Por una amplia mayoría, 59,17% contra 36,14% de los votos, cuando se llevaban contabilizados más del 70% de las mesas, el candidato Bernardo Arévalo, líder del centroizquierdista Movimiento Semilla, se impuso en la segunda vuelta de las elecciones guatemaltecas sobre la conservadora Sandra Torres, del partido Unidad Nacional de la Esperanza.

El contundente triunfo de Arévalo, un sociólogo y diplomático de carrera de 64 años, era previsible de acuerdo con lo que indicaban todas las encuestas difundidas en los días previos a las elecciones.

Si bien en la recta final de la campaña electoral su rival, la exprimera dama Sandra Torres, atacó de forma permanente al líder del Movimiento Semilla, calificándolo de ser comunista y de no conocer al pueblo guatemalteco por haber nacido en Montevideo, donde su padre, el expresidente Juan José Arévalo, estaba exiliado después del derrocamiento de su sucesor, Jacobo Arbenz, Arévalo y su partido fueron vistos como una esperanza por la mayoría de los ciudadanos de un país que está sumido en una situación muy mala en numerosos aspectos.

Guatemala, que con 17,1 millones de habitantes es el país más poblado de América Central, también es el más pobre, y reducir este mal será una de las tareas primordiales del gobierno de Arévalo. Según datos oficiales, algo más del 60% de los guatemaltecos son pobres y, de acuerdo con Unicef, casi el 50% de los niños del país sufren desnutrición crónica.

En este contexto, durante la campaña Arévalo remarcó la importancia de “rescatar las instituciones” de la corrupción como paso inicial para comenzar a salir de la actual situación.

Otra cuestión a encarar por el nuevo gobierno que sucederá al actual que encabeza Alejandro Giammattei es el de la seguridad ciudadana. Al respecto, Arévalo dijo que una de sus primeras medidas será recuperar el control de las calles y barrios que están en manos de organizaciones de narcotraficantes, pero para ello remarcó que es necesario que haya una profunda reforma dentro de las fuerzas de seguridad. El candidato también destacó que es fundamental que el Estado vuelva a tener el control de las cárceles, donde en algunos casos las pandillas tienen más autoridad que la Policía, y enfatizó la necesidad primordial de generar condiciones para que los jóvenes guatemaltecos tengan un futuro viable en su país.