Con apenas dos episodios para completar la primera temporada, se puede asegurar por su rating, y también por la respuesta entre críticos y fans, que la serie El Pingüino es el nuevo éxito de HBO.
Rodolfo: Creo que es muy merecido porque estamos ante el raro caso de una serie que funciona en varios y distintos niveles: como producto en sí mismo, con el ascenso mafioso del personaje principal, como secuela de la película The Batman (Matt Reeves, 2022) y acaso como piedra fundamental –aún más que la propia película– de este universo, de esta Ciudad Gótica donde se mueven los personajes. El Pinguino es una serie que funciona como parte de una nueva visión de algo ya muy transitado: Batman y su universo. Una visión quizá más adulta, menos colorida, más rupestre.
Ignacio: Estamos de acuerdo ya desde la partida en que es una serie que funciona. No parecía partir con demasiados riesgos, ya que el Batman de Reeves y su mundo fueron bastante aceptados en su momento. Ni que hablar del papel de Colin Farrell, oculto detrás de kilos de maquillaje y prótesis. Pero en la cancha se ven los jugadores, y casi desde el primer minuto quedó claro que la serie tenía una razón para existir. No sería solamente estirar el mundo de la gran pantalla, sino profundizar y al mismo tiempo bajar las revoluciones, porque en diez horas de historia se pueden contar más cosas y hasta se puede “perder el tiempo” (entre enormes comillas) con, por ejemplo, conversaciones que sirvan para conocer más a cada uno de los involucrados.
¿Qué tan rápido te subiste al Pingüimóvil y le pusiste tu voto de confianza?
Rodolfo: Tuve un par de episodios de duda, lo confieso. Primero, admito que eso que vos decís (los kilos de maquillaje y añadidos en Farrell) me resultan medio problemáticos. Si querías que se pareciera tanto a Richard Kind, ¿por qué no contratar a Richard Kind? Pero Farrell, de a poco y consistentemente, va logrando hacer grande al personaje, aprovechando lo mucho que le dan (tiempo, espacio, desarrollo) hasta volverlo un gran protagonista. Luego, lo que me terminó de convencer es el personaje Sofia Falcone Gigante, gran, gran creación de Cristin Milioti que crece hasta volverse la gran antagonista, coprotagonista o verdadera protagonista, como más te guste.
Ignacio: Yo dejé acumular algunos episodios antes de empezar a verla, así que seguro que me convencí el primer día, pero creo que fue bastante rápido. Lo que decís es interesante, y varias voces se alzaron por ese asunto. Será que leí por ahí que Farrell siempre fue el actor elegido para interpretar a Oswald Cobblep... perdón, Oswald Cobb, y que la experimentación llegó después. Es increíble que ni por un milisegundo veas el disfraz, ni siquiera te distraigas pensando en el actor debajo de todo eso. Es una construcción brillante de un eterno segundón, un personaje resentido, con un complejo de inferioridad enorme, que trata, al menos por un rato, de ser el protagonista sabiendo muy bien que en esa clase de mundillos el protagonista es al que los demás quieren ver caer. Sin espoilear mucho, podemos decir que juega su propia partida de ajedrez, aunque se pase de blancas a negras, sin titubear, y a veces mueva las piezas en forma incorrecta.
Rodolfo: Incluso te sumo una variación muy interesante: hacen del Pingüino un personaje con conciencia social. Viene de abajo, de los barrios más pobres, y su confrontación es primero que nada económica. Sí, claro: busca siempre beneficiarse a sí mismo primero que nada. Pero ese matiz, que a veces lo pone del lado correcto, le aporta una gran variedad a esta nueva perspectiva del personaje. Incluso, le aporta tridimensionalidad, que es algo de lo que gozan todos los personajes: Sofia, Vic (Rhenzy Feliz), Sal Maroni (Clancy Brown).
Ignacio: Ahí nombraste al personaje fundamental, al Robin del Pingüino: Vic. Incluso tiene un origen similar al del segundo Robin, que era descubierto por Batman mientras intentaba robarse las llantas del Batimóvil. Se trata de un jovencito que quedó en la calle después de los hechos de la película de 2022 (bien ampliados acá) y termina bajo su ala, si se me permite el guiño. Y voy a aprovechar el espacio, porque, al tratarse de historias del crimen organizado, algunos compararon la serie con Los Soprano, pero no solamente por la relación entre el mediocre en ascenso y su aprendiz, sino por la trama que incluye momentos de tensión que se resuelven en el último milisegundo, le encontré algunos parecidos narrativos con Breaking Bad. ¿Estoy loco? No respondas, creo que todos lo sospechamos.
Rodolfo: A riesgo de que se me condene a mí también a la pasada: no, no estás loco. Hay de Los Soprano y hay de Breaking Bad. El Oz de Farrell tiene gestos, cosas de Tony Soprano. Y la interacción con Vic tiene de Breaking Bad. Ahora, si hablamos de influencias a la hora de crear la serie, hay un par que no pueden faltar (dejando de lado la propia película de la que se desprende): The Long Halloween, la historieta de Jeph Loeb y Tim Sale, de donde salieron muchos de estos personajes e incluso su interacción, y –esta ya más polémica– la serie Gotham de Bruno Heller, que ya en su primera temporada nos contaba el ascenso a supervillano del Pingüino, en aquel caso en una estupenda encarnación a cargo de Robin Lord Taylor.
Ignacio: Me abrazo a esta locura compartida. Gotham fue una serie bien distinta, para empezar, porque transcurría cuando Bruce Wayne todavía era un niño, y la audiencia pasaba más tiempo usando la calculadora que Uruguay en las Eliminatorias. Gotham era mucho más absurda, delirante, sin miedo al ridículo, pero contaba el ascenso del mismo personaje, así que es imposible dejarla de lado. Y de la historieta está el uso de las familias mafiosas de la ciudad, que siempre se identifican con los primeros años de Batman, antes de que los villanos coloridos tomaran el poder. Sin embargo, en las historias de Reeves y los suyos no parece haber intenciones de alejarse mucho del realismo, más allá de que el público clame por algún villano sobrenatural en la segunda película.
Rodolfo: Y en esta serie está puesto el acento en el mismo modo: realista, sucio y mundano. El Pinguino acá podrá tener grandes aspiraciones, pero no son las de un supervillano que use aves, paraguas, monóculo o galera (por ahora; quizá me dé una gran sorpresa en sus últimos dos episodios), sino las de un mafioso con los pies bien puestos en la tierra y cero escrúpulos. Y antes que enfrentarse a Batman (que en la serie es apenas mencionado una vez y de rebote), está mucho más ocupado por ganarse un lugar sin que los gánsteres rivales lo exterminen.
Ignacio: Volviendo a lo de la perfecta continuación de la película, aquella tomaba el tráfico de drogas y le agregaba el toque “gótico” con unas... bueno, gotas (la cacofonía solamente funciona en español) que aquí son sustituidas por otra droga. Y voy a meter un tema que hemos comentado fuera de esta charla en particular, y es que todo se está volviendo demasiado grande, demasiado importante, como para que el hombre murciélago no esté al tanto de los acontecimientos. ¿Podrá El Pingüino seguir jugando con el “espacio negativo” alrededor de Batman sin que se note demasiado?
Rodolfo: Para mí, ya está al límite. Y ese, probablemente, era el mayor riesgo que la serie afrontaba desde un principio. Al contar la historia del ascenso de un personaje que es, en definitiva, tan sólo uno de los antagonistas del héroe, la lógica de los cómics en los que se basa (y sus muchas adaptaciones audiovisuales) es que está condenado a perder. Y cuanto mejor le va y mejor lo vemos perfilarse como capo criminal, más nos preguntamos por dónde anda Batman que no aparece a darle de hostias, trompadas y sopapos. Pero, claro, ¿cuán anticlimática sería una serie que nos cuenta la carrera de un segundón en el mundo del crimen que se resuelve con la aparición repentina, de la nada, de otro personaje que llega a solucionarlo todo?
Ignacio: Es la duda que queda hacia el final. De la redención de los personajes no quedan dudas, en el sentido de que si alguno se arrepintiera de sus hechos, ya sería demasiado tarde. Se cansaron de negar la presencia de Batman en la serie, pero la verdad es que si fuera productor yo también la negaría. Sobre lo anticlimático: recomiendo la historieta Gotham Central, que muestra cómo muchas veces los detectives de la ciudad laburan semanas un caso para que a último momento el encapotado resuelva todo y se quede con el crédito. Si tuviera que arriesgar, diría que aparece, pero no que lo soluciona todo. Eso sí que narrativamente sería un paso en falso, de los que no da ni Oz con esas patitas.
Rodolfo: Si se llegara a parecer, así sea un poco, a Gotham Central, sería todo un éxito (sobre todo porque cancelaron la adaptación a serie de televisión que habían anunciado), pero yo apostaría a que ni siquiera aparece. Tendremos que ver estos últimos dos episodios para enterarnos.
Ignacio: Recomiendo ver el último episodio en vivo por HBO. O huir de las redes sociales. Para que, si hay sorpresas, sean de primera mano.
El Pingüino. Episodios de alrededor de una hora los domingos en HBO y luego en Max.