En los documentales que giran alrededor de una persona, es sensato decir que esa persona es su protagonista. Y, dependiendo de si se centra en sus aspectos positivos o negativos, no es descabellado decir que esa persona es el héroe o el villano de la película. No porque haya nacido en otro planeta o rescate gatitos atrapados en un árbol, sino porque es a quien querremos ver triunfar. En el caso del héroe, por supuesto.

Después de un limitado paso por las salas de cine, llegó a la plataforma Max el documental Super/Man: la historia de Christopher Reeve, que repasa la vida del actor que encarnó a Superman en cuatro películas estrenadas entre 1978 y 1987, que además quedó eternamente fijado en el inconsciente colectivo como la representación de carne y hueso de Clark Kent/Kal-El.

Quizás eso sería suficiente como para merecer un film sobre su vida, desde su trabajo en el teatro off Broadway hasta la fama inmediata al encarnar a uno de los personajes más famosos a lo largo del planeta. Pero “la historia de Christopher Reeve” también está marcada por un hecho trágico que se conoció a lo largo y a lo ancho del mundo.

En mayo de 1995, con solamente 42 años, el actor sufrió una aparatosa caída cuando andaba a caballo. Esta le ocasionó una lesión en la médula espinal que lo tuvo al borde de la muerte y finalmente lo paralizó desde el cuello hacia abajo. El documental combina (aunque brevemente) su carrera cinematográfica, su vida familiar y los hechos ocurridos desde el accidente hasta su muerte casi una década más tarde.

Con estos elementos no parecía difícil crear una pieza capaz de emocionar a los espectadores. Sin embargo, el esfuerzo de los directores Ian Bonhôte y Peter Ettedgui logra que el resultado final sea un relato ordenado, emocionante (por supuesto), pero especialmente que se anima a mostrar algunas sombras entre tantas luces.

Christopher Reeve tuvo que aprender a vivir de nuevo, después de perder toda independencia de movimientos. Sus esfuerzos por superar la esperable depresión y lograr reinsertarse en la industria del entretenimiento lo convierten en “héroe de la película”. Pero esta también es la historia de sus dos parejas y de los tres hijos que tuvo con ellas, quienes en el mejor de los casos vieron sus vidas profundamente afectadas y en el peor debieron cambiar por completo sus vidas para acompañarlo. Ni que hablar cuando conocemos a otra persona que sufrió una lesión similar y (en el caso de ella) logró graduarse en Harvard. También hay héroes allí.

El relato incluye comentarios de estrellas de Hollywood que destacan su don de gente (su mejor amigo, Robin Williams, aparece en medio de su propia tragedia), pero el documental no se olvida de recalcar que Reeve tuvo la ventaja que no tuvieron otras víctimas de lesiones similares. Si bien se menciona que la economía doméstica no era la que uno esperaría de una estrella de Hollywood, su familia pudo solventar los gastos de cuidados las 24 horas del día que su condición requería.

También se maneja con calidad la creación de su fundación para la investigación de esa clase de lesiones. Es muy común que personas pudientes que se enfrentan a una enfermedad de primera mano o en su círculo cercano activen pedidos públicos de más dinero para la investigación relacionada con lo que los tiene a maltraer. Este no es un documental cínico y de hecho se señala el cambio de mentalidad de Reeve, quien en los primeros años se obsesionó con una cura y, gracias a su esposa Dana Reeve, redirigió los esfuerzos hacia los cuidados de quienes no pueden esperar a que la ciencia se desarrolle.

La película no puede darse el lujo de centrarse en los momentos optimistas e incluso su cierre está centrado en las muertes, así en plural. Pero quedan salpicadas por ahí algunas escenas de sus películas, algunas de sus primeras apariciones públicas luego del accidente, y la música de John Williams que nunca decepciona.

Reeve comprendió, antes y después de 1995, que desde su lugar podía influir en personas de todas partes, y con mayor o menor éxito utilizó ese sitio para difundir mensajes positivos. Diría que “con un gran poder viene una gran responsabilidad”, pero ahí estamos hablando de un superhéroe completamente distinto.

Super/Man: la historia de Christopher Reeve. 104 minutos. En Max.