Desde octubre, la población de la localidad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, se quintuplicó. Pasó de 280.000 a 1.400.000 personas, sin infraestructura para albergarlas. La gente se instaló en carpas improvisadas, una junto a la otra, en las calles, en la playa, en los alrededores de esa localidad palestina o junto al muro que la separa de Egipto.
Los habitantes de esas viviendas precarias llegaron allí buscando salvarse. Abandonaron sus hogares en otras zonas de la Franja de Gaza, desplazados por las órdenes de evacuación del ejército de Israel y por los bombardeos y los ataques terrestres que se reiteran desde hace 225 días. Aunque ningún sitio sea seguro en la Franja de Gaza, Rafah se convirtió en el único lugar al que huir.
Las personas que llegaron allí han sobrevivido hacinadas, sin que la ayuda humanitaria llegara a abastecerlas con lo más básico. Pero incluso en esas condiciones, los habitantes de Rafah intentaban recuperar una cierta normalidad en medio de la situación crítica de Gaza. Así fue hasta el lunes 6 de mayo.
Ofensiva creciente
En febrero, una operación militar israelí dejó decenas de muertos en Rafah. Pero además, logró algo inusual en estas ofensivas: la liberación de dos israelíes secuestrados por milicianos de Hamas durante los ataques lanzados contra Israel el 7 de octubre.
A partir de entonces, el primer ministro Benjamin Netanyahu llamó al ejército a disponer la evacuación de Rafah y comenzó a anunciar una invasión terrestre a gran escala en esa localidad.
De inmediato surgieron voces que alertaron sobre el impacto de un ataque de ese tipo en un lugar de 64 kilómetros cuadrados donde se agolpan 1.400.000 personas (esto es algo equivalente a reunir toda la población de Montevideo en una octava parte de su superficie). Incluso el gobierno estadounidense, que sigue brindando armamento a Israel y lo respalda con su poder de veto en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), advirtió con claridad contra una acción de ese tipo.
La amplia ofensiva anunciada se postergó, pero Israel comenzó a lanzar otras de menor escala en la zona, y el lunes 6 de mayo tomó el control del lado palestino del paso de Rafah, por donde ingresan camiones con ayuda humanitaria desde Egipto.
El ejército aseguró que sus ataques en la zona son acciones militares muy precisas y dirigidas hacia grupos de milicianos de Hamas. Sin embargo, el número de muertos palestinos no para de crecer, y quienes sobreviven lo hacen cada vez en peores condiciones.
El secretario general de la ONU, António Guterres, se manifestó “consternado” por el aumento de las acciones militares en Rafah y zonas cercanas, así como por el control militar de Israel sobre el paso que une esa localidad con Egipto. “Estos acontecimientos están obstaculizando aún más el acceso humanitario y empeorando una situación ya de por sí terrible. Al mismo tiempo, Hamas sigue disparando cohetes indiscriminadamente”, afirmó en un comunicado.
Ahora Rafah es otro lugar del cual huir, y así lo hicieron más de 600.000 palestinos, de acuerdo con la agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA). Todo esto en una población total de la Franja de Gaza de apenas 2,2 millones de habitantes.
Quienes dejaron Rafah, “en general, se han desplazado al norte y al noroeste, hacia la costa, adonde les han ordenado que vayan. Su viaje es complicado porque no hay rutas seguras y ciertamente no hay ningún destino libre de peligro en Gaza”, dijo ayer el portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), Jens Laerke.
Paso bloqueado
La situación también es crítica para quienes siguen en Rafah. La UNRWA alertó sobre la falta de acceso al agua, la carencia de letrinas y la imposibilidad de brindar alimentos porque, cuando llegan, no hay combustibles para transportarlos.
La directora regional para Medio Oriente del Fondo de la ONU para la Infancia (Unice), Adele Khodr, manifestó que cientos de miles de niños llevan más de 220 días “soportando una cruel pesadilla” en Gaza. “No podemos aceptar que su tragedia se retransmita en directo como un daño colateral de un conflicto que nunca eligieron”, dijo. “Las personas que están en riesgo inminente de hambruna han dejado de recibir ayuda” en los últimos días, advirtió, y dijo que si no se abren los pasos fronterizos a la ayuda humanitaria, la tragedia será “todavía mayor que la que observamos ya”. La OCHA denuncio el jueves que es “casi imposible” hacer llegar ayuda humanitaria y combustible a Gaza desde el 6 de mayo.
A partir de que los militares israelíes tomaron el control del lado palestino del paso de Rafah, por donde ingresaba en camiones gran parte de la ayuda humanitaria que llega a la Franja de Gaza, crecieron las tensiones de Israel con Egipto. El sábado el gobierno egipcio anunció que se negaría a coordinar con Israel el ingreso de ayuda humanitaria “debido a la inaceptable escalada” que ha lanzado en Gaza.
Para el ministro de Relaciones Exteriores israelí, Israel Katz, “el mundo coloca sobre Israel la responsabilidad de la situación humanitaria, pero la llave para impedir una crisis humanitaria en Gaza está ahora en manos de nuestros amigos egipcios”.
En respuesta, su par egipcio, Sameh Shoukry, manifestó el “categórico rechazo” de su país a “la política de distorsión de los hechos y negación de la responsabilidad seguida por la parte israelí” y dijo que esta crisis “es resultado directo de los ataques israelíes indiscriminados lanzados contra los palestinos durante más de siete meses”.
Desde octubre en la Franja de Gaza murieron 35.200 personas, 70% de ellas mujeres y niños. Fueron heridas 79.000, y las autoridades locales estiman en varios miles los cuerpos que siguen desaparecidos bajo los escombros.
“Estamos agotados. En serio, estamos agotados. Israel puede hacer lo que quiera. Estoy sentada en mi tienda [de campaña]. Moriré en mi tienda”, dijo a la agencia AP Jihan al-Hawajri, que huyó a Rafah desde el norte de Gaza junto a su familia.
Palabras similares decía en febrero a la BBC Garda al-Kourd, que también debió desplazarse varias veces desde octubre junto a sus dos hijos: “Si vienen a Rafah, será el fin para nosotros, como si estuviéramos esperando la muerte. No tenemos otro lugar adonde ir”.
Pedido a La Haya
Pese a las advertencias de varios gobiernos y organismos internacionales, los ataques en Rafah se hacen cada vez más frecuentes y las autoridades israelíes anunciaron el jueves que enviarán más tropas a la zona para intensificarlos. Ese día, Netanyahu dijo que “la batalla en Rafah es crítica” y que “no se trata sólo del resto de sus batallones [de Hamas], sino que también representa sus tanques de oxígeno para escapar y reabastecerse”.
Un día antes, la Unión Europea había urgido a Israel “a finalizar su operación militar en Rafah inmediatamente”. Advirtió que “esta operación está alterando aún más la distribución de ayuda humanitaria en Gaza y llevando a más desplazamiento interno, provocando más hambre y sufrimiento”.
En ese comunicado, firmado por el alto representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, el bloque advirtió: “En caso de que Israel prosiga su operación militar en Rafah, ello supondría inevitablemente una fuerte tensión en la relación de la Unión Europea con Israel”.
A su vez, el gobierno de Sudáfrica volvió a recurrir a la Corte Internacional de Justicia, ante la que había denunciado a Israel por genocidio, para reclamar medidas que protejan a la población de la Franja de Gaza. El representante sudafricano ante ese tribunal, Vusimuzi Madonsela, denunció la “continua aniquilación del pueblo palestino” y la “reducción a escombros de la mayor parte” de ese territorio. Desde octubre han sido bombardeados hospitales, museos, universidades y mezquitas, así como la mayoría de las viviendas.
Madonsela dijo que Israel “cree erróneamente, dada la falta de contramedidas por parte de la comunidad internacional, que está exento de tener que respetar el derecho internacional”, y afirmó que “esta impunidad institucionalizada ha llevado a Israel a este genocidio que ha conmocionado la conciencia de la humanidad”.
El abogado británico Vaughan Lowe, que integra el equipo legal sudafricano, dijo que “es cada vez más claro que las acciones de Israel en Rafah son parte de la fase final, en la que Gaza es completamente destruida como un área capaz de albergar vida humana. Este es el último paso en la destrucción de Gaza y su pueblo palestino”.
El viernes fue el turno de Israel de brindar sus argumentos ante el tribunal. Su representante, Gilad Noam, dijo que Rafah es “un epicentro de actividad terrorista” y que “en Gaza está ocurriendo una trágica guerra pero no un genocidio”. Mientras tanto, las órdenes de evacuación seguían llegando a Rafah.
Hallan los cuerpos de tres rehenes israelíes
El ejército de Israel anunció el viernes que durante una operación militar en Rafah recuperó los cuerpos de tres rehenes israelíes: un hombre de 53 años, Yitzhak Gelernter, y dos mujeres, Amit Bouskila, de 28, y Shani Louk, de 23. Los tres fueron secuestrados durante el festival Nova y “asesinados durante la masacre del 7 de octubre en la intersección de Mefalsim”, en Israel, informó.
La familia de Shani Louk la había reconocido en un video difundido por Hamas después de los ataques. En esas imágenes milicianos exhiben el cuerpo de una mujer joven, inmóvil, tirada boca abajo en la parte trasera de una camioneta.