Firestarter (Ojos de fuego) es uno de los clásicos del maestro del miedo Stephen King, quien en 1984 estrenaba su adaptación cinematográfica con una pequeña Drew Barrymore como estrella del elenco, interpretando a Charlie, una niña de ocho años dotada del poder sobrenatural de provocar incendios con su mente. Esta peligrosa habilidad había sido adquirida por la niña a raíz de un experimento respaldado por el gobierno de Estados Unidos.

Ahora la plataforma HBO nos presenta su nueva versión: Firestarter es un thriller de terror que viene a mejorar notablemente a la original y que mantiene la esencia de las novelas de King, dueño absoluto de la literatura de suspenso y autor de grandes best sellers como Carrie (1974), El resplandor (1977), It (1986) y Misery (1987). La película está dirigida por un especialista en el género, Keith Thomas (La vigilia, El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro) y cuenta con interpretaciones sólidas de un buen elenco encabezado por Zac Efron, Sydney Lemmon y Ryan Kiera Armstrong.

Andy McGee (Zac Efron) y Vicky Tomlinson (Sydney Lemmon) están casados y tiempo atrás participaron en una prueba llamada “Lote 6”, dirigida por el departamento de inteligencia científica de Estados Unidos, donde fueron inyectados con una droga experimental y las cosas se salieron terriblemente de control. Ahora ambos pueden controlar los pensamientos de los demás mediante su fuerza de voluntad y tienen poderes telequinéticos, aunque con efectos secundarios (cuando Andy ejerce demasiada fuerza, le sangran los ojos). Andy y Vicky tienen una hija de 11 años, Charlie (Ryan Kiera Armstrong), que literalmente puede incendiar cosas con su mente cuando se enoja o se asusta.

Esta versión modernizada de la niña marginada por sus habilidades pirotécnicas y un padre que intenta protegerla resulta más profunda que la original; ahonda en cuestiones emocionales de vínculos familiares y nuevas paternidades, con un Zac Efron que confirma sus muy buenos dotes de actor dramático, y toca puntos de la salud mental de los preadolescentes, como la ansiedad, el bullying, los traumas y las presiones sociales. Los poderes psíquicos que esta familia quiere ocultar para intentar ser “normales”, que para muchos son una gran destreza y un arma secreta, para ellos son algo contra lo cual luchar y que los lleva a huir constantemente.

Siendo fiel a lo sobrenatural de su narrativa, el director se las ingenia para introducir una justa carga emotiva. Sin dejar de lado lo terrorífico de la historia, busca un lado metafórico de las habilidades de Charlie; sus superpoderes son, en definitiva, un sustituto y una respuesta a todo, desde el descontrol de sus emociones o una reacción frente a las agresiones hasta la incapacidad de encajar en la sociedad tradicional.

La nueva Firestarter es una correcta remake con aires ochentosos y adecuada a los paradigmas modernos de un gran clásico de suspenso; un thriller con buenas actuaciones, una brillante banda sonora a cargo de John Carpenter (quien inicialmente iba a ser el director de la primera versión de 1984) y una tensión constante en su desarrollo. Esta quizá sea la mejor cualidad de la película: mantener la atención del espectador hasta el final. Con momentos bastante oscuros y buenos efectos especiales, le da un interesante giro a la idea romantizada de los superpoderes.

Llamas de venganza (Firestarter). 95 minutos. En HBO Max.