Trece países votaron ayer en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una resolución a favor de un alto el fuego en la Franja de Gaza, donde los ataques israelíes dejaron desde octubre más de 17.000 muertos. Sin embargo, el poder de veto de Estados Unidos impidió que esa resolución se aprobara. Por su parte, Reino Unido se abstuvo en la votación.

La sesión del Consejo de Seguridad tuvo lugar después de que el secretario general de la ONU, António Guterres, decidiera invocar por primera vez el artículo 99 de la Carta Magna del organismo para advertir sobre la gravedad de la situación. Guterres dijo que Gaza “se asoma al abismo” y que “los ojos del mundo, y de la historia, están mirando”.

El secretario general recordó que más de la mitad de las viviendas en la Franja de Gaza fueron destruidas o dañadas, así como 339 centros educativos y 92 centros de salud, 88 mezquitas y tres iglesias. “Al pueblo de Gaza le mandan moverse como si fueran pinballs, rebotando de sitio en sitio, cada vez más pequeños, sin [cubrir] ninguna de las necesidades básicas para sobrevivir”, dijo.

“La ley humanitaria internacional no puede aplicarse de forma selectiva”, advirtió Guterres, y señaló que “la obligación de respetarla no depende de la reciprocidad”. Por lo tanto, las “violaciones a la ley de la guerra” que cometió Hamas “no absuelven a Israel de sus propias violaciones”.

Robert Wood, el embajador estadounidense ante la ONU, dijo que aunque su país “apoya una paz duradera” no respaldaría “una llamada al alto el fuego inmediato porque Hamas no está buscando ni una paz duradera ni una solución de dos estados”, citó la agencia Efe.

La resolución vetada había sido presentada por Emiratos Árabes Unidos y contaba con el aval de 97 países que aunque no integren el consejo son parte de la ONU. El texto manifestaba una “profunda preocupación por la catastrófica situación humanitaria en la Franja de Gaza y el sufrimiento de la población civil palestina”, pedía que “las poblaciones civiles palestina e israelí sean protegidas de conformidad con el Derecho Humanitario” y exigía un cese del fuego, informó Europa Press.

“Una pequeña luz ha rechazado mucha oscuridad”, dijo el embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, y agregó que “un alto el fuego sólo es posible con el regreso a casa de todos los rehenes y la destrucción de Hamas”.

Para el embajador palestino, Riad Mansur, ayer se marcó “un punto de inflexión en la historia”. Después de “dos meses de masacres” en Gaza “se les está dando más tiempo a los criminales de guerra para seguir cometiendo sus crímenes”, afirmó.

La ONU ha insistido en los últimos días en advertir que en Gaza colapsa el sistema de salud, que ya no se puede distribuir ayuda humanitaria y que los números de muertos son reales. Ayer Philippe Lazzarini, el jefe de la agencia del organismo para los refugiados palestinos, UNRWA, dijo que 70% de su personal fue desplazado y que 130 de los trabajadores de la ONU murieron, “la mayoría con sus familias”.

Al mismo tiempo, la representante de la ONU sobre violencia sexual en conflictos, Pramila Patten, aceptó la invitación del gobierno de Israel para visitar el país y hablar con sobrevivientes de los atentados del 7 de octubre. Según informaron medios como la BBC, esos ataques incluyeron violaciones grupales, mutilaciones y otros tipos de agresiones de tipo sexual contra israelíes, en particular contra mujeres. De acuerdo con Efe, Patten advirtió también que tiene previsto investigar denuncias de violación a palestinos, entre ellos los recientemente liberados de cárceles israelíes.