Unos 4.000 civiles esperaban ayer en una estación de tren en Kramatorsk, una ciudad de la zona del Donbás bajo control del ejército ucraniano, cuando fue bombardeada. Un misil dejó cerca de 50 muertos ‒incluidos cinco niños‒ y más de un centenar de heridos. Según el jefe de la Administración Militar Regional ucraniana de Donetsk, Pavlo Kyrylenko, 38 personas murieron en el lugar y otras 12 en el hospital.
La multitud que se había reunido en la estación intentaba viajar para huir de esa región. Así lo recomendó el gobierno de Ucrania, que prevé una inminente intensificación de los ataques rusos en el Donbás.
El ataque fue reportado casi al mismo tiempo por las autoridades ucranianas y las de la autoproclamada República Popular de Donetsk, y de inmediato la noticia generó repudio y acusaciones cruzadas entre Ucrania y Rusia.
Según informó la agencia de noticias rusa Sputnik, las autoridades de Donetsk afirman que fueron las tropas ucranianas las que dispararon misiles Tochka-U en Kramatorsk y que fragmentos de esos proyectiles cayeron cerca de la estación de trenes. El líder del gobierno de Donetsk, Denis Pushilin, informó que los misiles Tochka-U son parte del arsenal del Ejército ucraniano.
A su vez, el Ministerio de Defensa ruso negó de inmediato cualquier responsabilidad en el ataque y dijo que “las Fuerzas Armadas no tenían misiones de fuego en la ciudad de Kramatorsk y no estaban planificadas”, informó la agencia Efe. “Destacamos que los misiles tácticos Tochka-U, cuyos fragmentos fueron encontrados cerca de la estación de tren de Kramatorsk y publicados por testigos presenciales, son utilizados únicamente por las fuerzas armadas ucranianas”, señaló un comunicado oficial.
En cambio, Oleksiy Arestovych, asesor del jefe de la Oficina de la Presidencia ucraniana, manifestó que el ataque fue cometido por las tropas rusas, con “un misil de tipo Iskander”, y que fue precedido de “un reconocimiento minucioso del objetivo”. Afirmó que los atacantes “vieron perfectamente que estaban golpeando a civiles”.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, habló ayer ante el Parlamento de Finlandia y afirmó: “Esta es la forma en que Rusia vino a proteger el Donbás, su manera de entender la protección de la población rusohablante”. Para Zelenski, lo ocurrido es una prueba de que Rusia “extermina” a la población civil en Ucrania.
Por su parte, el portavoz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Stéphane Dujarric, calificó como “completamente inaceptable” el ataque en Kramatorsk, y agregó: “Son violaciones graves de la ley internacional humanitaria y de la ley internacional de derechos humanos por las que los responsables deben rendir cuentas”. La ONU recordó a las partes en esta guerras que deben proteger a los civiles y facilitar su evacuación de zonas de combate.
También Unicef condenó el ataque. Al respecto, su representante en Ucrania, Murat Sahin, dijo en un comunicado: “Todavía no sabemos cuántos niños han muerto y han resultado heridos en el ataque, pero nos tememos lo peor”. Recordó que la estación bombardeada es “la principal ruta de salida para miles de familias evacuadas de la provincia de Donetsk”.
Tanto Ucrania como Rusia anunciaron que abrieron investigaciones después del ataque, en el caso de Ucrania, por crímenes de guerra, y en el de Rusia por la difusión de “información falsa sobre las acciones del personal militar ruso en el Donbás”.
La guerra y la información
Las versiones contrapuestas en esta guerra son tan frecuentes como las acusaciones de fraguar información. Eso ocurrió con la situación de Bucha, una localidad ucraniana, al noroeste de Kiev, donde desde el sábado, después de que se retiraran las tropas rusas, se encontraron cadáveres en las calles. En total, se hallaron unos 400 civiles muertos, según las autoridades locales. Algunos tenían las manos atadas, otros heridas de bala en la cabeza.
Ucrania acusó al ejército ruso de haber cometido una matanza de civiles. A su vez, Rusia lo negó desde algunas de sus embajadas y su Ministerio de Defensa, y en redes sociales circularon versiones de que los cadáveres en las calles fueron un montaje armado por Ucrania con actores, o de que en realidad los muertos fueron colocados después de la retirada rusa.
Sin embargo, varios medios como AFP y The New York Times comprobaron en el lugar que los cadáveres eran reales, y analizaron imágenes tomadas en las calles de Bucha comparándolas con otras satelitales en las que ya se veían los cuerpos, para verificar que estuvieron allí durante semanas, cuando todavía estaba presente el ejército ruso.
“La masacre de Bucha no fue un montaje ucraniano, como asegura Rusia”, concluyeron los verificadores de datos de Efe. “El hallazgo de cadáveres en Bucha, Ucrania, no es un ‘montaje’ con ‘actores’”, publicó AFP. “Desde que llegamos pudimos ver que la calle estaba llena de cadáveres”, dijo el periodista Danny Kemp, de esa agencia. “Primero vimos un grupo de tres y luego nos dimos cuenta de que había más en ambas direcciones. Estaban repartidos a lo largo de la calle a intervalos irregulares a una distancia de unos 400 metros, algunos solos y otros en pequeños grupos de dos o tres. Recorrimos la escena todo a lo largo al menos dos veces. Contamos los cadáveres, y constatamos que eran 20, los fotografiamos y los filmamos”, agregó.
Unión Europea en Kiev
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, llegaron ayer a Ucrania y visitaron una fosa común en Bucha, en una iglesia donde se encontraron 14 cuerpos en bolsas de plástico. “Hemos visto toda la frialdad del ejército de [el presidente ruso Vladimir] Putin. Hemos visto la imprudencia y el corazón frío que ellos han tenido al ocupar esta ciudad. Hemos visto la humanidad en pedazos en Bucha. El mundo entero está de luto por lo ocurrido en Bucha”, dijo Von der Leyen.
“Visitamos Bucha. Le mostré a Von der Leyen, Borrell y [al primer ministro de Eslovaquia, Eduard] Heger las atrocidades cometidas por las tropas militares rusas contra civiles ucranianos. Nunca perdonaremos al enemigo por estos crímenes. Trabajamos con nuestros socios europeos para detener al agresor lo antes posible”, escribió en Twitter el primer ministro de Ucrania, Denys Shmyhal.
La visita a Ucrania tuvo lugar después de que la Unión Europea (UE) aprobara un quinto paquete de sanciones contra Rusia que incluye la prohibición de la importación de carbón ruso. “El objetivo de nuestras sanciones es detener el comportamiento inhumano y agresivo de las tropas rusas y la agresión ilegal contra Ucrania”, dijo Borrell. Los visitantes también condenaron el ataque de la mañana contra la estación de Kramatorsk, que atribuyeron a Rusia.
Von der Leyen y Borrell prometieron en Kiev que entregarán más recursos a Ucrania para armas y también transmitieron al gobierno de ese país su voluntad de emitir en “semanas” un informe sobre la candidatura del país a adherirse a la UE.
De acuerdo con Borrell, el bloque asignará 500 millones de euros del Fondo Europeo para la Paz “para que el ejército ucraniano obtenga armas para defender a su país y a su pueblo”. De ese modo, el aporte de recursos a Ucrania ascenderá a 1.500 millones de euros. También prometió “todo el apoyo técnico y financiero necesario para hacer justicia a las víctimas y garantizar que los responsables rindan cuentas”.
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