El trabajo anticipado de los equipos técnicos de la Unidad de Gestión Desconcentrada (UGD) de OSE en la planta de Laguna del Sauce, más la combinación de la sequía y los vientos en la Laguna Escondida, evitaron una crisis en el servicio de abastecimiento de agua potable del departamento de Maldonado durante el verano pasado. A esa conclusión arribó un grupo de científicos del Centro Universitario Regional Este (Cure), que el jueves 6 presentó los resultados de un monitoreo sobre la calidad del agua de la Laguna Escondida, realizado el verano pasado por convenio con la UGD-OSE.
La instancia tuvo lugar en el Centro Comunal de La Juanita, balneario lindero a José Ignacio, donde se congregaron jerarcas y técnicos del ente estatal, delegados de organizaciones sociales y vecinos de la zona. El profesor Néstor Mazzeo, doctor en Ciencias e investigador del Departamento de Ecología y Gestión Ambiental del Cure, lideró al equipo que realizó el monitoreo y por lo tanto fue el principal expositor de la tarde destinada a informar sobre la situación y futuro ambiental de la Laguna Escondida, fuente de agua potable para los territorios más esteños del departamento de Maldonado. Además de explicar un “reporte de síntesis”, al que accedió la diaria, los académicos respondieron a una lluvia de inquietudes planteadas por el público alerta ente el creciente desarrollo inmobiliario en la cuenca y los márgenes de la laguna, e interesado en saber si el suministro de agua potable en el departamento puede atravesar una crisis como en la zona metropolitana del país.
El acuerdo entre OSE y el Cure apuntó a comprender la dinámica temporal y espacial de las floraciones algales y de cianobacterias presentes en Laguna Escondida, pensando en “las potenciales interferencias en los procesos de potabilización del agua”. Sin embargo, antes de detallar los hallazgos del monitoreo, el reporte presentado a los vecinos marca “aspectos claves” que requieren un “análisis con mayor profundidad y definiciones en el corto plazo”. Mazzeo explicó a la diaria que la calidad del agua de Laguna Escondida “es buena”, pero advirtió que el incremento de “las transformaciones” sobre el territorio puede modificar al sistema, de “considerable vulnerabilidad” ante las floraciones de cianobacterias (procesos de eutrofización). También dijo que el monitoreo del verano pasado deparó algunas sorpresas.
En principio, los investigadores encontraron registros de eutrofización similares a los de hace 20 años, cuando Laguna Escondida tenía la menor concentración de fósforo de todos los cuerpos de agua estudiados en el país, y las inversiones inmobiliarias de su entorno eran mucho menores que ahora. Luego descubrieron que dos factores se combinaron para determinar el fenómeno. Por un lado, la escasez de lluvias redujo la cantidad de materia orgánica disuelta que aporta un vasto humedal desde el norte a la laguna, al tiempo que bajó la profundidad del cuerpo de agua. Por otro, con la prevalencia de vientos fuertes desde sectores que sortean la barrera de árboles exóticos plantados para fijar las dunas, el agua se mezcló mejor y posibilitó una mayor circulación de oxígeno entre capas.
“Cuando el aporte de materia orgánica es muy grande puede haber un consumo de oxígeno que deje sin este elemento a las capas de agua más profundas. Si eso ocurre, hay componentes del fondo de la laguna que se solubilizan: como el hierro y el manganeso que manchan la ropa al lavarla, y como el fósforo, que pasa del sedimento a la columna de agua y es aprovechado por las cianobacterias. Si no llueve el mecanismo se apaga. Y si además hay vientos intensos, eso favorece la homogeneización del agua”, resumió Mazzeo. Por lo tanto, en comparación con temporadas de cuatro o cinco años atrás, cuando las floraciones de cianobacterias obligaban a modificar los tratamientos y procesos del sistema de potabilización, el verano pasado fue “tranquilo” para Laguna Escondida.
Sin embargo, esa tranquilidad puede terminar de un momento a otro y por eso los investigadores plantearon en su estudio numerosas sugerencias y recomendaciones, tanto para los tomadores de decisión estatales como para los vecinos que habitan o visitan la zona.
Rehabilitar no es restaurar
El reporte destaca que Laguna Escondida constituye “un excelente caso” para diseñar y testear estrategias de rehabilitación, dados los problemas de eutrofización, sus principales usos (suministro de agua potable y recreación), su tamaño, y el conocimiento del sistema a través de investigaciones realizadas durante los últimos 20 años. Los científicos no hablan de “restaurar” la laguna sino de “rehabilitarla”, porque lo primero implicaría volver al pasado y eso no es posible. “Entre otros motivos, todo el sistema de dunas que está al sur de la laguna cambió radicalmente. Ahora tiene plantaciones de pino marítimo y habría que desforestar; además, hay toda una matriz urbana asociada al turismo”, dijo Mazzeo. En cambio, es posible asegurar características que sean funcionales para el suministro de agua potable y su sostenibilidad en el tiempo, mediante la aplicación de medidas a nivel del manejo interno del cuerpo de agua y a nivel de la cuenca hidrográfica.
En cuanto a lo interno, los científicos recomiendan controlar el crecimiento de las plantas acuáticas e implementar técnicas para cuando el fósforo sube a la columna de agua y alimenta el desarrollo de las cianobacterias. El reporte advierte que “si bien existe equipamiento y empresas nacionales para implementar este tipo de manejo, se requiere de un diseño muy cuidadoso, ya que la vegetación acuática debe mantenerse con ciertos niveles de cobertura y biomasa por los efectos positivos sobre la calidad del agua”. También la comunidad de peces debe ser evaluada en este capítulo. Ya en sus investigaciones de 2010 Mazzeo sugería evitar la introducción de especies exóticas, como las carpas, y recomendaba definir estrategias que promuevan la introducción de peces piscívoros (tarariras, dientudos, bagre negro, cabeza marga); además de controlar peces planctívoros ovíparos, como las mojarras.
En cuanto a la cuenca, uno de los puntos que más preocupan es la “nueva ruralidad”, caracterizada por chacras de cinco hectáreas destinadas a segunda residencia o a complejos turísticos. Este tipo de inversiones “todavía son compatibles con la finalidad del suministro de agua potable, pero hay intervenciones como la construcción de tajamares y canales que no son visualizadas en su conjunto ni controladas por el Estado”, advirtió Mazzeo.
Como todo humedal, el de la Escondida oficia de filtro y regulador de los intercambios entre los ecosistemas terrestres y los acuáticos, “particularmente material en suspensión, nutrientes y residuos de plaguicidas”. Sin embargo, en este caso ocurre que el funcionamiento hidrológico del sistema está siendo afectado por la cantidad de tajamares que se quedan con el agua de intercambio.
Trascartón, algunos privados rellenaron espacios en el litoral de la laguna y una parte de esa zona se perdió. Por eso el informe recomienda al Estado “revisar la normativa de aprobación de construcción de tajamares en cuencas destinadas al suministro de agua potable, ya que existen importantes vacíos en los procesos de análisis y autorización”. Y se aconseja “conservar” la matriz de campo natural, las formaciones boscosas con especies nativas, y los humedales de la cuenca, junto a buenas prácticas de fertilización y manejo de la infraestructura de saneamiento doméstico.
Ordenamiento territorial
“Resolver la ausencia del Estado es todo un desafío” que el trabajo de los investigadores remarca. Mazzeo considera que el ámbito público “tiene muy poca presencia” en cuanto a orientar a los inversores sobre qué cosas es aconsejable hacer; y entiende que “todas las dimensiones medioambientales en el ordenamiento territorial están ausentes o son muy débiles”. A nadie escapa que las intervenciones de apariencia irregular suelen llegar a las autoridades porque hay vecinos ambientalistas que las denuncian. “A nivel nacional hay muy pocos recursos para atender la demanda de todo el territorio, y el panorama quizás más débil es el departamental y municipal. El sistema no tiene una capacidad de respuesta rápida”, lamentó.
Como ejemplo mencionó un caso denunciado en Laguna Blanca -fuente de agua potable para el balneario Manantiales- donde las autoridades tardaron nueve días en acordar la detención de la maquinaria que realizaba nocivas obras hidráulicas. También destacó las gestiones realizadas recientemente por la ambientalista Victoria Pereira sobre la construcción de un nuevo tajamar y un canal con paredes de piedra en el humedal de Laguna Escondida. A su juicio, esas acciones movilizaron a muchas personas y captaron la atención de “la plana mayor de UGD-OSE”, al punto que, en “un gesto inédito”, todos se presentaron en la reunión de la Juanita.
“Los inversores de la cuenca y de los márgenes desconocen la problemática de Laguna Escondida y sus causas, así como qué acciones y prácticas contribuyen a resolver el desafío o agravar la situación actual”, indica el documento del Cure. No obstante, Mazzeo reconoció que la zona tiene “una ventaja” con respecto a sistemas críticos del país: aunque algunos destrozan el ecosistema, muchos llegan porque valoran los aspectos paisajísticos y ambientales, y entienden que “todo deterioro del cuerpo de agua se traducirá en una pérdida de valor de la tierra y de la infraestructura” que está encima. “Ese es el escenario más fácil de trabajar. Resolver problemas como los de las lagunas Escondida, Blanca o del Sauce es de las situaciones más fáciles comparada con otros lugares, como la cuenca del Santa Lucía. Si no podemos manejar esto, no podemos manejar nada en Uruguay”, observó.
A su juicio, en esta materia hay “un enorme trabajo por delante” que no sólo corresponde al Estado: frenar el proceso de deterioro de la laguna requiere “un esfuerzo en conjunto de la sociedad”. Desde la academia en su papel de comunicar y formar cuadros técnicos para la gestión, pasando por ediles y legisladores nacionales, hasta los usuarios que utilizan el agua o desarrollan proyectos en la cuenca hidrográfica, todos están implicados directa o indirectamente en ese esfuerzo. “Hay que generar transformaciones culturales, de gestión, de ordenamiento territorial, reducir la brecha entre la normativa y su aplicación. Hay páginas y páginas sobre qué hacer, pero no se visualiza que el proceso involucra a toda la sociedad y que no se puede responsabilizar o apuntar exclusivamente a un actor”, sentenció.
Una excepción a escala nacional
Un capítulo aparte en la situación registrada el verano pasado está estrechamente vinculado con la capacidad del equipo técnico de la UGD-OSE para prever el impacto de la sequía en el abastecimiento de agua potable del departamento de Maldonado.
Néstor Mazzeo aseguró a la diaria que ya en setiembre de 2022 los cuadros técnicos instalados en el laboratorio y en la gestión de la planta potabilizadora de Laguna del Sauce tomaron medidas para evitar una crisis como la que atraviesa la zona metropolitana del Uruguay. Tanto elogió a ese equipo, que subrayó “lo mal que comunica OSE”, al no destacar la “excepción a escala nacional” que representan los cuadros de Maldonado desde hace varios años.
“La diferencia con otros sectores del país es que se trabajó intensamente desde el año pasado para garantizar el abastecimiento, y esos manejos y méritos pasan desapercibidos”, destacó el científico, para resaltar “el trabajo de meses” en la preparación de la temporada estival. “Fue un impresionante desafío, porque en el período de mayor déficit hídrico también se rompió el récord histórico de abastecimiento en el sistema de Laguna Escondida y de Laguna Blanca”, dijo.
En este punto recordó que todo está interconectado: Laguna Escondida apoya a Laguna Blanca, Laguna del Sauce apoya a ambas y, a su vez, existe un sistema de captación en el arroyo San Carlos. “Hay que ver cómo todo ese equipo tomó la decisión de almacenar agua en Laguna del Sauce, bajando la compuerta de la represa en setiembre porque ya se veía el impacto de la sequía”, acotó.
Aunque reconoció que el sistema metropolitano presenta diferencias porque concentra al 60 por ciento de los usuarios del país, insistió en que, sin la previsión de sus técnicos, OSE Maldonado habría tenido problemas con todo lo que eso representa para su población estable y para el turismo.
“La ubicación de la academia en territorio es importante, pero muy importante también es contar con técnicos abiertos. Podemos generar mucha información y de repente nada de eso llega a los procesos de análisis y toma de decisión. En ese sentido, Maldonado es virtuoso porque los técnicos y los académicos nos juntamos. La toma de decisiones es un asunto de día a día”, remarcó.