Pese a perder poco más de 80.000 votos en comparación a 2019, el balance de las internas para el Partido Colorado parece ser “bueno” en vista de lo que indicaban algunas encuestas previo a los comicios. Al menos así lo entiende el prosecretario del PC, Gustavo Osta. En diálogo con la diaria, Osta sostuvo que luego del paso al costado de Ernesto Talvi, quien abandonó la política apenas iniciado el gobierno, el partido tuvo un momento de “crisis” provocado por la decisión del excanciller, que llevó a que tuvieran guarismos de entre “el 3 y 4%”, de acuerdo a las consultoras de opinión pública.
“Entonces, hoy haber llegado a un 10% cuando se nos vaticinaba, o en la previa se pensaba en un 8%, nos muestra que estamos en un proceso de recuperación, que vamos a potenciar en esta etapa que empieza de aquí a octubre”, consideró.
En la misma línea fue el diputado colorado Felipe Schipani, otrora coordinador de campaña de Robert Silva, que tras salir segundo en las internas, con un poco más del 20% hoy comparte fórmula presidencial con el candidato colorado ganador, el abogado Andrés Ojeda. “Las internas nunca son un indicador, un predictivo de lo que va a pasar en octubre, y podemos mencionar infinidad de casos. En todas las internas pasadas, el Partido Nacional [PN] era el partido más votado y después ganaba el Frente Amplio [FA]”, agregó a la diaria.
Por su parte, el politólogo Daniel Buquet consideró que el balance es “razonablemente” positivo. “Es obvio que es bastante inferior a cinco años atrás, pero yo tomaría en cuenta que la votación de 2019 fue más bien excepcional; el PC viene muy castigado desde 2004, y la aparición de Talvi generó un impacto de opinión pública muy relevante, que creo que es el factor que explica ese pico de votación en ese año; ubica al PC en un escenario similar en términos de que puede aspirar a mantener su votación o incluso tal vez incrementarla un poco”, dijo en diálogo con la diaria.
Con base en hacerle frente al FA, un discurso de unidad de la coalición entre los partidos tradicionales y Cabildo Abierto, y con consignas basadas en la “renovación” del PC, algo que le costó a la fuerza política en el último tiempo, Ojeda salió airoso de las internas, casi que duplicando a cada uno de sus principales contrincantes, dado que obtuvo casi el 40% de los votos, mientras que Silva tuvo poco más del 22%, Gabriel Gurméndez, un 19%, y Tabaré Viera, un 18%.
La figura de Ojeda
Scout de niño y adolescente, figura televisiva, edil y militante colorado desde 2002 -el peor momento del PC, según entienden los propios colorados-, el abogado sabe pescar dentro de la pecera de la coalición de gobierno. Tanto es así que en plena campaña rumbo a las internas sumó a sus filas a la ahora excabildante Elsa Capillera, al edil blanco Pablo Fredes, y el viernes se subió a la candidatura la exfiscal Gabriela Fossati, que hasta un día atrás supo militar en el PN, pero ante la decisión de Álvaro Delgado de elegir a la exsindicalista Valeria Ripoll para ser su candidata a vice y no a Laura Raffo, a la que apoyaba y quedó segunda en la interna blanca pero muy por debajo de Delgado, optó por dar un paso al costado de las filas nacionalistas.
En las internas también fue criticado por su “escaso coloradismo”, por haber dicho en una entrevista con la diaria que su referente político es el presidente Luis Lacalle Pou, y, por parte de la oposición, por su postura coalicionista para que no vuelva el FA a la presidencia. Ojeda, según ha planteado en varias entrevistas, tiene expectativas de “máxima y de mínima”. El mínimo, supo decir, es garantizar un gobierno de coalición y el máximo es que esa administración la lidere el PC.
El expresidente José Mujica, previo a las internas, criticó al PC y su “renovación”, lema central de Ojeda. En un video, planteó: “Sorprende que este PC en renovación ni se plantea los temas de paridad”, y más adelante expuso que no quiere pensar que “don Pepe Batlle será sepultado por un novedoso almácigo de rabanitos”.
Ante los principales cuestionamientos del FA, Osta respondió que forma parte de una estrategia de esa fuerza política, que desde el inicio mismo del balotaje en 1999 trata de “apropiarse” de las figuras del PC y del PN. “Nosotros tenemos como partido claramente una esencia batllista que se traslada a nuestros candidatos, sobre todo claramente en la fórmula, tanto Andrés como Robert. En un programa que básicamente va a apuntar a tener la esencia misma de las propuestas, con una visión de la política y de la gestión del Estado que hace que justamente el Estado tenga una presencia importante en el momento de definir políticas públicas. Eso yo creo que es un tema que es notorio”, valoró el prosecretario colorado.
Sobre la postura coalicionista de Ojeda, sabiendo que los colorados estuvieron históricamente enfrentados políticamente, Osta expresó que están “en un concepto de coalición, pero sin diluir identidades”. “La nuestra es claramente colorada, batllista, y nuestro candidato, nuestra fórmula, también lo es. Mantenemos nuestras identidades; cuando uno ve la historia política del país, ve también que ha habido, en otros casos, momentos de mucho enfrentamiento y luego momentos de sinergia. Por ejemplo, el Partido Comunista y el Partido Socialista tuvieron históricamente graves diferencias y confrontaciones. Sin embargo, en determinado momento conformaron un frente y mantienen sus identidades a pesar de tener puntos en común”, apuntó.
Para el colorado, es posible mantener identidades y a su vez conformar puntos en común para que se dé la conformación de un gobierno. Para Osta, Ojeda tiene formación política, es decir, “no es que viene de la nada y aparece en la política”. En este caso, planteó, armó una precandidatura que logró ganarla “en buena ley”. Entretanto, Schipani consideró que Ojeda siempre fue una persona con “enormes condiciones”, entre ellas, la de comunicar. “Tiene mucho carisma”, dijo, y añadió que es la renovación dentro del PC y cree que “también es la renovación dentro del sistema político”.
Al ser consultado sobre los cuestionamientos desde la oposición, dijo que ven al candidato “como una amenaza, y por eso pegan”, pero afirmó que se trata de “un colorado siempre, no tiene tres días en la actividad política”. Según dijo, viene de una generación “probadamente” colorada, porque “fueron 15 años de cruzar el desierto, de estar en la oposición, en un partido muy golpeado”.
Sin identidad precisa
Buquet señaló que Ojeda generó un impacto de opinión pública del mismo tipo que el que generó Talvi, “pero a mucho menor escala”. De acuerdo al académico, está claro que el espacio donde puede conseguir votos es aquel que rechaza al FA y en el que “él puede mostrarse competitivo porque, entre otras cosas, no compite Lacalle Pou, que es el líder más popular de ese espacio. Entonces, al no ser candidato Lacalle Pou y tener un candidato del PN, que es una especie de delfín del presidente, Ojeda, con su carisma, espera poder competir ahí”.
Según Buquet, su discurso no busca una identidad ideológica “precisa”, más allá de la oposición al FA. “Señala a Lacalle Pou como su referencia. Creo que no hay duda de que él es colorado, que tiene una trayectoria colorada específicamente. Ahora, yo lo veo como un candidato que es claramente pragmático y que está orientado a sacar la mejor votación posible”, expresó.
En la academia, según dijo, se plantean muchas veces cómo los partidos se inclinan o se orientan a conseguir votos, dejando de lado a veces sus perfiles “programáticos maduros”. Para Buquet, este se trata de un “caso típico”. “Es un candidato orientado a obtener la mayor votación posible y si para eso él tiene que diluir la identidad partidaria, no desaparecerla porque eso en Uruguay ni siquiera se puede hacer, y buscar un electorado más amplio e incluso hacer planteos en términos ideológicos más imprecisos, más genéricos, él lo va a hacer. Es un candidato que está en este proceso orientado a los votos y no orientado a una definición ideológica programática precisa”, reflexionó.
Por su parte, el politólogo Diego Luján dijo que, desde el punto de vista del “gran público”, la pertenencia de Ojeda al PC “es mucho más reciente”, porque se trataba de una figura pública a partir de su desempeño profesional como abogado. Ojeda estuvo a cargo de la defensa, por ejemplo, del extupamaro Héctor Amodio Pérez, y de la representación del Sindicato de Funcionarios Policiales de Montevideo.
Luján consideró que la única forma de crecer del partido es “lograr nuevas identificaciones”. “Creo que ahí, la figura de Ojeda es particularmente interesante a esos efectos, pero no creo que él sea un colorado tradicional -vinculado a los últimos gobiernos del partido, o al menos una trayectoria legislativa- y que el público en general, no muy informado, lo vea así. Creo que esa es una fortaleza antes que una debilidad”, agregó.
Según Luján, al partido “le permite crecer”, aunque sea una “promesa” por el momento, pero hacia el interior del partido “se lleva líderes, dirigentes, y se lleva votos que antes se distribuían entre los sectores más tradicionales del partido. Entonces, ahí hay como un doble juego, por un lado, al partido le puede servir, pero, por otro lado, también le quita poder a otros sectores que antes lo tenían”, concluyó.