El actor y comediante estadounidense Vince Vaughn se hizo superconocido en los 2000 como protagonista de buenas comedias como Swingers, Wedding Crashers (también llamada Los rompebodas, con Owen Wilson) y The Break-Up (con Jennifer Aniston) gracias a papeles de tipo simpático y entrador, medio sarcástico y que hablaba rápido, no como el típico “payaso” sino más bien como un intérprete dotado de un estilo marcado por el comentario ácido y una gran calidez. Luego de algunos años de fracasos de taquilla, en 2024 regresó victorioso con la buenísima serie Bad Monkey (Apple TV), creada por Bill Lawrence (Ted Lasso, Shrinking), que combina comedia negra, sátira social y thriller.

Ahora Vaughn protagoniza y produce la entrañable comedia dramática Nonnas, inspirada en el restaurante Enoteca Maria de Staten Island, Nueva York, inaugurado en 2007 con un staff rotativo de abuelas que cocinan platos tradicionales.

La película relata la historia de Joe Scaravella (Vaughn), un italoamericano de Brooklyn que atraviesa el duelo por la pérdida de su madre, con quien tenía una estrecha relación. Padece un trabajo que no le gusta y a un jefe insoportable, no tiene pareja y se queda viviendo solo en la casa de su infancia. En medio de este vacío existencial y sin mucho rumbo, usa el seguro de vida que le quedó para honrar a su madre: decide abrir un auténtico restaurante italiano. Para eso, y con la ayuda de su exnovia Olivia (Linda Cardellini, ER) y su mejor amigo Bruno (Joe Manganiello, Liga de la Justicia), recluta como cocineras a las viejas amigas de su madre, Roberta (Lorraine Bracco, Los Soprano) y Gia (Susan Sarandon), a la exmonja Teresa (Talia Shire, El Padrino) y Antonella (Brenda Vaccaro, Once Upon a Time in Hollywood).

Sin saber mucho del negocio, pero muy decidido a encontrarle un nuevo sentido a su vida, Joe se arriesga y pone en marcha la costosa refacción de un viejo local destartalado, se enfrenta a funcionarios de Bromatología y a vecinos hostiles y contiene las peleas internas de las chefs. Por momentos todo se hace cuesta arriba, piensa hasta en cerrar el restaurante por falta de apoyo hasta que, casi mágicamente, descubre un sobre con recetas escritas por su madre que lo reviven. Finalmente, tras una muy buena reseña gastronómica, los clientes llegan y se salva del cierre definitivo. Todo en medio de un ambiente caóticamente italiano, lleno de tarantelas, quesos, pasta con bolognesa, cannolis y gritos.

Si había alguna duda sobre si los olores y sabores son capaces de traspasar la pantalla, Nonnas la despeja por completo: ¿hay acaso algo más reconfortante y deseado que la comida casera hecha por una abuela? Ese es el detonante emocional para retratar una historia que nos enlaza con las raíces de la infancia, la conexión afectiva de celebración y consuelo a través de la comida, las tradiciones intergeneracionales y el valor de la comunidad, que nos viene a recordar que cocinar va mucho más allá de alimentarse: la cocina puede ser una forma de sanar, reencontrarnos con otros, mantener vivo un recuerdo, transitar la pérdida y resignificar lo que ya no está. Para Joe, cocinar es transformar el dolor en algo compartido; para las abuelas, amor servido en un plato.

La comida es utilizada como hilo conductor y excusa para narrar una historia cálida y sin estridencias que trata con sensibilidad el poder de los deseos y el seguir adelante, la búsqueda personal, el empezar de cero, el duelo, la identidad y la memoria. Es un sensible drama gastronómico y familiar en el que cada personaje atraviesa diferentes momentos y en el que sanarse es su denominador común. Nos lleva a historias sencillas, menos espectaculares y más centradas en los vínculos que nos moldean, y eso es, en definitiva, lo que hace que la película valga la pena: su autenticidad emocional. Conmueve ofreciendo una dosis justa de pornografía culinaria y una ternura nostálgica que nos conecta con lo más básico: el recuerdo de nuestra casa.

Nonnas es realmente encantadora y marca un auspicioso regreso de un gran actor de comedia. Con una fotografía y una banda sonora acogedoras, nos saca del estigma de las cocinas como recintos de locura cotidiana que se ve en The Bear y es también un homenaje a las matriarcas. Un necesario homenaje al espíritu de las mujeres mayores, muchas veces marginadas de la narrativa cinematográfica convencional.

Nonnas. 111 minutos. En Netflix.