En noviembre, Justin Welby, el arzobispo de Canterbury, renunció tras el Informe Makin, que reveló que la iglesia anglicana no había investigado adecuadamente acusaciones de abuso sexual y físico presentadas contra un líder de campamentos de verano cristianos, John Smyth.

El último día de Welby como arzobispo de Canterbury fue el lunes y su salida generó especulaciones sobre quién será la próxima persona en asumir el cargo del obispo de mayor rango.

¿Cómo se elige el nuevo arzobispo de Canterbury?

En la elección del arzobispo de Canterbury están involucrados el gobierno y la realeza.

Según explica la oficina del gabinete de Reino Unido, tras la renuncia de un arzobispo, se establece la Comisión de Nominaciones de la Corona (CNC, en inglés) que comprende un presidente elegido por el primer ministro, un obispo elegido por la Cámara de Obispos y el arzobispo de York (o bien otro obispo elegido por la Cámara de Obispos, si el de York no quiere integrar la CNC). A ellos se suman otros representantes de la Diócesis de Canterbury, del Sínodo General (la Asamblea Nacional de la iglesia anglicana) y de la Comunión Anglicana, que reúne a iglesias del mundo que tienen como referente al arzobispo de Canterbury: de África, Américas, Medio Oriente y Asia, Oceanía y Europa.

Se explica en el sitio web de la iglesia anglicana que, “a diferencia de un proceso de selección secular,” nadie solicita ser arzobispo de Canterbury, sino que se invita a los posibles candidatos, que deben pasar luego por “un proceso de discernimiento” y oración que dura varios meses.

La CNC evalúa a los candidatos y presenta su recomendación al primer ministro. Si el primer ministro la acepta, debe presentar el nombre del candidato recomendado al rey. Cuando el rey (en este caso, Carlos III) aprueba el candidato recomendado, la oficina del primer ministro anuncia el nombre del arzobispo de Canterbury electo.

Para convertirse oficialmente en arzobispo de Canterbury, el candidato seleccionado debe participar en una ceremonia de confirmación de la elección, además de “rendir homenaje” al rey, jurándole lealtad.

Se prevé que el proceso dure meses. Cuando renunció el anterior arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, en marzo de 2012, el nombramiento de Welby no se anunció hasta ocho meses después, y el nuevo arzobispo asumió oficialmente el cargo en marzo de 2013.

¿Quiénes son los posibles candidatos?

Según informó The Guardian, muchas personas, tanto miembros de la iglesia como otras que no lo son, esperan que el próximo arzobispo de Canterbury sea una mujer, una persona de que no sea de origen europeo, o alguien que reúna las dos condiciones. A las mujeres se les permite ser obispas en la iglesia desde 2014, pero nunca ha habido una mujer arzobispa de Canterbury.

Durante su mandato, Welby nombró a más de dos docenas de obispas y ahora varias son posibles candidatas para sucederlo.

Entre ellas, señala la agencia de noticias Press Association, está Guli Francis-Dehqani, obispa de Chelmsford desde 2021. Nació en Irán, donde vivió 14 años con su familia. En 1980 huyó a Reino Unido después de la muerte de su hermano, que fue asesinado poco después del fin de la Revolución Islámica. Francis-Dehqani es la vicepresidenta de la Conferencia de las Iglesias Europeas y la obispa principal de la iglesia anglicana en materia de vivienda.

Otro candidato es Martyn Snow, el obispo de Leicester desde 2016. Snow, que nació en Indonesia en 1968, es miembro del comité para los asuntos de las minorías étnicas anglicanas y es el director de dos iniciativas para apoyar a los sin techo. Entre 1998 y 2001 trabajó en Guinea para la sociedad misionera de la iglesia y ha trabajado en varias diócesis en Inglaterra desde 2001.

Otra contendiente es Sarah Mullaly, obispa de Londres desde 2018, cuando se convirtió en la primera mujer en asumir el cargo. Es integrante de la Cámara de los Lores, trabajó como enfermera hasta 2004 y fue ordenada en la iglesia en 2001. Ella asumirá las tareas metropolitanas de Welby hasta que su cargo sea ocupado.

También se encuentra entre los posibles sucesores Rose Hudson-Wilkin, la primera obispa negra en la iglesia anglicana. Nació y fue criada en Jamaica y se ha expresado abiertamente sobre el racismo, el sexismo y la generación Windrush, como se conoce a los miles de personas que migraron desde las colonias británicas a Reino Unido cuando, después de la Segunda Guerra Mundial, Londres les ofreció empleo a los ciudadanos de la Commonwealth que estuvieran dispuestos a trabajar en la reconstrucción. Desde 2019 es obispa de la jurisdicción de Dover, una ciudad en la diócesis de Canterbury, lo que significa que ella asumirá las responsabilidades diocesanas de Welby mientras el puesto esté vacante.

Michael Beasley, obispo de la diócesis de Bath y Wells desde 2022, también está en la carrera. Antes de dedicarse a tiempo completo a la iglesia, trabajaba como epidemiólogo especializado en enfermedades infecciosas en niños de países de bajos ingresos. Durante la pandemia era miembro del grupo de trabajo de la iglesia anglicana sobre la covid-19.

Graham Usher, obispo de Norwich desde 2019, podría ser otro aspirante. Es un especialista en ecología y fue nombrado obispo responsable del medioambiente por Welby en 2021. Es apicultor y ha escrito algunos libros sobre la relación entre la religión y la naturaleza. También es responsable de más de 25 organizaciones benéficas.

Otra candidata posible es Helen-Ann Hartley, obispa de Newcastle desde 2023. Fue obispa de Waikato en Nueva Zelanda entre 2013 y 2017. En noviembre, acusó a los arzobispos de Canterbury y York de enviarle una carta con “lenguaje coercitivo”, presionándola para que reinstalara a un clérigo a quien le había prohibido predicar debido a que no investigó adecuadamente una acusación de abuso sexual infantil.

Por último, Paul Williams, obispo de Southwell y Nottingham desde 2015, podría ser otro candidato. Ha trabajado en varias iglesias en Reino Unido, poniendo especial énfasis en trabajar con estudiantes y líderes jóvenes. También es miembro de la Cámara de los Lores desde 2022.

El futuro de la iglesia después del Informe Makin

Mientras el puesto de arzobispo de Canterbury esté vacante, el arzobispo de York, Stephen Cottrell, asumirá temporalmente el cargo. Cottrell también ha enfrentado pedidos de dimisión después de que se revelara que había nombrado en dos ocasiones a un sacerdote a pesar de que sabía que había mantenido relaciones sexuales con una adolescente de 16 años. David Tudor, el sacerdote en cuestión, había pagado una indemnización a la joven y la iglesia le había prohibido estar a solas con menores. En noviembre, se descubrió que Tudor había tenido relaciones sexuales con otra adolescente de esa edad.

Mientras tanto, la iglesia ha establecido los próximos pasos que seguirá en respuesta al Informe Makin. El Equipo Nacional de Salvaguardia (NST, en inglés) llevará a cabo el proceso, que constará de cuatro etapas.

La primera consistirá en una evaluación inicial de riesgos para determinar si cualquier persona cuestionada en el informe representa un riesgo inmediato para la seguridad de otras personas. El siguiente paso es una evaluación más profunda, realizada por los responsables regionales, quienes harán recomendaciones basadas en sus hallazgos. En tercer lugar, esa evaluación será examinada por altos miembros del NST y abogados, quienes decidirán qué medidas es pertinente adoptar contra personas específicas. La cuarta etapa incluye un escrutinio externo de dichas decisiones por parte de un abogado independiente.