“War... war never changes” (La guerra nunca cambia). Con esta frase comenzaba uno de los más importantes videojuegos de finales del siglo pasado. Editado en 1997 por Interplay y adelantado a la revolución de los juegos de “mundo abierto” (esos en los que, aunque haya una misión principal, el jugador puede recorrer más o menos a sus anchas), Fallout nos ubicaba rápidamente en un mundo posapocalíptico que ha sobrevivido, digamos, a un bombardeo nuclear.
Sin embargo, no es nuestro mundo, o lo que era nuestro mundo en 1997, sino otro en el que, durante el mayor momento de pánico colectivo ante la guerra nuclear –la década de 1950– se tomaron previsiones extremas. En particular, los vaults o refugios adonde las clases pudientes huyeron tiempo antes del bombardeo. En estas pequeñas miniciudades subterráneas alejadas de todo –la radiación, lo que sea que haya pasado allá arriba después–, los sobrevivientes han logrado mantenerse por más de 200 años.
Así, en este universo que bien podría haber nacido como un mix de una novela de Philip K Dick y Mad Max se ambientaba la aventura creada por el diseñador Tim Cain: nos ponemos en la piel de un habitante del Vault 13 que jamás había pisado el mundo exterior ahora encargado (o encargada; la elección corría por nuestra cuenta) de salir al exterior a buscar un chip de purificación de agua, que era lo único que podía salvar al vault ante el fallo del anterior. Por primera vez nuestro/a protagonista salía al mundo –el wasteland– para ver qué había y cumplía su misión (si querías) evitando morir.
Desde entonces, se habló de adaptar Fallout a cine o TV, y los intentos fallidos fueron muchos. Pero en 2009, Bethesda –la diseñadora de videojuegos a cargo de la saga desde su tercera entrega– tomó el toro por los cuernos y asumió por sí misma el desarrollo audiovisual, que, no sin sus propios fracasos y postergaciones, terminó en la serie que llegó por Amazon a nuestras pantallas en abril, creada por Graham Wagner y Geneva Robertson-Dworet, con producción de Todd Howard (director de las entregas 3 y 4 del videojuego) y el veterano de la TV Jonathan Nolan (el hermano de Christopher), responsable de Person of Interest y Westworld.
Antes de que los puristas del videojuego empiecen a buscar las diferencias, cabe aclarar que estamos ante otra historia, no la del juego, ambientada en el mismo mundo. Aquí nuestra protagonista es Lucy McLean (Ella Purnell), habitante del Vault 33, que recibirá un ataque de habitantes del exterior. En ese mismo ataque, su padre, Hank (Kyle McLachlan), será secuestrado y a nuestra heroína no le quedará otra opción que salir por vez primera al mundo superior a buscarlo.
En la delirante, salvaje y sangrienta aventura en que se verá envuelta conocerá a diversos habitantes del exterior, con particular destaque para Maximus (Aaron Moten), un aspirante a caballero de La Hermandad del Acero, y el Ghoul (Walton Goggins), una suerte de zombi cazarrecompensas. Pronto, la búsqueda de Hank será sólo uno de los muchos argumentos que darán cuerpo a la serie, porque su planteo es ambicioso, quizá demasiado, y trata de explicar incluso el origen del cataclismo nuclear, el secreto que se esconde detrás de la creación de los propios vaults y qué ha pasado en ese mundo durante los 200 y pico de años que han transcurrido.
En esa libertad para contar una historia nueva –aunque rinda homenaje a personajes y sucesos de las entregas del videojuego– yace la gran fuerza de esta adaptación y la vuelve estupenda. Muy entretenida, continuamente ocurren incidentes, aparecen personajes (es notable el nivel de su elenco, incluso para apariciones de pocos minutos de Mykelti Williamson, Matt Berry, Michael Emerson, Michael Rapaport, Dale Dickey, Fred Armisen y Erik Estrada, entre muchos otros), y visualmente es imponente.
Puestos a hilar fino, se puede objetar lo fácil y conveniente que se encuentran en el vasto páramo personajes tan importantes como relevantes para la trama esencial, o que alguna actuación principal no esté al nivel de las demás (Moten tiene una única cara para todo, lo que desentona con los excelentes Purnell y Goggins), pero eso no es obstáculo para disfrutar de la acción, la aventura, la ciencia ficción, la imprevisibilidad de Fallout. Todo dispuesto para una nueva temporada, en otro lugar, con más revelaciones y nuevas aventuras, para seguir explorando el páramo.
Fallout Ocho episodios de una hora. En Prime Video.