Si están Leonardo Sbaraglia, Natalia Oreiro, Luis Luque, Martín Piroyanski, Diego Peretti y Charo López, posiblemente tengamos un éxito. Todos aparecen en Hoy se arregla el mundo, una comedia argentina que se iba a estrenar en 2020 pero fue postergada debido a la pandemia. En la dirección, además, hay un engranaje fundamental del cine argentino mainstream, Winograd (Permitidos, El robo del siglo), y cuenta con el guion y la producción de Mariano Vera.

David Griego Samarás (Leonardo Sbaraglia) es el productor general de un programa de televisión llamado Hoy se arregla el mundo, un talk show bizarro y falso reality en el que las personas simulan debatir hasta arreglar sus conflictos. Soltero eterno, pedante, padre ausente y adicto al trabajo, es padre de un niño de nueve años, Benito (Benjamín Otero), que tuvo en una relación casual con Silvina (Natalia Oreiro).

Una noche ella le avisa que se mudará con su hijo a España y todo se da vuelta. Como parecen no alcanzar las noticias inesperadas, Silvina muere, pero antes le siembra dudas de si Benito es o no su hijo, lo que lleva a David a embarcarse en la búsqueda del verdadero papá del niño para, en definitiva, asignarle la crianza.

Se retrata, en lenguaje de humor y drama por partes iguales, el viaje de este padre y su “no hijo” a medida que se van redescubriendo a sí mismos. A David le era más fácil poner su corazón en esos mundos inventados que crea para la televisión que en su propia vida cotidiana, pero va dándose cuenta de que había una parte de él que estaba anestesiada. El vínculo más perdurable de su vida era con su trabajo y, de golpe, se encuentra removiendo todas sus emociones a través de la búsqueda de un papá que le aliviane la responsabilidad de tener que serlo él mismo. Benito, por su parte, empieza a entender que en cuestiones de padres e hijos los lazos de sangre no son necesariamente los que determinan la verdadera conexión. Y ese quizá sea el real sentido de la película: mostrarnos que las familias, cualquiera sea su integración, no nacen de la genética sino de las ganas de ser familia.

Disfrazado de comedia, es un drama sobre crisis y descubrimientos tardíos que nos muestra una fuerte revisión de las relaciones familiares. La química Sbaraglia-Otero es espectacular y contribuye a representar una relación que se vuelve totalmente entrañable.

Los argentinos son grandes narradores de historias, y Hoy se arregla el mundo es una tierna y divertida película que cumple a la perfección su función de entretener y emocionar. Sbaraglia brilla en un rol de comedia en el que no estamos acostumbrados a verlo, mientras que el niño Benjamín Otero (hijo de la actriz Florencia Peña) y Charo López son grandes revelaciones. Con una fotografía, música y otros aspectos técnicos impecables, y llena de giros en los vínculos parentales, la película cierra por todos lados.

Hoy se arregla el mundo. En Netflix. 112 minutos.