Murió el domingo, en Madrid, el escritor Javier Marías, autor de Corazón tan blanco (1992), una novela célebre por tener uno de los comienzos más memorables de la literatura en lengua española: “No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados”.
Nacido en Madrid el 20 de setiembre de 1951, hijo del filósofo Julián Marías y de la escritora y traductora Dolores Franco, Javier Marías era miembro de número de la Real Academia Española desde 2008, cuando sustituyó a Fernando Lázaro Carreter en la silla R.
Su primera novela, Los dominios del lobo, se publicó en 1971. Le siguieron Travesía del horizonte (1972) y El monarca del tiempo (1978). En 1979, su traducción al español de La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy, de Laurence Sterne, le valió el Premio de traducción Fray Luis de León. Muchos de los protagonistas de sus historias fueron intérpretes o traductores, “personas que han renunciado a sus propias voces”, según decía. En 1986 ganó el Premio Herralde de novela con El hombre sentimental y para 2011, cuando se le concedió el Premio Nacional de Narrativa, que rechazó porque se negaba a aceptar premios del Estado, ya había recibido más de una docena de premios otorgados por instituciones diversas en varios países. Escribió 16 novelas, cuatro volúmenes de cuentos, ocho ensayos e incontables artículos periodísticos y ensayísticos, muchos de ellos reunidos también en libros. Tal vez la curiosidad más notoria de su extensa producción haya sido Ven a buscarme, una historia para niños publicada en 2011 por Alfaguara.
Educado en el Colegio Estudio, una institución de enseñanza que seguía los preceptos de la Institución Libre de Enseñanza clausurada por el franquismo en 1939, licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid y especializado en Filología inglesa, Marías fue un activo participante de la conversación sobre asuntos públicos a través de columnas de opinión en la prensa en las que se ocupaba de temas tan diversos como la convivencia en la ciudad o lo que él llamaba “el feminismo reaccionario”.
Murió a consecuencia de una neumonía bilateral (condición que, para usar un eufemismo del que se había burlado varias veces, acabó por ser “incompatible con la vida”) cuando le faltaban menos de 10 días para cumplir 71 años.