En televisión, como en tantos órdenes de la vida, existe eso de quedarse con ganas de más, que se aplica generalmente a creaciones tan buenas que no alcanza con la cantidad de episodios que existen. ¿Quién no hubiera querido más temporadas de Los Soprano o de Bojack Horseman? La serie de hoy es buena, eso no tiene discusión, pero lo que todavía la aleja de consideraciones mejores es que te deja con ganas de más. Porque se termina cuando todavía estaba empezando.

Su creador, Steven Levitan, estuvo detrás de clásicos como Just Shoot Me! (tan disfrutados en la época del canal Sony) y de uno de los grandes éxitos de la comedia moderna, Modern Family. Con Reboot logra combinar aquel pico de las sitcoms clásicas de la década del 90 y los 2000 con las nuevas y bienvenidas sensibilidades de estos tiempos. Todo dentro de una narrativa que si tuviéramos que definir en una frase, sería: “Meta y meta”.

Es que la premisa ya nos prepara para toneladas de metanarrativa. Step Right Up, nombre genérico si los hay, fue una comedia de situaciones exitosa a comienzos de este siglo, que el servicio Hulu (que emite Reboot en Estados Unidos) busca relanzar con sus estrellas originales. Algo relativamente sencillo, ya que ninguno de ellos logró el éxito desde entonces. Más o menos como Bojack Horseman desde que terminó Horsin' Around.

El nuevo proyecto está en manos de Hannah, interpretada por la siempre eficaz Rachel Bloom, en su primer protagónico desde que terminara la ineludible Crazy Ex-Girlfriend. Ella es una guionista que viene del indie y pretende tener una mesa de escritores orgánicamente diversa para que la continuación de la serie pueda tocar temas profundos de la manera más adecuada. Hasta aquí, todo bien. Sin embargo, los ejecutivos de Hulu incluyen al creador original de la serie, Gordon, interpretado por Paul Reiser, un tipo que supo triunfar en el formato tradicional (con Mad About You). Y con él llega una troupe de guionistas que sólo quieren escribir chistes de enfermedades y comentarios misóginos.

A ese nivel meta se le suma otro. Voy a hacer lo posible por no marearlos. La serie que están relanzando (Step Right Up) cuenta la historia de un hombre que se hace cargo del hijo de su nueva pareja. Y Hannah quiere que en la nueva historia el protagonista tenga un oscuro secreto: una hija de una relación anterior, a la que jamás volvió a ver. ¿Por qué? Porque el creador de la serie, que ahora deberá trabajar con ella, es su padre, que la abandonó para formar una nueva familia por aquellos años.

Ese enfrentamiento en dos niveles es solamente una parte de la acción, que suele tener cada uno de sus capítulos divididos en dos o tres subtramas. Al choque entre generaciones (y entre familiares) se le suman las historias personales de los cuatro protagonistas de la serie, encarnados por actores que, en su mayoría, están acostumbrados a ser secundarios.

El nuevo padre es Keegan-Michael Key, mitad de la popular dupla Key & Peele, que vio cómo su compañero se convertía en ícono del nuevo terror y hasta ganaba un Oscar. En Reboot es el actor que dejó la serie para triunfar en el cine, obligó a su cancelación y –por supuesto– no triunfó. Su pareja en la ficción dentro de la ficción, y momentáneamente en la ficción, está interpretada por Judy Greer, la reina de los papeles secundarios. Después de Step Right Up, su personaje se casó con un duque nórdico, pero también volvió con el rabo entre las patas.

Su ex, que en la sitcom siempre andaba dando vueltas, está interpretado por Johnny Knoxville, que una vez más demuestra que si anda dándose golpes con el resto de los integrantes de Jackass es porque quiere, no porque no pueda hacer otra cosa. El hijo, que en el reboot ya es un adulto, está a cargo de Calum Worthy.

De Step Right Up no veremos mucho, pero sí de su creación. Los mejores momentos se dan en las discusiones entre los guionistas boomers y los woke, que al comienzo quieren llevar las historias por rumbos completamente distintos, pero que aprenderán a trabajar en equipo. Eso sumado a todos los problemas que pueden existir durante la producción y filmación de una serie televisiva. A la comedia laboral se le suma la comedia personal, ya que cada uno de los protagonistas, además de los dos mandamases (padre e hija), tendrá su miniarco con problemáticas a resolver, desde las adicciones hasta las cenizas que quedan donde hubo fuego.

Sin embargo, en este formato de pequeñas grageas que van agrandando el universo, ocho episodios son poco. Seguramente una segunda temporada, si sucede, termine de consolidar a Reboot. Mientras tanto, tendremos que quedarnos con ganas de más.

Reboot, con Rachel Bloom y Paul Reiser. Ocho episodios de 25 minutos. En Star+.