Antes, los “telefilms”, esas películas jamás pensadas para ser vistas en una sala de cine, solían ser entretenimientos menores. El cliché era la historia basada en hechos reales sobre esa mujer que había superado todas las dificultades de la vida. Hoy, un telefilm puede tener detrás al mismo responsable de una de las mejores series dramáticas de todos los tiempos. Jesse Armstrong, cocreador de Peep Show, guionista de The Thick of It (la voy a seguir nombrando hasta que la vean) y creador de Succession, se despachó con un telefilm que marca su debut como director.
En Mountainhead, Armstrong no parece alejarse de los grandes temas que lo apasionan. De nuevo tenemos personas cuyas fortunas tienen más dígitos que nuestros números de teléfono y que discuten con relativa liviandad de asuntos que tendrán consecuencias enormes para el resto de la población mundial. Con una “puesta” más teatral, no nos trae a Los ocho más odiados, como hizo Quentin Tarantino, pero sí a Los cuatro más odiosos si es que se hiciera público lo conversado en la casa que da nombre a la ficción.
Con lo lejos que estoy del dinero de los protagonistas, tuve la oportunidad de hacer turismo en los lagos de Bariloche. Y desde la embarcación se veían, en orillas y laderas, algunas casas de esas que uno trata de imaginar quiénes son y de qué viven sus ocupantes. Pues bien, en una de esas casas, pero del Primer Mundo, se reúnen cuatro magnates de las nuevas tecnologías. Porque sí, porque mantienen desde hace años una suerte de cofradía, pero además porque el planeta está al borde del colapso. Una herramienta de inteligencia artificial generativa de uso público llevó a varios países al borde de la guerra, hacia adentro y hacia afuera. Ya nadie sabe lo que es verdad y lo que es mentira, una idea con la que Tom Cruise apenas coqueteó al comienzo de la última entrega de Misión Imposible. Pues el padre de la criatura es Ven, la persona más rica del mundo y uno de los cuatro amigotes, interpretado por un Cory Michael Smith ya acostumbrado a los personajes desagradables después de ser Chevy Chase en la película sobre la primera emisión de Saturday Night Live.
Con un ritmo televisivo pese a ser una única entrega de 109 minutos, seguimos a Ven, a Souper, el dueño de casa (Jason Schwartzman jamás defrauda), a Randall (Steve Carell encontrando el punto justo de dramedia) y a Jeff (Ramy Youssef, en inferioridad tanto en estrellato como en la ficción). Este último aparece como el más cínico, como el típico amigo que arruina el fin de semana de diversión, hasta que las sucesivas noticias de lo que sucede “allí afuera” empiezan a darle la razón.
Estamos ante una comedia negra clásica que carretea en la dialéctica y empieza a mostrar sus garras cuando los multimillonarios deciden dejar de ser sujetos pasivos de lo que está ocurriendo. De todos modos, terminan pareciéndose menos a villanos de películas como Boda sangrienta o La cacería y más a los Tres Chiflados.
Si pensabas que el capitalismo no podía ser más salvaje, mirá la película o pedile a un chat de inteligencia artificial que te la resuma. Eso sí, con el agua potable que consumen esas herramientas, no te extrañe que en unos años estés viviendo en el universo de Mad Max.
Mountainhead. 109 minutos. En Max.