Chasiv Yar, una pequeña localidad de aproximadamente 12.000 habitantes ubicada en el óblast (provincia) de Donetsk, y cercana a las ciudades de Sloviansk y Kramatorsk, dos de las importantes de esta región ucraniana, se situó para su desgracia en la atención mediática luego de ser blanco de un feroz bombardeo ruso, que mató al menos a 15 personas que estaban en una zona residencial, donde decenas quedaron atrapadas entre los escombros. Trabajadores de emergencia estaban trabajando para sacar a la gente que quedó debajo de las ruinas tras el ataque ocurrido este domingo. Según informaron autoridades locales, el ataque destruyó casi por completo tres edificios habitados mayoritariamente por personas que trabajan en las fábricas aledañas.

Esta nueva incursión rusa, enmarcada en el ataque centrado en la región de Donetsk luego de la caída definitiva de Lugansk, generó la reacción del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien en su discurso nocturno del domingo dijo que “el castigo es inevitable para todos los asesinos rusos”. En su alocución, el mandatario acusó al gobierno de Vladimir Putin de estar atacando instalaciones civiles en forma deliberada. “Cualquiera que dé órdenes para tales bombardeos, cualquiera que las lleve a cabo en ciudades comunes, en áreas residenciales, mata absolutamente deliberadamente. Después de tales golpes, no podrán decir que no sabían o no entendieron algo. El castigo es inevitable para todo asesino ruso. Absolutamente para todos. Lo mismo que para los nazis. Y que no esperen que su estado los proteja. Rusia será la primera en abandonarlos cuando cambien las circunstancias políticas”, manifestó el presidente de Ucrania.

Lo concreto es que más allá de las palabras la población civil ucraniana sigue pagando el precio más alto en esta guerra, que no parece tener final cercano. Una muestra de esto es que durante el fin de semana altos funcionarios ucranianos le solicitaron a la población de las regiones de Jersón y Zaporiyia, ambas situadas en el sur del país, que abandonen esos lugares porque el Ejército local se dispone a lanzar un contraataque.

“Está claro que habrá combates y bombardeos con artillería. Por lo tanto, instamos a los ciudadanos a huir con urgencia”, dijo la vice primera ministra de Ucrania, Irina Vereshchuk, en un mensaje emitido por la televisión pública. La jerarca explicó que por razones obvias no puede decir en qué momento se producirá esta incursión bélica, pero agregó: “Sé con certeza que no debería haber mujeres y niños allí, y que no deberían convertirse en escudos humanos”. Ucrania perdió el control de la mayor parte de la provincia de Jersón, sobre las costas del Mar Negro, y también el de Zaporiyia, ubicada sobre el Mar de Azov, en las primeras semanas posteriores al inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero, según recordó la agencia Reuters.

Paralelamente, mientras la guerra sigue, la situación de los países que están sintiendo las repercusiones del conflicto de manera directa también se está reacomodando. Sobre este tema, es particularmente importante la posición de Alemania, que, a raíz de la crisis energética que está padeciendo debido a su importante dependencia de los hidrocarburos rusos, está teniendo algunos cruces con el gobierno de Kiev. Agencias de noticias informaron que los ministerios de Energía y de Asuntos Exteriores de Ucrania afirmaron que están “profundamente decepcionados” por la decisión de Canadá de devolver a Moscú una turbina reparada necesaria para el gasoducto Nord Stream 1 que transporta gas de Rusia a Alemania. La declaración, publicada en el sitio web del Ministerio de Energía, pide al gobierno canadiense que revierta su decisión y afirma que devolver la turbina equivaldría a ajustar las sanciones impuestas a Moscú “a los caprichos de Rusia”.

Este domingo, Canadá anunció que devolverá a Rusia la turbina que fue enviada a reparar y de la que depende, según Moscú, buena parte del suministro de gas que va hacia Alemania. Esta devolución es en este momento un asunto clave en la crisis energética en Europa en general, y en Alemania en particular, y en las relaciones entre Berlín y Kiev, pese a la ayuda humanitaria y militar que el gobierno alemán está prestando a Ucrania. La empresa estatal energética rusa Gazprom redujo 60% el flujo de gas a Alemania por el gasoducto Nord Stream 1 hace algunas semanas, aduciendo que esa turbina, que fue mandada a arreglar a territorio canadiense, no había sido devuelta por las sanciones económicas. Rusia afirma que incrementará el flujo de gas hacia Alemania ni bien pueda reinstalar la pieza en cuestión.