejo cine triple X de Colonia y Rondeau. Mucha gente reconoce este lugar. Incluso hay quienes aún tocan la puerta para ver un estreno, pero adentro otro mundo se abre. Gustavo se acomoda en una curva donde está la boletería, en el hall de entrada al cine, donde revistieron una pared con casetes patrimonio del lugar. Al fin empuja las paredes rojas que amortiguaron líricas babeantes y la sala es un pulmón. El pulmón de un cuerpo teatral de 24 años que se llama Baco Teatro, que trabajó ininterrumpidamente durante 20, y sobrevivió los últimos cuatro a la vida y al mundo cruel de los tangos nuevos.

Baco Teatro representa una amistad inquebrantable, una historia de amor al oficio, de paciencia y de constancia. Gustavo se acomoda en el pulmón que lo ampara. Esa sala, que terminaron de rescatar con Tato –Horacio Nieves– cuando la pandemia se les vino arriba, se convirtió en un refugio creativo, la cueva del dragón dormido, una casa donde durmió el teatro consigo mismo cuando el invierno del encierro se estiró hasta enfriarnos el alma.

Lo cierto es que tanto Gustavo Bouzas (que además de escribir Rescatate es su protagonista) como Horacio Neves (que a la vez es asistente de dirección de Ruben Coletto) ya están pasados de edad para los personajes que interpretaban hace 16 años. Por eso hubo que readaptar la obra: el papel de Bouzas subió de edad y Tato cambió de personaje.

Además, dice Gustavo, “la idea es que no sea una pieza de museo, que se adapte a la actualidad. Lamentablemente, 16 años después de estrenada y 18 años después de ser escrita, no tuve que cambiar muchas cosas. Más allá de incorporar la evolución tecnológica, tuve que adaptarla a la cultura narco. Antes había una interrelación entre la cultura ñeri y el pibe de barrio que va a la facultad o va al liceo o que hace teatro. Ahora hay una grieta hasta en el léxico. La cultura narco estableció una grieta escalofriante, el otro ya no es un gil, es un enemigo, y hay un orgullo de pertenencia zarpado. El mes pasado cerramos con 38 homicidios, eso no existía cuando yo escribí Rescatate”.

La trama transcurre entre el robo a una agencia de cobranzas y una madre que denuncia la prisión injusta de su hijo en un programa de televisión. Esos ladrones pertenecen, dice el actor, a la “cultura plancha” devenida “cultura ñeri”, pero no son profesionales, por eso en realidad termina saliendo todo bastante mal. “Hay un diálogo en el que una mujer le pregunta a uno de los adolescentes que va a robar: ‘¿Qué querés ser cuando seas grande?’. Anteriormente el pibe decía que quería ser jugador de fútbol, ahora dice que quiere ser narco. Es un cambio lapidario”.

La previa a la pandemia estuvo teñida por una realidad que superó la ficción: un miembro del Colectivo Baco Teatro fue asesinado mientras desarrollaba su trabajo en un súper de barrio. Volvieron a las tablas y les temblaban las manos al agarrar un arma de cotillón. Se terminó por apagar una llama de años. Debieron parar para responder la pregunta de la mano temblorosa. La trama de la obra se la estaba llevando Montevideo en su cara. Recuperaron juntos la sala del antiguo cine porno de la calle Colonia como quien recompone las partes de la propia existencia. A días de terminar la refacción, la pandemia arrasó con las libertades. La realidad supera la ficción. El crimen se terminó aclarando por denuncias públicas hechas en Facebook, después de un año y medio sin novedades. Si el colectivo y la red tejida en el entorno no hubiesen formado parte de la vida del muchacho, aquel evento hubiese quedado en el olvido. El homicida tenía la misma edad que la víctima, ambos nacieron en la pobreza absoluta; esas pobrezas se unieron en un lugar y uno le sacó la vida al otro.

“Una mañana teníamos todos los medios de la tele en la puerta del apartamento, y nosotros hablamos de eso en la obra. Fuimos parte de un sistema que quisimos cambiar, que venimos denunciando desde 2006 arriba de un escenario”, dice hoy el actor.

El club Fraternidad supone un bastión de la cultura barrial, entre el barrio Simón Bolívar y la primera pendiente del Cerrito de la Victoria. Es un desafío llevar la obra sin perder la calidad de una sala de teatro, pero hay un valor fundamental en alcanzar el teatro a la gente que no está acostumbrada a moverse del barrio. Gustavo recuerda una frase de Augusto Boal que dice que “en todas partes se puede hacer teatro, incluso en los teatros” y agrega que “el hecho teatral es anterior al edificio”; el colectivo se propone romper nuevamente el espectro de público que logró incluso acercar a la gente del barrio a las salas, y acercar la obra adaptada para la gente que sostiene esa cultura mínima, de barrio, de territorio, esa cultura fundamental.

Rescatate va este domingo a las 20.30 en la Sociedad Urbana Villa Dolores (Alejo Rossell y Rius 1483). Entradas a $ 448 en mientrada.com.uy.