Federico Irazábal, sociólogo y consultor en comunicación política, y el politólogo Daniel Chasquetti analizaron para la diaria los distintos momentos del debate presidencial y los aciertos y los desaciertos de los candidatos del Frente Amplio (FA) y de la coalición oficialista.
Para Irazábal, Delgado estuvo desde el primer momento “obligado de alguna manera a contrastar, a pegar”, y lo buscó varias veces. En el primer bloque ya marcó el contraste entre lo que, según afirmó, es el modelo de desarrollo del Partido Nacional y un modelo de “ideología que atrasa”, el del FA. Estuvo “todo el tiempo buscándolo a Orsi”, nombrándolo, reclamando por qué los referentes frenteamplistas no fueron a la inauguración del Hospital del Cerro, por ejemplo.
En cambio, Orsi no nombró a Delgado y se dedicó a enumerar propuestas e ideas, casi sin debatir con su contendiente, señaló Irazábal. Orsi habló en más de una ocasión de sus logros como gobernante de Canelones, frente a un Delgado que buscó destacar los logros del gobierno actual, pero donde él tuvo un nivel de responsabilidad distinto, marcó Irazábal.
Para Chasquetti, a Delgado se lo vio más suelto al comienzo del debate. Orsi “estuvo más titubeante al comienzo, pero terminó mejor”. En el primer bloque, “Delgado atacó como era esperable y Orsi tardó en responder, pero cerró el bloque golpeando con algunas cosas importantes, como el tema pasaportes” (el caso del narcotraficante Sebastián Marset, por el que renunciaron varios jerarcas de gobierno).
Chasquetti coincidió con Irazábal en que la estrategia de Delgado fue “todo el tiempo confrontar con el programa del FA, con los resultados de la gestión de los 15 años de gobierno del FA”, mientras la estrategia de Orsi fue enumerar sus planteos y se mantuvo en esa línea. Al hacerlo, dejó pasar algunas oportunidades, como cuando Delgado afirmó que “estamos más seguros”. Chasquetti también marcó la referencia reiterada a Canelones como una forma de demostrar capacidad de gestión.
Miradas y gestos
Chasquetti señaló que Delgado muchas veces no miraba a la cámara, o la miraba parcialmente, mostrando una actitud “como de sentirse superior o más canchero, más experiente”, pero en esto se equivocó, a juicio del politólogo, ya que “hablarle a la cámara es hablarle al espectador”. Por su parte, Orsi no se movió y estuvo todo el tiempo mirando la cámara; “eso es entrenamiento”, destacó Chasquetti.
Para Irazábal, en su lenguaje corporal Orsi estuvo “duro” y Delgado estuvo “mejor parado” y miraba a su contendiente como “buscando el debate”. “Esto es como cuando suben dos boxeadores al ring y hay uno que está buscando pegar, pegar, pegar y el otro anda caminando y paseando por el ring. Bueno, Orsi está paseándose por el ring y tira dos o tres”, graficó.
Por otra parte, el sociólogo destacó que en redes sociales Delgado estuvo más activo, posteando en X y publicando historias en Instagram, mientras que Orsi subió menos publicaciones durante el debate.
Los créditos del gobierno y la confrontación
Chasquetti marcó que Delgado “reclamó los créditos y levantó todos los aparentes éxitos de este gobierno”. Irazábal comentó que el candidato nacionalista hizo “una buena defensa del gobierno” actual, pero le costó “venderse él”. “Está vendiendo las propuestas del gobierno anterior, los logros del gobierno anterior, pero le falta personalidad”, estimó.
Para Chasquetti, a Delgado “le cuesta mucho equilibrar esa necesidad que tiene de acuerdos, si él gana, con el ataque permanente al FA”. “No sé cuántas veces nombró al FA, pero es como un récord”, comentó. A medida que avanzó el debate, para el politólogo, Orsi estuvo “más suelto, mejor parado”, y estuvo “muy bien en el bloque de educación”. En el bloque sobre trabajo y seguridad social, Delgado “patinó un poco, le cuesta mucho defender la reforma, tuvo que acudir a Gabriel Oddone, ahí trató de explotar las contradicciones” del FA.
Orsi estuvo “más tranquilo, muy ajustado a un plan previo, que fue presentar las propuestas, mostrarse como presidenciable”, sin mover su vista de la cámara, destacó Chasquetti.
En el cierre del debate, Delgado siguió insistiendo con el tema del contraste, en posicionar al gobierno del FA como atado a una ideología, a la incertidumbre y al retroceso. “Un recurso medio burdo”, consideró Irazábal. Mientras tanto, Orsi se refirió al país de las promesas incumplidas versus el país de los compromisos.
“El debate o el eje de Delgado fue incertidumbre versus certezas, y en el caso de Orsi fue engaño versus hechos concretos”, señaló Irazábal. En su cierre, Orsi hizo un llamado al voto “un poco más enérgico, más concreto”, y llamó a votar a los que no lo votaron. Nombró al Uruguay batllista, en alusión a los votantes colorados que pueden quedar ahí sueltos, y también convocó en un momento a los que creen en la solidaridad. Para Irazábal, “puede haber sido una manera sutil de llamar a los que votaron la papeleta del Sí a la reforma jubilatoria, pero votaron en blanco, buscando un poco ese electorado más humanista y, si se quiere, solidario, pero no identificado con ningún partido”.
Para Chasquetti, Orsi hizo un “muy buen cierre” y Delgado “mantuvo el nivel y su razonamiento: que el FA no da certezas”.