Cuando Donald Trump dejó la presidencia, en enero de 2021, poco después del ataque al Capitolio, 55% de los estadounidenses consideraba que su gobierno había sido “un fracaso”. Ahora son menos los que lo ven de esa manera: 55% considera que su presidencia fue “un éxito”, según el mismo sondeo de CNN, repetido en abril.
A seis meses de las elecciones de noviembre, en las que Trump compite por la presidencia con el actual gobernante, Joe Biden, también varias encuestas de intención de voto muestran que recuperó apoyo. En una de ellas, el sondeo de la firma SSRS para la misma cadena de televisión estadounidense, el candidato republicano aparece en primer lugar con 49% de respaldo, seguido por el demócrata, con 43%.
Sin embargo, el ganador de la elección estadounidense no se define por el total de votos, sino que la decisión queda en manos del Colegio Electoral, que se conforma según los ganadores en cada estado del país. Algunas de esas batallas ya están definidas porque hay distritos que votan siempre al mismo partido. Por eso la campaña se enfoca en los estados pendulares, que en una elección pueden votar al candidato demócrata y en otras al republicano.
En 2020 tres estados cruciales para ganar la elección, Michigan, Pensilvania y Wisconsin, apoyaron a Biden. Ahora, según una encuesta publicada por CBS News en abril, los dos candidatos se encuentran en empate técnico entre esos votantes, con diferencias de apenas 1% en un sondeo con 3,2% de margen de error.
Los tres estados se encuentran dentro del llamado cinturón de óxido, una zona industrial que ya hace años que dejó atrás sus tiempos más prósperos. La situación económica es un asunto determinante para los votantes, según la encuesta de CNN, y también es central en la campaña electoral.
A comienzos de mayo, la Oficina de Estadísticas Laborales dio a conocer que en abril se crearon 175.000 nuevos puestos de trabajo, una cifra algo inferior al promedio de 224.000 nuevos empleos mensuales. “Ahora vemos mi plan en acción, con más de 15 millones de empleos creados desde que asumí el cargo, con tasas récord de mujeres empleadas, los salarios creciendo por encima de los precios y el desempleo por debajo del 4% durante un récord de 27 meses seguidos”, dijo Biden al publicarse esos datos.
En cambio, Trump insiste en que “los números son horribles” y que la economía de su país “está muy mal”.
Estados Unidos frente a Gaza
Otros temas también marcaron las últimas semanas de campaña. Uno de ellos fue la guerra en la Franja de Gaza. El apoyo de Biden a Israel en este conflicto generó rechazo entre un sector de los votantes demócratas, que se reflejó también en las protestas estudiantiles que se repitieron en todo el país.
Al mismo tiempo, otro sector del partido de gobierno, así como los republicanos, critican a Biden cuando su discurso se aparta de esa postura. Eso ocurrió, por ejemplo, cuando días atrás amenazó con dejar de enviar armas ofensivas a Israel si el gobierno de Benjamin Netanyahu lanza una invasión terrestre en Rafah, donde se aglutinan un millón y medio de civiles desplazados de otras zonas de la Franja de Gaza.
“Joe Biden, lo sepa o no, acaba de anunciar que retiene armas para Israel cuando están luchando para eliminar a los terroristas de Hamas en Gaza”, dijo Trump en sus redes sociales. “Joe Biden se está poniendo del lado de estos terroristas, igual que se puso del lado de turbas radicales que tomaron nuestras universidades”, agregó. El expresidente dijo que su rival electoral “es débil, corrupto y lleva al mundo directamente hacia la tercera guerra mundial”. También lo responsabilizó por la guerra en Ucrania y afirmó: “Muy pronto estaremos de vuelta y volveremos a pedir paz a través de la fuerza”.
Otro republicano, Jim Risch, que integra el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, dijo que la advertencia del presidente estadounidense a Israel es sólo “un gesto hacia su flanco izquierdo” y que Biden “está tratando de tener un pie en cada lado de la cerca, lo cual no puede hacer”.
Campaña entre audiencias judiciales
“Si algún judío votó por Joe Biden, debería avergonzarse de sí mismo”, dijo Trump el jueves. Hizo esas declaraciones al salir de una nueva audiencia del juicio por el supuesto soborno pagado con fondos de campaña de 2016 a la actriz de cine porno Steffany Clifford, conocida como Stormy Daniels. Se investiga si Trump le dio a Daniels 130.000 dólares para que no dijera que mantuvieron una relación en 2006, cuando él estaba casado.
Este caso y sus audiencias alteraron la agenda de campaña de Trump en las últimas semanas. El jueves, el juez de la causa, Juan M Merchan, rechazó el pedido de la defensa del expresidente de anular el juicio y también de retirarle una orden de no hablar públicamente del caso. El juez no estuvo de acuerdo con que Daniels haya cambiado su versión, como argumentaron los abogados de Trump, y en cuanto a la “orden mordaza”, recordó que esa restricción se impuso debido a “ataques muy reales y muy amenazantes a potenciales testigos” por parte de Trump.
En este caso judicial, el expresidente enfrenta diversos cargos que se penan con varios años de prisión, entre ellos, el de falsificar documentos comerciales.
Además, Trump enfrenta otro juicio por negligencia en el manejo de documentos secretos. Su inicio estaba programado para el 20 de mayo, pero la jueza Aileen Cannon lo pospuso en forma indefinida y según CBS es probable que no comience antes de agosto, es decir, después de que la Convención Republicana haya declarado formalmente a Trump como candidato a la presidencia.
El exgobernante enfrenta unos 30 cargos por este caso, que surgió cuando se encontraron documentos secretos almacenados en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, cuando ya había dejado la presidencia. Algunas cajas con ese contenido estaban en su dormitorio, otras en un baño.
También para Biden los asuntos judiciales se convirtieron en un tema de campaña, en su caso porque un tribunal abrió paso a un juicio contra su hijo, Hunter Biden, de 54 años. Se acusa a Hunter Biden de que en 2018, al comprar un arma, mintió cuando afirmó que no consumía drogas. Es sospechoso de delitos de compra y posesión ilegal de armas, así como de utilizarlas, pese a que sabía que tenía una adicción a drogas.
Si bien el caso no involucra al presidente, tiene impacto público, y es la primera vez que el hijo de un gobernante se enfrenta a una situación de ese tipo en Estados Unidos.
Aborto y migración
Otro tema de debate político en esta campaña es el del aborto, que también estuvo presente en las elecciones legislativas de mitad de mandato. Días atrás, la campaña demócrata recordó que Trump se congratuló de que todos los jueces que él designó durante su gobierno como integrantes de la Suprema Corte votaron en 2022 a favor de revocar la sentencia Roe vs. Wade, que 50 años antes había legalizado la interrupción del embarazo en todo el país.
Gracias a ese fallo de la Suprema Corte, señaló la vicepresidanta Kamala Harris, en algunos estados se aprobaron leyes como la que entró en vigor este mes en Florida, “una prohibición extrema del aborto”, que lo ilegaliza a partir de la sexta semana de gestación, cuando la mayoría de las mujeres no saben que están embarazadas. “Hay un responsable de esta pesadilla: Donald Trump”, manifestó.
Según informó Efe, la vicepresidenta agregó que esta norma “nos dice que los extremistas que escribieron esta prohibición no saben cómo funciona el cuerpo de una mujer o simplemente no les importa”. También responsabilizó a Trump por el cierre de “clínicas que proporcionaban exámenes de detección de cáncer de mama o cuidado anticonceptivo”.
Estaba previsto que a partir de ayer el aborto fuera parte de un spot de campaña demócrata dirigido al votante de origen latinoamericano en el que César Carreón, un veterano del Cuerpo de Infantería de Marina, declara en español: “Soy marine. Serví en Irak y Afganistán y reconozco la fortaleza cuando la veo. ¿Un hombre como Donald Trump que les quita libertades a las mujeres y se enorgullece de hacerlo? Eso no es ser fuerte. Si le quiere quitar más libertades a mis hijas, primero se las tendrá que ver conmigo”.
Otro objeto de debate es el ingreso de migrantes irregulares en las fronteras, que llevó a Trump a prometer en 2016 la construcción de un muro pagado por México. Ahora el expresidente promete “hacer la mayor deportación de la historia”. El candidato dijo en un acto que la política de Biden causó una “invasión” de migrantes en el país.
El gobierno actual terminó con medidas como la de devolver a los migrantes sin siquiera procesar sus situaciones y aplicó programas de permisos humanitarios para algunos países, pero también limitó las solicitudes de asilo en la frontera y más de dos millones de personas fueron detenidas en 2023 por cruzarla. Otros planes quedaron por el camino por la oposición de los congresistas republicanos.
Sin embargo, las restricciones no fueron suficientes para un grupo de 14 congresistas demócratas que le pidió esta semana a Biden que tome medidas “inmediatamente” en la frontera con México “para restablecer el orden” y “arreglar nuestro fallido sistema de inmigración”.
“Lo instamos a utilizar todas las herramientas a su disposición, incluida la acción ejecutiva, para abordar mejor la seguridad en la frontera sur, prohibir el fentanilo ilícito y permitir una inmigración legal ordenada”, pidieron en la carta, en la que agregaron: “Con los republicanos jugando a la política en materia de seguridad fronteriza es hora de que su administración actúe”.