Donald Trump comenzó a definir el equipo de gobierno para su segundo mandato como presidente estadounidense, que comienza el 20 de enero. Varios de sus elegidos fueron motivo de sorpresa y críticas, y dejaron claro que el dirigente intenta rodearse de personas leales a su figura y a sus posiciones más radicales.

Quizás el menos polémico de sus nombramientos fue el de Susie Wiles como jefa de Gabinete. Se trata de una persona cercana a Trump, que este año estuvo al frente de su campaña electoral y ya había dirigido la de 2016, aquella vez sólo en el estado de Florida.

Por el contrario, fue recibida con estupor la elección de Matt Gaetz como fiscal general, que es el funcionario que está al frente del Departamento de Justicia. Ese mismo departamento investigó hace un par de años a este congresista por tráfico sexual de una adolescente y obstrucción a la Justicia. El proceso fue cerrado sin presentar cargos contra Gaetz, pero en el Comité de Ética de la Cámara de Representantes seguía abierta una investigación al respecto y también otra por supuesto uso de drogas. La decisión de Gaetz de renunciar a su banca al conocerse su designación implicó el cierre de las dos investigaciones.

Gaetz, muy cercano a las posturas de Trump, difundió teorías conspirativas sobre las elecciones de 2020, en las que el expresidente perdió frente a Joe Biden pero nunca reconoció la derrota. El legislador fue incluso parte de un grupo de congresistas que le pidieron al vicepresidente de entonces, Mike Pence, que anulara la confirmación del triunfo de Biden por parte del Congreso.

La elección del fiscal general tiene una relevancia especial en este caso. Es un cargo delicado porque Trump tiene investigaciones judiciales abiertas (por guardar documentos secretos en su residencia personal y por sus intentos de revertir el resultado electoral de 2020).

También es una designación clave porque Trump ha manifestado su voluntad de impulsar investigaciones judiciales contra sus rivales políticos. Según recordó France 24, Trump considera que habría que investigar al presidente Joe Biden, a la vicepresidenta Kamala Harris y también al fiscal que lleva adelante los casos en su contra, Jack Smith.

En campaña, Trump dijo que cuando llegue a la presidencia Smith será destituido “en dos segundos”. De acuerdo con The New York Times, frente al cambio de gobierno Smith tiene pensado renunciar junto a todo su equipo, y se desconoce si antes de irse presentará su informe fiscal sobre Trump, que de este modo se haría público.

Otro periódico, el británico The Guardian, informó que la elección de Gaetz alimentó temores de que Trump lleve adelante una represalia no sólo contra Smith, sino contra todo el Departamento de Justicia, y disponga despidos masivos. Según sus fuentes, Gaetz le dijo a Trump: “Sí, voy a ir allí y a empezar a cortar cabezas”.

Al anunciar su designación, que todavía debe ser confirmada por el Senado, Trump dijo que “Matt erradicará la corrupción sistémica del Departamento de Justicia y le devolverá su verdadera misión de luchar contra la delincuencia y defender nuestra democracia y nuestra Constitución”.

Cuando se conoció el nombramiento de Gaetz, varios legisladores republicanos manifestaron su sorpresa e incluso existen dudas de que el Senado esté dispuesto a confirmarlo en el cargo.

Ty Cobb, que fue abogado de la Casa Blanca durante la primera presidencia de Trump, dijo a CNN que “Matt Gaetz simplemente no está calificado... académica, profesional, ética, moralmente y en cuanto a su experiencia”. A su vez, la senadora republicana Lisa Murkowski dijo a NBC News: “No creo que sea una nominación seria para fiscal general”. La dirigente insistió: “Necesitamos tener un fiscal general serio. Y espero con ansias la oportunidad de considerar a alguien que sea serio”.

La diplomacia de Trump

La elección del senador ultraderechista de origen cubano Marco Rubio como secretario de Estado fue mucho menos sorpresiva y cuestionada porque es un dirigente cercano a Trump que durante años ha trabajado en política exterior en el Congreso. Pero esta decisión puede aumentar las tensiones con varios países. “Será un firme defensor de nuestra nación, un verdadero amigo de nuestros aliados y un intrépido guerrero que nunca retrocederá ante nuestros adversarios”, dijo Trump.

Rubio se ha caracterizado por defender las sanciones contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, y también ha apuntado sus críticas contra el gobierno del presidente colombiano, Gustavo Petro: “Estados Unidos ahora se enfrenta a una Colombia que no conocemos, una que será dirigida por alguien de la extrema izquierda, un exguerrillero miembro del M-19 con un enfoque abiertamente hostil hacia los esfuerzos conjuntos” de los dos países.

También mantuvo posiciones duras contra Irán y China, que en 2020 le prohibió la entrada como sanción por sus declaraciones críticas sobre la situación de las minorías musulmanas y por su posición sobre Hong Kong.

En cuanto a Medio Oriente, Rubio es un claro defensor de las posiciones de Israel y todo indica que esa será la postura del gobierno de Trump.

La embajadora ante la ONU designada por el futuro presidente, Elise Stefanik, es una congresista que combatió las manifestaciones en defensa de los palestinos que surgieron en diversas universidades estadounidenses y llegó a interrogar y cuestionar a las autoridades de esas instituciones por tolerarlas. También cuestionó a la ONU y reclamó que se retiraran los fondos que Estados Unidos aportaba a su agencia para los refugiados palestinos, la UNRWA.

Trump, además, ya designó a su enviado para Medio Oriente, Steve Witkoff, un empresario que ha jugado al golf con él y que proviene de una familia judía de Nueva York.

También definió que su embajador en Israel será el exgobernador de Arkansas Mike Huckabee. De acuerdo con The Guardian, este expastor bautista ha dicho que Israel tiene “título de propiedad” sobre el territorio palestino de Cisjordania, al que se refiere como Judea y Samaria, tal como lo hacen los israelíes.

Amigos y aliados

Al anunciar la elección de Robert F Kennedy Jr (sobrino del expresidente John F Kennedy) como director de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, en inglés), Trump afirmó: “Voy a dejar que se vuelva loco con la salud. Voy a dejar que se vuelva loco con la comida. Voy a dejar que se vuelva loco con los medicamentos”.

Este excandidato independiente a la presidencia, que carece de formación en salud, ha difundido información falsa acerca de los temas que a partir de enero tendrá bajo su órbita: ha dicho que el wifi causa cáncer y que las vacunas contra la covid-19 causan autismo. Incluso, según recordó eldiario.es, se filtró un audio en el que Kennedy afirma que el coronavirus fue “étnicamente dirigido” para salvar a los judíos y a los chinos. Pero según Trump, va a “ayudar a que Estados Unidos sea saludable de nuevo”.

En octubre, Kennedy hizo unas declaraciones que hacen pensar que con él al mando, en la FDA podría haber una caza de brujas: le recomendó a quienes trabajen para esa agencia y sean “parte de este sistema corrupto” que hagan “las valijas”.

Una organización civil de defensa del consumidor, Public Citizen, manifestó que “Robert F Kennedy Jr es un peligro claro y presente para la salud de la Nación. No se le debería permitir entrar al edificio del Departamento de Salud y Servicios Humanos, y mucho menos ponerlo a cargo de la agencia de salud pública del país”.

Sin llegar a las posiciones extremas de Kennedy, la elegida de Trump como futura directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, pasó de ser una dirigente moderada, que pertenecía al Partido Demócrata, a volverse una trumpista conversa. Ahora llega al gobierno con la misión declarada de liberar a la inteligencia estadounidense de lo que Trump llama “el Estado profundo”, funcionarios que le impiden al presidente llevar adelante sus planes.

Como directora de Inteligencia Nacional, que es un cargo con rango ministerial, Gabbard tendrá bajo su órbita diversas agencias, entre ellas la CIA, la NSA y parte del FBI.

El ultraconservador John Bolton, que fue asesor en seguridad nacional en el gobierno de Trump, pero después se convirtió en un crítico del expresidente, dijo esta semana que el FBI debería investigar tanto a Matt Gaetz como a Gabbard antes de que el Senado evalúe sus designaciones. En el caso de Gaetz se refería a las acusaciones que investigaba el Congreso, y en el de Gabbard a las críticas que le han hecho por elogiar o visitar a gobernantes de países con los que Estados Unidos mantiene relaciones tensas, como el presidente ruso Vladimir Putin o el sirio Bashar al Assad.

En el borde

Otra mujer en el equipo de Trump es Kristi Noem, futura secretaria de Seguridad Nacional y exgobernadora de Dakota del Sur, que se hizo conocida por afirmar que había matado a tiros a su perro, además de por su militancia contra los derechos de las personas trans y de los inmigrantes.

Al igual que a otros de los integrantes del futuro gobierno, se le ha criticado la falta total de experiencia o formación específica para encargarse de su área, en este caso la Seguridad Nacional.

Los mismos cuestionamientos recibe Pete Hegseth, un presentador de Fox News a quien Trump eligió como secretario de Defensa. Su designación fue una de las más polémicas porque Hegseth no tiene más preparación para ese cargo que la de ser un veterano de las guerras de Irak y Afganistán que critica al ejército por ser demasiado woke. Así lo hizo en su tiempo en la televisión y en un libro publicado este año, American Crusade.

Su posición está muy alineada con la del presidente electo. “No se puede tener unas fuerzas militares woke”, dijo Trump en una entrevista con Fox. “Tiene toda la razón”, le respondió Hegseth.

La elección de este presentador generó incredulidad. “¿Me estás diciendo que Pete va a supervisar a dos millones de empleados?”, reaccionó uno de sus compañeros de Fox News. De acuerdo con CNN, altos cargos militares actuales y anteriores calificaron esta designación de “ridícula” y la compararon con una “pesadilla”.

Por el contrario, Trump sí eligió personas con experiencia para cumplir una de sus promesas clave, la de impedir el ingreso de inmigrantes y llevar adelante deportaciones masivas de los que ya se encuentran en el país.

Stephen Miller, que será subdirector de política de la Casa Blanca, fue un referente de las acciones antiinmigrantes en la pasada presidencia de Trump. Aportó a las prácticas de separar a las familias que ingresaban sin papeles a Estados Unidos, así como a la decisión de prohibir la entrada a quienes provenían de ciertos países de mayoría musulmana. Después colaboró con los planes de implementar deportaciones masivas con los que Trump llega a su segundo mandato.

A su vez, Thomas Homan estará al frente de la política de control de fronteras. El elegido de Trump es un expolicía que en su presidencia anterior fue director interino de Inmigración y Control de Aduanas y participó en las separaciones familiares y en las redadas en busca de trabajadores indocumentados contratados por empresas estadounidenses.

El departamento de Elon Musk

El propietario de SpaceX, Tesla y de la red social X, Elon Musk, se encargará de asesorar a Trump desde el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, en inglés) en el que trabajará junto al empresario de la industria farmacéutica Vivek Ramaswamy, exprecandidato republicano a la presidencia.

La meta del DOGE es recortar un tercio del presupuesto federal para el 4 de julio de 2026, cuando se cumplan 250 años de la independencia de Estados Unidos. “Estos dos maravillosos estadounidenses allanarán el camino para que mi administración desmantele la burocracia gubernamental, reduzca el exceso de regulaciones, corte los gastos innecesarios y reestructure las agencias federales”, dijo Trump.

Agregó que este departamento “brindará asesoramiento y orientación desde fuera del gobierno y se asociará con la Casa Blanca y la Oficina de Administración y Presupuesto para impulsar reformas estructurales a gran escala y crear un enfoque empresarial para el gobierno nunca antes visto”.

Musk, que fue uno de los principales aportantes a la campaña de Trump (donó más de 100 millones de dólares), lanzó el jueves en su red social un anuncio para reclutar personal para el DOGE: “Necesitamos revolucionarios de alto coeficiente intelectual dispuestos a trabajar más de 80 horas a la semana en la reducción de costos”.

El poder que Trump le brinda a Musk y Ramaswamy ha generado controversia porque sus empresas mantienen contratos con el Estado, señaló CNN. Los dos tendrán en sus manos la posibilidad de decirle al gobierno dónde hacer recortes y dónde no.

Además, el papel y la influencia de Musk en el próximo gobierno parece exceder el ámbito del DOGE. El viernes, según informó The New York Times, se reunió con el embajador de Irán ante la ONU, Amir Saeid Iravani, para aliviar la tensión en las relaciones bilaterales.