Según una encuesta de Datafolha, el instituto independiente de investigación de opinión pública del Grupo Folha, 69% de los brasileños cree que 2026 será mejor que 2025 en términos personales, lo que representa un aumento de nueve puntos porcentuales en comparación con la encuesta anterior, cuando 60% proyectó una mejora para 2025 en sus condiciones de vida.
Los datos fueron publicados por el diario Folha de San Pablo, que detalló los resultados de la encuesta y consultó a economistas para interpretar el nuevo panorama de expectativas de la población. La pregunta planteada para realizar el estudio fue directa: “¿Cree que 2026 será un año mejor, igual o peor que 2025?”.
Además del 69% que se manifestó optimista, 16% afirmó que su situación personal debería mantenerse igual, mientras que 11% cree que podría empeorar. El 3% restante no respondió la pregunta.
El avance en la investigación divulgada este domingo es significativo porque, a fines del año anterior, el porcentaje de encuestados que esperaba una mejora para 2025 había alcanzado el nivel más bajo registrado durante el tercer mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Ahora, los números indican una importante recuperación en el ánimo de la población, al menos en el aspecto individual.
Sin embargo, la mejora de las expectativas no se limita a la vida cotidiana. La consultora también preguntó a los encuestados si 2026 será mejor, igual o peor para los brasileños en general. En este caso, el optimismo subió hasta 60%, frente a 47% del año anterior.
El resultado coincide con el nivel observado entre 2022 y 2023, poco después de las elecciones presidenciales en las que Lula fue electo para un tercer mandato.
Por otra parte, los datos revelan que las expectativas positivas varían según el perfil social. Las mujeres son más optimistas que los hombres: 74% afirma que su vida personal debería mejorar en 2026, en comparación con el 65% de los hombres. El optimismo también es mayor entre quienes únicamente tienen educación primaria, con 74% que espera una mejora. Entre quienes tienen educación superior, el porcentaje se reduce a 62%.
Los ingresos también influyen en las opiniones. Entre quienes ganan más de diez salarios mínimos, 61% cree en una mejora para el próximo año. Entre los encuestados con remuneraciones inferiores a dos salarios mínimos, el optimismo asciende a 72%, lo que refuerza la percepción de que los segmentos más vulnerables son más proclives a proyectar un mejor año, según lo consignado por el portal Brasil247.
También las diferencias políticas de los encuestados son evidentes a la hora de responder. Entre quienes votaron por Lula en la segunda vuelta de 2022, 78% espera una mejora en su situación personal en 2026. Entre los votantes de Jair Bolsonaro en esas elecciones, el porcentaje es de 61%.
La evaluación del gobierno también influye considerablemente: entre quienes aprueban la gestión del Partido de los Trabajadores, 79% cree que su situación personal mejorará, y sólo 3% afirma que empeorará. Entre quienes desaprueban al gobierno, el optimismo cae a 59%, y 19% proyecta un empeoramiento de la situación.
A nivel regional, el nordeste, un bastión del oficialista Partido de los Trabajadores, lidera el optimismo, con 75% de los encuestados que esperan una mejora en su situación personal en 2026. La tasa más baja se observa en el sur, territorio mucho más conservador, con 65%.
Para los economistas entrevistados para el informe, la sensación de mejora se ve influenciada por los indicadores económicos en este año, especialmente el comportamiento de los precios de los alimentos, la caída del desempleo y el control de la inflación.
“Fue un año en el que los precios de los alimentos se mantuvieron bien. Con tasas de desempleo más bajas y una inflación alimentaria tan baja, es natural que la gente se sienta bien. Y la situación, de hecho, es buena”, afirmó Samuel Pessôa, investigador de la Fundación Getúlio Vargas.
De acuerdo a los datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, la tasa de desempleo cayó a 6,1% en el trimestre terminado en noviembre, alcanzando el nivel más bajo de la serie histórica iniciada en 2012.
Mientras tanto, la tasa de inflación oficial, se aceleró 0,25% en diciembre, cerrando el año con un aumento acumulado de 4,41%, cifra que está dentro del rango meta del Banco Central.