Si algo le funciona muy bien a Steven Knight es la combinación entre historia y ficción. Aunque este creador británico ha incursionado en todo tipo de lides, se puede reconocer una tendencia, una pasión incluso, por la ficción histórica. Es en ese género, además, en el que ha recogido su mayor éxito y reconocimiento, en particular con Peaky Blinders (seis temporadas, una película como cierre a estrenarse en breve y una continuación independiente en producción). En esa serie reconstruía (e inventaba, que tampoco es que haga documentales) la historia de una popular pandilla de Birmingham a lo largo de décadas y le daba a Cillian Murphy un rol por el que será reconocido el resto de su vida.

También volvió a la ficción histórica con SAS: Rogue Héroes y el nacimiento de esta unidad especial durante la Segunda Guerra Mundial (actualmente con dos temporadas estrenadas y una tercera por venir) e incluso recientemente, en Netflix, con House of Guinness y la historia de la familia creadora de la popular cerveza en el siglo XIX (una temporada por ahora y quién sabe si sigue; esta le salió demasiado conversada, en mi opinión).

En las series creadas por Knight hay una tendencia evidente a recorrer la historia en algún punto de Reino Unido, siempre a partir de un hecho real que sirve al menos de puntapié inicial. Tal es el caso de Mil golpes, la serie que estrenó mediante Disney y que anunció su segunda temporada para enero. Está ambientada, una vez más, a fines del siglo XIX en la barriada pobre de Londres, el West End. La pandilla a reconstruir en esta oportunidad es la de las Forty Elephants, una banda constituida exclusivamente por mujeres que se dedicaban ya por aquel entonces al todavía hoy popular modo de robo piraña: entrar de a muchas en tiendas y llevarse todo lo que podían, lo más rápido que podían.

Pero, y aquí es cuando entra en juego la ficción que propone Knight, cuando una de las líderes de la banda, Mary Carr (Erin Doherty), se siente llamada a más, a jugar más alto el juego del crimen en la capital británica, involucrará a sus compañeras en una estafa que lentamente se irá desarrollando en los seis episodios que componen esta primera temporada.

La estafa incluye en un papel fundamental a Hezekiah Moscow (Malachi Kirby), un boxeador recién llegado de Jamaica que puede llegar a ser una verdadera revolución para la disciplina. Una disciplina que recién se está constituyendo con sus reglas y características, porque hasta el momento es esencialmente lucha encarnizada a puños desnudos, y es en ese formato que Henry Sugar Goodson (Stephen Graham, que viene tocado por la varita del éxito hace ya varios años) no tiene igual. La presencia de Moscow pondrá eso en duda y se llevará la atención de Mary, ambas cosas imperdonables a los ojos de Sugar, el gran antagonista de este relato.

Ellos, más un nutrido elenco secundario que tiene su buena cuota de relato, serán el núcleo de esta historia criminal que toma como punto de partida la propia Peaky Blinders. El esquema es claro: banda criminal real histórica extrapolada a un relato ficcional, sin respetar a ultranza lo histórico. Por ejemplo, las Forty Elephants no tuvieron su actividad exactamente en la misma época de la serie. Pero también hay mucho de la estupenda Warrior, y no sólo por incluir a Jason Tobin en su elenco, sino también gracias a las muchas escenas de pelea y a su narración en varios niveles para diversos personajes que, dependiendo del momento, colaboran o se tornan antagónicos.

El resultado es un estupendo drama criminal con la mejor producción que se puede pedir (la reconstrucción de época es fastuosa), una impecable escritura de personajes, trama y relato, de la mano de un elenco en estado de gracia. Lo único que se podría lamentar es que la serie no cerraba en esos seis episodios, pero eso es algo que se va a enmendar ahora nomás, cuando se estrene su final en enero.

Mil golpes. Seis episodios de entre 49 y 56 minutos. La segunda temporada estará disponible el 9 de enero. En Disney+.