El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ordenó este viernes la evacuación de la ciudad de Rafah, en Gaza, antes de una proyectada invasión terrestre que ha sido precedida por un aumento de los ataques aéreos y bombardeos en la región. Reveló que había ordenado a las fuerzas de defensa “presentar al gabinete un plan dual para evacuar a la población y derribar a los batallones”, según informó la BBC.
Netanyahu dijo sobre la invasión: “Es imposible lograr el objetivo de la guerra sin eliminar a Hamas y dejando cuatro batallones de Hamas en Rafah. Por el contrario, está claro que la intensa actividad en Rafah requiere que los civiles evacúen las zonas de combate”.
Por su parte, Estados Unidos declaró que no apoyará la invasión de Rafah, a menos que se tengan suficientes consideraciones para los refugiados, y dijo que la operación podría ser un “desastre” si los refugiados no están protegidos. La declaración se produjo después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, calificara las acciones de Israel en Gaza como “excesivas”, el jueves.
Este viernes los ataques israelíes contra Gaza mataron al menos a 15 personas, ocho de ellas en Rafah, según el Ministerio de Salud de Hamas. Salem El Rayyes, periodista independiente que vive en un campo para desplazados en Rafah, dijo que algunas de las víctimas fueron niños y describió a Reuters cómo los cuerpos “volaron desde el tercer piso” de una casa cercana.
Según explicó Associated Press, aproximadamente 280.000 personas vivían en Rafah antes de que estallara esta guerra. Esta cifra ha crecido a 1,4 millones, debido a quienes han huido de otras partes de Gaza para vivir con familiares en refugios o campamentos. Todavía no está claro a dónde serán evacuados los palestinos, y Egipto ha advertido que trasladarlos a través de la frontera hacia ese país podría poner en riesgo el tratado de paz de 40 años con Israel.
El martes la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) expresó su preocupación de que la expansión de Israel a través de su invasión en Rafah pueda conducir a crímenes de guerra. Jens Laerke, portavoz de OCHA, dijo a periodistas en Ginebra: “Podemos dejar claro lo que dice la ley: según el derecho internacional humanitario, el bombardeo indiscriminado de zonas densamente pobladas puede constituir un crimen de guerra”.
Agregó: “La intensificación de las hostilidades en Rafah en esta situación podría dar lugar a una pérdida en gran escala de vidas de civiles, y debemos hacer todo lo posible para evitarlo”. El jueves, Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados, dijo a CNN que una invasión terrestre en Rafah sería un “baño de sangre” y “una mancha en la conciencia no sólo de Israel, sino en la de los aliados de Israel”.
El miércoles Netanyahu rechazó las condiciones del alto el fuego de Hamas, según las cuales los rehenes israelíes secuestrados el 7 de octubre serían liberados a cambio de la liberación de cientos de palestinos encarcelados por Israel y la retirada de las tropas israelíes de Gaza, además de otras condiciones.