Llamada entrante es la propuesta de Camila Souto, Paula Lieberman y María Florencia Guzzo para crear una instalación teatral que profundice sobre “los vínculos confidenciales y efímeros, pero extremadamente íntimos”, que surgen en las líneas de prevención del suicidio. El proyecto integra una selección internacional del programa de formación, mentorías, investigación y producción en artes escénicas/performativas y nuevos medios ARTEscénicas + digitalidad, que lidera el Goethe-Institut de Chile, Bolivia, Uruguay, Brasil y Colombia, en estrecha colaboración con Espacio Checoeslovaquia y NAVE de Chile, el Instituto Nacional de Artes Escénicas de Uruguay y la Akademie für Theater und Digitalität de Dortmund, Alemania. Cuenta con el apoyo de Wilo-Foundation.
La investigación del equipo local busca conocer quiénes están detrás de esas líneas de prevención (desde psicólogos hasta enfermeros y educadores sociales), cómo llegan hasta allí y de qué modo, y con qué herramientas se desempeñan. “La idea surgió a partir de varias cosas, pero pensando que el suicidio es la principal causa de muerte externa en Uruguay, que este servicio existe en varios países y que, sin embargo, no está muy investigado, y también hay varios tabúes en torno al suicidio, tal vez no se habla lo suficiente”, explica Lieberman. “Sin dudas es un tema que aparece mucho en el teatro, y no sólo en el actual sino desde las tragedias griegas, y en distintos abordajes. Nosotras en este proyecto nos queremos preguntar específicamente cómo es trabajar en esto con una persona a la que no conocen pero que está pidiendo ayuda a alguien anónimo, y cómo eso puede pesar en un trabajador, qué alcance tiene su tarea y si creen que es una política de salud efectiva”, agrega.
El formato que esta traslación escénica va a ir cobrando ya está variando en el proceso, admite la actriz. Y esto es algo que justamente contempla la convocatoria. La exploración va por el lado del sonido e incluso de la inteligencia artificial. Si en un principio este trío de creadoras apuntaba a un tono más documental, “ahora está teniendo más forma de obra –no quiero decir clásica–, una obra que eventualmente estará en cartel y en la que vamos a poner testimonios de alguna manera que conjugue lo documental con lo ficcional”, adelanta.
Tras una primera fase que implicó meses de sondeo y acopio de datos, actualmente se abocan a la escritura mientras son supervisadas por el artista alemán Peter Lorenz, mentor designado por el Goethe para acompañarlas. Estuvieron investigando cómo “poner el cuerpo en el espacio” durante una residencia en Santiago de Chile, también propiciada por el programa, y aguardan a mayo para ir a Dortmund a un intercambio con los seleccionados del resto de los países, donde podrán colectivizar sus inquietudes.
“Acerca de nosotras, las tres venimos del teatro pero tenemos perfiles distintos”, apunta Lieberman, quien cuenta también con formación en psicología. “Camila es realizadora audiovisual y Florencia es diseñadora y realizadora de escenografía y vestuario. Viene siendo un intercambio interesante crear desde distintos ángulos y con esta horizontalidad”, destaca. En particular cuidan que el resultado no sea eminentemente teatral y lo audiovisual entre a último momento, sino que desde la creación las disciplinas se hibriden en un mismo producto que contemple las distintas dimensiones y la complejidad del problema, incluyendo las dificultades del sistema para abordarlo.
Aunque están en plena búsqueda, dependiendo de los requerimientos técnicos que demande el texto, en el segundo semestre del año apuntarán a conseguir sala y quizá estrenar en Montevideo a fin de año.