Era escritor, editor y traductor. Trabajaba en la industria editorial desde muy joven. Empezó en Emecé en 1981 y a los 30 años, en 1990, ya era el director editorial de Planeta en Buenos Aires. Fue en esa multinacional del libro que creó las colecciones Biblioteca del Sur (de narrativa, en la que publicó a Tomás Eloy Martínez, Rodolfo Fogwill, Alberto Laiseca, Luisa Futoransky y Rodrigo Fresán, entre muchos otros) y Espejo de la Argentina (de no ficción, con un perfil político y de análisis de la realidad nacional), y desde la que promovió una forma de acercar al escritor, y no sólo a la obra, a la curiosidad y la voracidad del público.

Su primera novela fue Corazones cautivos más arriba (1987). Tenía 28 años y empezaba a saldar cuentas con la alta burguesía en la que había nacido y con la que en algún momento sintió que no tenía nada en común. Pero fue en 1991, con el libro de cuentos Nadar de noche, que su nombre explotó. En 1995 publicó Frivolidad, otra novela, y apuntó a la década menemista, al mundo acelerado y superficial que hasta hoy parece invocarse cada vez que se habla de los años 90. Le siguieron Puras mentiras (2001) y La tierra elegida (2005), un texto de crónicas. En 2007 publicó su última novela, María Domecq, en la que vuelve a los recuerdos familiares y los mezcla con Madame Butterfly y con la experiencia personal traumática que lo obligó a cambiar radicalmente de vida: una pancreatitis que lo dejó en coma. En 2009 publicó otro libro de crónicas, Ningún hombre es una isla, y en 2015 se publicó el primero de los cuatro tomos de Los viernes, los libros que recogen las contratapas que salieron en Página 12 desde 2008 hasta el viernes pasado. En algún momento Forn declaró que se propuso escribir esas contratapas no como un trabajo que debía sacarse rápidamente de arriba (como no pocas veces hacen los escritores cuando son invitados a colaborar periódicamente en prensa), sino como su escritura principal, como obra. Y, de hecho, incluso quienes no se han topado nunca con un libro de Forn saben que lo han leído si leyeron algunas de sus contratapas.

Después de la pancreatitis Forn se instaló a vivir en Villa Gesell. Allí, en Mar de las Pampas, lo sorprendió el infarto que terminó con su vida este domingo.