Pasó la Edad de Oro de la televisión y ahora vivimos en la Edad de las Plataformas, una burbuja de contenido (la palabra está usada adrede) que llevó a que estudios y productoras se convirtieran en fábricas de churros. Y si hay un género que sufrió el cambio a esta forma de producción en cadena fue el documental.
Si pasamos por Netflix nos vamos a encontrar decenas de películas y series que investigan hechos policiales o mediáticos, en el formato más básico que se puedan imaginar. Los protagonistas de la historia original se sientan en una silla y miran ligeramente al costado de la cámara mientras sus declaraciones se intercalan con imágenes de archivo o recreaciones. El mérito está en la elección del objeto de estudio y en la producción, que conseguirá (o no) suficientes traseros para esa silla.
Este mes terminó una serie documental que durante tres temporadas y 18 episodios demostró que se pueden contar historias reales de otra manera y crear una serie deliciosa, sensible, sorprendente y muy graciosa. Por si se saltaron el título de esta nota, se trata de How To with John Wilson, que puede disfrutarse completa en HBO Max.
Al comienzo podría parecernos que estamos ante un episodio de Tiranos temblad, ya que Wilson parece acompañar una sucesión de imágenes de la ciudad de Nueva York con la misma calma con que Agustín Ferrando describe videos uruguayos o que refieren a nuestro país. Sin embargo, las semejanzas se terminan a los pocos segundos.
Si en la serie de videos de Youtube la voz acompaña la imagen, aquí sucede lo contrario. Con un trabajo de filmación y edición envidiable, la voz del creador nos va contando una historia, que puede comenzar con algún detalle de su vida personal, hasta elegir una temática y proponernos su asesoramiento sobre el tema en cuestión. Que suele ser algo tan cotidiano como “Cómo cubrir los muebles”, “Cómo recordar tus sueños” o “Cómo encontrar un baño público”.
En la práctica esa pregunta resulta una simple excusa, más allá de que la narrativa de Wilson es capaz de terminar el episodio con consejos que efectivamente tengan que ver con el tema en cuestión. Sin embargo, la verdadera magia ocurre en el medio.
Es que en la búsqueda de información, que comienza por las calles de la Gran Manzana, siempre tiene derivaciones. Aquellos que ya vieron un puñado de episodios sabrán que Wilson tiene la suerte (enseguida volveremos a esto) de cruzarse con ejemplares muy exóticos de la raza humana, en especial aquellos que están por asistir a alguna conferencia de asuntos muy específicos, a la que el creador será invitado.
No vale la pena ponerse a pensar en la forma en la que Wilson y sus productores consiguen las historias. Claramente cada episodio se construye de atrás para adelante, exprimiendo las convenciones bizarras a las que asiste con su camarita, contando en primera persona la experiencia. A partir de eso y del impresionante material de archivo, se arma una narrativa que puede disfrutarse en el orden sugerido, siempre y cuando uno no se obsesione con entender lo que ocurre detrás de la cortina. Al menos hasta que termine el episodio.
Si hablamos de contar historias muy graciosas tensando la realidad, es indiscutible pensar en El ensayo, la única de las creaciones de Nathan Fielder que llegó a plataformas en Uruguay (también en HBO). No es casualidad que Fielder se encuentre entre los productores de How To.... Ambos realizadores han sabido pensar fuera de la caja para presentarnos a ese animal llamado ser humano, desde ángulos a los que no accedemos tradicionalmente.
Gracias a esta serie conoceremos a personas que se dedican a coleccionar aspiradoras, a congelar a otras personas, a estudiar el Efecto Mandela o a arbitrar eventos deportivos. Algunos personajes nos generarán simpatía, mientras que otros nos harán correr hasta el espejo para comprobar si efectivamente pertenecemos a la misma especie. Es importante destacar que Wilson presenta estas historias sin ironía o cinismo agregado; si hay ridiculeces, sus propios autores se encargarán de mostrarlas.
Después están los momentos en los que Wilson es el verdadero protagonista. Hay menciones salteadas a sus relaciones afectivas, pero también está su relación con la señora que le alquila el apartamento, y que luego motivará un viaje delirante a Las Vegas. Bueno, tan delirante como casi todos los otros viajes. En el penúltimo episodio de la última temporada, además, habrá un raro sincericidio en cuanto a la producción de la serie, para volver al formato de siempre en el episodio final.
En resumen, si les interesa conocer algunos recovecos insospechados de la humanidad, de la mano de una narración al borde del ASMR (aunque con el correr de los episodios desarrolla tos) y muchísimo humor en la combinación de imágenes y sonidos, tengo una serie para recomendarles. Seguro se llevan algún consejo útil para ustedes.
How To with John Wilson. 18 episodios (en tres temporadas) de 35 minutos. En Netflix.