Catalogada como drama adolescente –lo que, además de ser redundante, suena hasta injusto porque ¿qué no es drama en la adolescencia?–, en Euphoria todo es catastrófico y dantesco: consumo problemático de drogas, narcotráfico, conductas sexuales repudiables, violencia patriarcal y la descripción gráfica sumamente específica del síndrome de abstinencia, entre otras cosas. Sí, “drama adolescente” pero dirigido a personas adultas y calificado para mayores de 18 años.
Basada a grandes rasgos en una serie israelí creada por Ron Leshem y dirigida por Daphna Levin (también productores en la serie actual) que fue transmitida entre noviembre de 2012 y febrero de 2013, esta adaptación fue escrita y dirigida por Sam Levinson, quien adoptó la idea general y el nombre, pero se apartó bastante de la trama: para empezar, el director incluyó experiencias propias sobre su adicción a las drogas y posterior recuperación, así como las vivencias personales de las actrices Hunter Schafer y Barbie Ferreira, quienes interpretan a Jules Vaughn y Kat Hernández, respectivamente, personajes fuera de la cisheteronorma y del estándar de belleza hegemónico, que no suelen ser representados en este tipo de dramas encabezados por adolescentes y que toman gran fuerza en el desarrollo de esta creación.
El elenco, impecable, tiene en el protagónico a Zendaya, ganadora del Emmy a mejor actriz en una serie dramática por este papel, y se completa con Nika King, Eric Dane, Angus Cloud, Jacob Elordi, Sydney Sweeney, Maude Apatow, Alexa Demie, Javon Walton, Storm Reid y Austin Abrams.
En cada episodio conocemos a un personaje desde su infancia, con pistas sobre cómo y en qué ambiente se formó, creando un paralelismo entre aquellas vivencias y algunos de los traumas que sobresalen en el presente. Si bien la mayoría de los capítulos están narrados por la protagonista, Rue Bennett, en algunos casos este recurso se centra en otro personaje.
Teorías, espera y éxito
Se dice que el desarrollo de la trama se da igual que el de una fiesta. Se dice que en la segunda temporada se ve cómo la fiesta está terminando y que puede desencadenarse en lo peor. Se dice que en realidad todo es un sueño, que la protagonista está muerta y que todo lo que narra fue lo que ocurrió antes de su triste final. Que el amor de Rue y Jules es como el de Romeo y Julieta, y que su destino está marcado por la tragedia.
Hasta el momento, estas son todas teorías y especulaciones, claro que sostenidas por los antecedentes que plantea la serie en la que está inspirada, y por varias líneas de diálogo o partes de la narración de Rue, que pueden interpretarse como metáforas de su estado real.
Para la segunda temporada la producción se vio obligada a frenar el rodaje debido a la pandemia por covid-19, e inesperadamente esa ausencia de dos años se tradujo en un aumento de audiencia con un promedio de 14 millones de espectadores, el doble del que había obtenido la primera temporada. Esto puede deberse a que en ese lapso Euphoria consiguió adeptos de todo el mundo, pero también al arribo de HBO Max a América Latina, o a la cantidad de usuarios que se sumaron a la plataforma durante este receso obligatorio.
Debido a este parate, Levinson tuvo que pensar otras formas más seguras de seguir rodando y encontrar cómo darle continuidad al desarrollo de los personajes sin grandes puestas en escena, sino más bien dependiendo del guion para agregar valor a la trama. De allí se desprenden dos episodios especiales. El primero de ellos es “Trouble Don’t Last Always”, de diciembre de 2020, centrado en Rue y una charla mano a mano con su mentor de Narcóticos Anónimos, Ali, personaje del que se sabe poco pero juega un papel importante en la montaña rusa que recorre la protagonista entre recuperación y recaída en su adicción. La segunda parte salió en enero de 2021. “Fuck Anyone Who’s Not a Sea Blob” trata sobre Jules: la vemos en una sesión de terapia ordenando sus sentimientos y emociones con respecto a Rue, y su propio desarrollo y postura política como mujer transgénero.
Estos dos episodios especiales son un preámbulo contextual importante: vemos a cada protagonista de manera más solitaria, contando y enfrentando miedos e incertidumbres que les calan hondo, y recibimos pistas sobre el estado emocional en el que llegan a la segunda temporada.
La psicología de cada personaje está trabajada desde la complejidad humana. Cada uno está atravesado por un drama distinto que converge en uno más grande, y no se trata sólo de si juegan un papel de buena o mala persona, sino de lo que hace y no hace cada uno con los vínculos y el crecimiento –o hundimiento– individual.
Marcell Rév, director de fotografía de la serie, explicó que en la segunda temporada hay importantes cambios a causa de la búsqueda de una nueva vuelta de tuerca a nivel visual, tratando de que la estética sume a la narrativa. Se pasó del formato digital de la primera temporada al rollo analógico Kodak Ektachrome, lo que hace que en la segunda temporada todo se vea con un desgaste propio de “una fiesta a las 5 am”, como ya había dicho el propio Levinson.
La adaptación de este formato fue un pedido especial de elaboración, ya que ese tipo de película no se fabrica desde 2012 y hacerlo para 35 mm implicaba costos elevados y procesos químicos complejos. Claro que Kodak accedió a hacer una excepción; menos mal. El resultado es muy bello y acompaña a la trama y a las connotaciones que busca desprender. Los episodios especiales enganchan a la perfección en el primer episodio de la segunda temporada con la historia de Fezco (Angus Cloud), contada en retrospectiva desde su niñez y llevada hasta sus días de narcotraficante local en el presente.
Referencias cinematográficas, artísticas y literarias
Euphoria es una gran acumuladora de referencias y homenajes, empezando por los nombres designados para los episodios, sobre todo los de la segunda temporada, que tienen que ver con obras literarias, canciones e incluso pinturas que representan el tema central de cada entrega. La mayoría adopta un título que remite a una obra surrealista, como en el caso del último y brutal episodio “All my Life, my Heart has Yearned for a Thing I Cannot Name”, que es una frase rescatada de El amor loco, de André Breton, uno de los principales exponente del surrealismo. Entre los demás títulos hay un poema de Federico García Lorca, citas de ensayos de Henry Miller y Antonin Artaud, y guiños a canciones de Hall & Oates y Bob Dylan.
Existen también recreaciones de escenas de cine, fotografías icónicas y cuadros famosos que acompañan la narración de la protagonista y envuelven lo onírico. Maravillas de las que se desprenden teorías de los fans que toman el más mínimo detalle en el intento de traducir metáforas para imaginar lo que puede estar por venir. Algunos ejemplos son El nacimiento de Venus, de Botticelli, la portada de la revista Rolling Stone en la que aparecen John Lennon y Yoko Ono fotografiados por Annie Leibovitz, Los amantes II, de Henri Magritte, Diego en mis pensamientos, de Frida Kahlo, y algunas escenas de películas como Titanic, El secreto de la montaña, y el despertar de Blancanieves luego de morder la manzana envenenada, en su versión animada.
Más arte: vestuario y maquillaje
Quizás se halle exagerada la representación de la adolescencia que supone Euphoria. Lo cierto es que la exageración es una traducción de cómo vemos el mundo en esa etapa de la vida, donde toda percepción está corrida absolutamente de la realidad, incluida la percepción de nosotros mismos. Esa es la forma en que quieren que la veamos como espectadores: o entramos a ese mundo, o simplemente nos quedamos afuera tratando de racionalizarlo.
La diseñadora de vestuario Heidi Bivens dijo que le pareció una oportunidad importante para mostrar estilos que no se hubieran visto antes en televisión y de esa forma ver gente joven vistiendo determinadas cosas que no se espera en un adolescente cuando va a clase, alimentando la hipérbole de juventud en cada episodio. Para lograrlo utiliza muchas prendas vintage y mezcla con otras más actuales de grandes casas de diseño, logrando un resultado glamoroso y retro a la vez.
En esta parte tuvo gran influencia la actriz que interpreta a Jules, Hunter Schafer, quien ayudó en la investigación que realizaba Bivens y fue de suma importancia también al crear comodidad para ella misma –sobre todo en las escenas en las que se muestra en ropa interior– y para otros cuerpos que no se encuentran dentro de los estándares impuestos como normativos. Hay de todo, desde ropa llena de colores pastel y brillos, como si de un unicornio se tratara, hasta la contraposición del vestuario de Rue, que también usa Jean-Paul Gaultier y Cavalli pero es más simple, cómodo y remite al grunge de los 90 sin evocar ningún hilo que la encasille en los estándares de feminidad.
En su parte, la diseñadora de maquillaje Doniella Davy invoca estilos desde los años 60 hasta los 90 inspirada en Nina Simone, Twiggy y el glam rock de los 70, y juega con lo caótico y lo simple, siempre en extremos, apostando a una clara visualización de las emociones de los personajes y sumando a las excepcionales actuaciones para mantener el foco donde se requiere más atención. El resultado de la combinación Davy-Bivens es el imaginario visual de Levinson elevado a mil.
Banda sonora
La canción central, “All of Us”, estuvo a cargo del cantante y productor Labrinth y fue interpretada junto a Zendaya. Labrinth compuso la banda sonora original de la primera temporada de la serie, lanzada como álbum por Sony Music en octubre de 2019 para su descarga digital, mientras que el soundtrack original de la temporada 2 se editó vía Interscope Records el 25 de febrero.
En la banda sonora también hay composiciones originales de Billie Eilish, Rosalía y Lana del Rey, cuya canción para la serie, “Watercolor Eyes”, es la más escuchada de la artista en Spotify. Lo mismo sucede con otras canciones que aparecen en Euphoria, como “Never Tear Us Apart”, de INXS, que multiplicó sus escuchas luego del estreno del episodio en el que aparece, o “Holding Out for a Hero”, de Bonnie Tyler, la canción de la escena musical de la obra que vemos en los dos últimos episodios (un musical dentro de una obra de teatro dentro de una serie, que merece mención y análisis aparte, además de aplauso, medalla y beso).
Tercera temporada
HBO renovó contrato para una tercera entrega de la serie y la vicepresidenta ejecutiva de programación de la cadena, Francesca Orsi, explicó en un comunicado que “Sam, Zendaya y el resto del reparto y del equipo de Euphoria han llevado la segunda temporada a un nivel extraordinario, desafiando las convenciones y las formas narrativas, a la vez que manteniendo su corazón. No podemos estar más honrados de trabajar con este prodigioso y talentoso equipo, o más emocionados de poder seguir nuestro camino con ellos en una tercera temporada”.
También publicaron la noticia en las redes sociales, donde la conversación sobre esta producción es tendencia absoluta. Todavía no hay detalles de qué giro tomará la trama ni del comienzo de la filmación, mucho menos de fecha de estreno, por lo que nos resta esperar que esta vez no estemos frente a dos años más de abstinencia.
Euphoria, de Sam Lenvinson. 18 episodios de entre 45 y 65 minutos. En HBO.