Una de las series más interesantes, innovadoras y entretenidas del año pasado fue Fantasmas, disponible en la plataforma Max. Se trata de una comedia surrealista protagonizada por un joven que quiere ganarse la vida vendiendo ideas y que termina rastreando una caravana perdida para compararla con el lunar de su rostro y comprobar si este último está creciendo. Porque cuando la compró eran idénticos.

En medio de una atmósfera delirante, con decorados a medio terminar y una ambientación sonora perturbadora, se escondía un programa de sketches, ya que en cada esquina podía ocurrir una pequeña acción que nos llevara un ratito por las ramas, para luego regresar a la historia de Julio y su misión sanitaria.

La serie había sido creada, escrita, dirigida y protagonizada por Julio Torres, un comediante salvadoreño que ya había estado detrás de la serie Los Spookys. En Problemista, una película estrenada en 2023 recientemente añadida a la oferta de alquileres digitales, Torres ya mostraba varias ideas que perfeccionaría en la serie: se trata de una historia simpática, con momentos de humor quizás más absurdo que surrealista y con una coprotagonista de lujo.

Esta vez el personaje de Julio se llama Alejandro y es un inmigrante que viajó a Estados Unidos para poder aspirar a convertirse en empleado de la empresa juguetera Hasbro. Los formularios digitales de la empresa no permiten seleccionar otro país, así que Alejandro se encuentra peleando por un lugar y al mismo tiempo intentando extender su visa de trabajo, para evitar que su sueño se termine antes de haber comenzado.

Cuando comienza la acción, Alejandro está trabajando en una empresa de criogenia como una suerte de archivista de un pintor que se dedicó a hacer cuadros sobre huevos, pero que enfermó y decidió congelarse hasta que encuentren una cura. La empresa no tiene esperanzas de que eso ocurra, legalmente son “una forma de eutanasia”.

Después de un problemita con su “archivado”, nuestro protagonista termina trabajando como asistente (honorario) de la viuda del pintor de los huevos, Elizabeth, interpretada por la siempre atrapante y confiable Tilda Swinton. En esta oportunidad, la Swinton se aparta de sus papeles más sofisticados y construye a una caprichosa mujer blanca de esas que siempre piden para hablar con un superior, a las que el ingenio colectivo ha bautizado “Karens”. Esta Karen es capaz de sacar de las casillas a cualquier persona y por eso mismo fue bautizada Hidra, ya que en cuanto le solucionás un problema, aparecen dos en su lugar.

La mayor parte de los 105 minutos estará dedicada a la lucha por conseguir un nuevo empleo, ya que Elizabeth no termina de ponerlo en caja, a la vez que hace algunas tareas sencillas para ganar dinero en efectivo a través del sitio de avisos clasificados Craigslist, que aparece personificado como si fuera uno de los dioses de American Gods.

Al tratarse de un mundo más parecido al nuestro, la creación de Julio Torres queda emparentada con algunas historias del guionista (y también director) Charlie Kaufman, aunque aquí la cosa sea más juguetona, si se me permite la expresión. Más whimsical, si se me permite el anglicismo, aunque el guion incluya una escena bastante oscura. El coro que luego utilizaría en Fantasmas aquí ya estaba presente.

En el medio habrá un programa de hojas de cálculo imposible de manejar, un cuadro de huevos por el que habrá que pedir disculpas y una madre que desde El Salvador tiene sus propios problemas de inspiración. Para el final tendremos a Alejandro convirtiéndose por un ratito en Karen y una escena que cierra la trama de la criogenia y el film en su totalidad.

Arte, capitalismo y privilegios son una buena puerta de entrada para engancharse con Julio Torres y seguirlo a dondequiera que vaya.

Problemista. 105 minutos. En alquiler digital.