En la tarde del sábado, cuando la 45ª Feria Internacional del Libro transitaba su último fin de semana, la sala Dorada de la Intendencia de Montevideo (IM) albergó la ceremonia de entrega de premios de la tercera edición del concurso Gigantes de la Lengua, que la revista Gigantes, Plan Ceibal y la Cámara Uruguaya del Libro entregan a niñas y niños de cuarto a sexto año de primaria. La convocatoria es una oportunidad para que se sumen estudiantes individualmente y también escuelas de todo el país con trabajos colectivos. La idea, sostienen sus organizadores, es “que todos y todas puedan divertirse y aprender escribiendo”. De ambas cosas dan cuenta los 117 trabajos que se presentaron este año.
Este año, además de Leandro Bustos, de Plan Ceibal, y algunos de los jurados –el director de Gigantes, Martín Otheguy, Marta Ascano y Rosanna Peveroni–, se contó con la presencia de Genaro Ares, ganador del premio y una mención en las ediciones anteriores, quien estuvo a cargo de entregar diplomas y medallas a los ganadores, en un pasaje de posta significativo: los niños y niñas fueron un poco más protagonistas aún.
Los protagonistas
Una vez que Otheguy rompió el hielo, el primer premio en ser entregado fue el de la categoría Periodismo, que recayó en Juan Alliaume Irurueta por “Documental Gurisitos: un año en el Paso de la Boyada”, una excelente entrevista al realizador José Pedro Charlo. “Juan demuestra oficio periodístico, mucha frescura y también madurez para transmitir interés tanto por el trabajo del cineasta como por la realidad de los niños y niñas que protagonizan el documental”, destacó el jurado. Al recibir el premio, Juan recomendó a los presentes ver el documental.
Después fue el turno de la categoría Literatura, la más numerosa en cantidad de trabajos presentados –un total de 107–. La tercera mención le correspondió a Irene Dione Rodríguez por el cuento “Una vaca diferente”. La autora explicó que el personaje había surgido en un taller en el que el propio Otheguy había propuesto como consigna crear un personaje y que cuando decidió presentarse al concurso partió de aquella idea. Sobre el cuento galardonado, el jurado comentó: “Celebra la decisión de los personajes de salir a buscar aventuras y de ‘hacer su vida’. Hace énfasis en la diferencia que enuncia en el título y enmarca la peripecia de la protagonista en un camino de búsqueda en el que la acompañan amigos. Estructura el relato de una manera adecuada, con diálogos integrados a la narración para dar dinamismo a la historia. Juega con lo fantástico y construye un universo posible de indudable encanto”.
Por el poema “La iguana Sebastiana”, la segunda mención le correspondió a Camila Villalba, quien no pudo concurrir. El jurado señaló en este caso: “Camila elige la poesía, con un fuerte énfasis en la rima, para narrar una historia divertida y disparatada, protagonizada por una iguana muy especial. Es de destacar el amplio vocabulario al que echa mano, así como la estructura del poema en estrofas cortas en las que se va contando la historia, de forma sucinta. Las imágenes y los colores contribuyen a imaginar la escena, que se juega por la imaginación y el humor”.
Luego fue el turno de la primera mención, que le correspondió a 5º A y 5º B de la escuela 137, que se dieron cita en la sala Dorada, las niñas y niños de túnica y moña, las dos maestras de túnica blanca, junto a las familias. Cuando coincidieron con la diaria al entrar a la IM, respondieron que son de Montevideo y que la escuela queda “en Serrato”, cerquita del Antel Arena, donde Villa Española linda con el Cerrito de la Victoria.
El trabajo que les valió la distinción fue “Un gran cambio”, del que el jurado destacó: “Eligen la primera persona para poner al lector en la piel del protagonista (o, mejor dicho, la protagonista). Manejan con destreza la incógnita acerca de su identidad, en un juego narrativo en el que dosifican acertadamente la información dada y la oculta, así como el ejercicio ficcional de ponerse en el lugar del personaje. Consiguen, de este modo, reflexionar sobre un tema bien concreto e importante en el cotidiano escolar –el tratamiento de los residuos y su clasificación– de una manera que elude el eslogan y la moraleja, y encuentra en la personificación de un objeto la manera de hacer sensible su función”.
Tres niñas se turnaron para contarles a los presentes que se enmarcó en un trabajo más amplio sobre el tema, que incluyó también una canción y una obra de teatro que representaron en la escuela. Además, explicaron que la idea surgió al observar que no se estaba usando el bolsón para los residuos reciclables de la manera adecuada. El cuento, entonces, formó parte de un proyecto escolar integral que involucró a todos.
El primer premio en la categoría Literatura correspondió a “La infancia de los casi graduados”, un poema escrito por las niñas y niños de 6º A de la escuela No 1 José Pedro Varela, de la ciudad de Mercedes, quienes tampoco pudieron concurrir. El jurado en este caso valoró: “Entregan un texto poético en el que muestran el recorrido vivido en su trayecto escolar. Es de destacar el trabajo colectivo que permite dar voz a las distintas vivencias, en un poema extenso que da testimonio de las diferentes etapas en la escuela, con momentos de énfasis en el humor, en la emoción y en una fina observación. También es loable el desafío de elegir la poesía para plasmar esta experiencia, con la dificultad que representa el género. Por último, la frescura de la mirada da un tono genuino a este recorrido, permitiendo al lector transportarse al patio escolar y caminar junto a ellos”.
Por último, se entregó el premio en la categoría Divulgación científica, que les correspondió a las niñas y niños de 6º B de la escuela 4 de Florida por su trabajo “La modernidad y sus efectos en el reloj biológico”, que parte de la siguiente premisa: “Los cambios que han venido de la mano de la modernidad han modificado nuestros hábitos de sueño. Estudios aseguran que dormimos dos horas menos de lo que se hacía hace 100 años. Esto repercute en nuestros días y en nuestro rendimiento. ¿Quién es responsable?”.
Estuvieron para recibir el premio la maestra, Ana Laura Cruz, la directora y la maestra dinamizadora, y estuvo entre el público la bióloga Bettina Tassino, quien también colaboró en el trabajo escolar. Cruz destacó el entusiasmo de los estudiantes, así como su capacidad para trabajar en equipo y la responsabilidad en llevar adelante el proyecto, que fue creciendo a medida que lo desarrollaban y contó con el compromiso de toda la comunidad educativa: docentes, alumnos y familias.
“Abordan de forma amena un tema complejo pero de gran interés para las infancias como la cronobiología, la ciencia que estudia los ritmos biológicos. Para elaborar su artículo, la clase trabajó en forma colaborativa y realizó una investigación que aportó información valiosa sobre los hábitos de sueño de niños y niñas, adolescentes y adultos de la comunidad en la que se encuentra la escuela”, destacó el jurado.