Al grito de “fuera Milei”, “mejor ser puta que yuta”, “cupo laboral travesti-trans”, “lo dijo Diana Sacayán, al calabozo no volvemos nunca más” y “furia travesti”, miles y miles de personas se convocaron en la Plaza del Congreso y marcharon hasta la Plaza de Mayo el sábado de las 16.00 hasta las 20.00, en lo que fue una de las más masivas convocatorias en la ciudad de Buenos Aires: la Marcha Federal del Orgullo LGBTQNB+ Antifascista y Antirracista. La manifestación llenó la avenida de Mayo (la vía más larga de la ciudad) a lo largo de las cinco cuadras y sus transversales. Una marea de furia, bronca y festejo por estar ahí, para decir “no más”. Otras manifestaciones se replicaron en más de 120 localidades argentinas de las diferentes provincias del país y en otros países, como Uruguay, Chile, España, Inglaterra, Ciudad de México, Portugal, entre otros.
Hay algo de la gente en la calle que tiene poder. Bajo el grito de “agiten sus abanicos”, a la expectativa y el acompañamiento de miles de personas, se escuchó el bramido de la bandera LGBTQNB+, replicada en múltiples abanicos. Y eso se siente en la calle.
La furia se compartió con amigos y desconocidos. Hay algo de la gente en la calle que empodera la bronca, la tristeza, la impotencia, y también se convierte en fuerza y alegría por ser tantos. Por reunirse, mirarse cómplices a los ojos y decir: “No más, hasta acá, afuera el odio y la devastación de derechos, el empobrecimiento”. Un cartel de cartón, colgado de un joven, decía: “Lo espiritual es político”.
Tras dos asambleas autoconvocadas por el Frente Nacional Orgullo y Lucha organizadas la semana pasada, familias, Madres de Plaza de Mayo, organizaciones como 100% Diversidad y Derechos, la Comunidad Homosexual Argentina, Mocha Celis, la Federación Argentina LGBT, sindicatos de maestros, organismos de derechos humanos, las centrales sindicales Confederación General del Trabajo (CGT) y la Central de Trabajadoras y Trabajadores de la Argentina, jubilados y jubiladas, trabajadores de hospitales, docentes, estudiantes de diferentes universidades, políticos y artistas marcharon y cantaron en contra de lo que consideran un discurso y políticas fascistas y antirracistas del presidente argentino Javier Milei, quien expuso en el foro económico de Davos la semana pasada. Tal como fue noticia en el mundo, el mandatario descargó su ira y discriminación contra los derechos ganados en Argentina, en referencia a la ley de identidad de género, a las personas e infancias trans y a quienes considera zurdos o woke.
En la cabecera de la marcha, ubicada en la calle San José y avenida de Mayo, se congregó el movimiento travesti-trans, que hizo una intervención artística para la que se acostaron en el piso con cartones que simulaban lápidas. Llevaban nombres como “Hospital Bonaparte” (centro de salud intervenido del que despidieron a más de 200 trabajadores); “Jubiladxs, 11/24: $ 252.871, canasta básica, 11/25: $ 986.586, remedios”; “Hospital Garrahan” (centro de salud de niños de alta complejidad de referencia en el país, desfinanciado como el resto de los hospitales públicos), “Tehuel, ¿dónde está?” (el joven trans asesinado por su condición de género en 2021, para el que la Justicia argentina determinó una sentencia histórica al condenar a prisión perpetua a Luis Alberto Ramos, líder de un movimiento popular, acusado por el delito de homicidio agravado por el odio a la identidad de género; “INADI”, instituto nacional contra la discriminación, la xenofobia y el racismo, disuelto por orden del Poder Ejecutivo a través del decreto 696 el 6 de agosto de 2024; “Cultura, censura: libros, cine, ficción”; “1985-2023: Sofía Fernández, asesinada en la comisaría 5ª de Pilar”. Con una cruz, los carteles seguían con otras de las problemáticas que padecen los argentinos: pacientes oncológicos (quienes tienen dificultades para la cobertura de medicamentos y faltantes); derechos laborales (despidos masivos); “Pamela (52), Andrea (42), Roxana (52), fue lesbicidio” (por las jóvenes que fueron incendiadas en su hotel por su condición de género).
Ricardo Vallarino, quien preside la organización 100% Diversidad y Derechos, afirmó en diálogo con la diaria: “Los dichos del presidente constituyen una escalada contra la comunidad LGBTI y las mujeres. Decimos que son fascistas porque el presidente difundió mentiras, habló literalmente de ‘extirpar’ a quienes pensamos y sentimos diferente, comparándonos con un ‘cáncer’. Estas expresiones autorizan la violencia verbal y física contra nuestra comunidad’ pero también contra cualquier opinión que reivindique la igualdad de derechos”.
Con base en el proyecto a futuro que difundió el Ejecutivo argentino y que Milei dijo que prepararía para abolir ciertos derechos establecidos por ley, Vallarino consideró que no ven “viable un proyecto que elimine el cupo laboral, el derecho al aborto legal y la figura del femicidio, pero el gobierno juega al desgaste y a la naturalización de estos dichos. Sin duda, intentará cercenar esos derechos si logra una mayor representación en el Congreso en las elecciones de este año. Por eso, tenemos que estar alertas y lograr un acuerdo democrático de las fuerzas políticas y sociales para que defiendan derechos básicos de la convivencia democrática”.
Jerry, de la organización Orgullo Disca, dijo: “Podemos armar un montón de discursos y de documentos, pero al final lo que más va a contar va a ser nuestra presencia y nuestro nuestros cuerpos aquí. Y también desde las organizaciones disca pensamos en formas distintas de poner el cuerpo, ¿no?”. Y agregó: “Siempre estas marchas son una demostración de fuerza, como un límite. Estamos diciendo ‘hasta acá’”.
En tanto, la actriz argentina Cristina Banegas, que marchaba junto a la escritora y periodista María Moreno, expresó su rotundo repudio ante el discurso del presidente: “Es un deber ético, moral, político, poético estar aquí. No podría no estar. También la traje a Evita [Perón] en el pecho. El discurso fue una locura de crueldad, de perversión, de idiotez. Yo creo que es un salto al vacío el que está haciendo. Políticamente, ayer lo que se comentaba era que en la Casa de Gobierno estaban como locos con lo que se veía venir aquí, en todo el país y en el mundo. Esta marcha se está dando en muchos lugares del mundo, es extraordinario. Salimos por fin a la calle”.
Respecto al dicho recurrente de Milei en el que engloba a quienes piensan diferente a él como zurdos, Banegas contestó: “Me parece que se trata de un tema humanitario, de algo que va más allá de a qué partido perteneces. Aquí se viene a apoyar algo que son derechos adquiridos, que es nuestra cultura, nuestra salud, nuestra educación. Somos todos los que estamos acá y eso es una realidad inexorable. Y vamos a salir todas las veces que sea necesario”.
Laurent Tropikalia, integrante de la comunidad Ballroom de Buenos Aires, apuntó a “resistir una vez más en este día histórico antifascista y antirracista”.
“Era momento de despertar y de unir fuerzas, convocando desde lo más profundo de nuestro corazón y de lo fuerte de nuestras vivencias de resistir día a día como personas del colectivo LGBTQ+. Acá estamos para pronunciar que existimos, que resistimos y que no nos van a criminalizar, no nos van a invisibilizar, porque eso ya pasó y nuestros referentes han dejado la vida por nuestros derechos que no queremos perder”.
“Por eso invitamos al personal de salud, a los jubilados, a las madres [de Plaza de Mayo], a las abuelas, a los desempleados. Porque esto es social, no es una marcha del orgullo como la de noviembre. Es histórico también poder hacer una nueva marcha por la conciencia de defender nuestros espacios y nuestros derechos”, agregó con su sombrilla pintada de la bandera del orgullo.
“El terreno hay que prepararlo para el futuro, o sea, nuestra vida es política. Creo que todas esas leyes, como la del cupo trans, la ley de identidad de género, tienen que ser defendidas con el cuerpo, no sólo desde el colectivo LGBT, sino que tiene que ser, como lo es hoy, en un contexto de conciencia social para que todas las personas, sin importar si sos del colectivo, puedan defender esa humanidad que promueve que todos somos iguales. Es una lucha que no debe acabar. Por una vejez posible y por una infancia trans también posible”, apuntó Laurent.
Sandra Chagas, de la comunidad antirracista de negras, indígenas, afrodescendientes, afroindígenas, personas racializadas de la economía afrodiaspórica, villeras y mujeres en situación de calle, quien también pertenece al colectivo LGTB como afrolesbiana feminista, fue contundente: “Necesitamos una sociedad que sea menos racista porque el racismo sistémico, estructural e institucional mata y cercena vidas. Hoy el racismo colonial e imperialista está ahí sentado en la Casa de Gobierno imponiendo el genocidio del hambre para todas nuestras cuerpas y nuestras identidades”.
La desconcentración de la marcha se realizó de manera pacífica, con cierto alivio, y no faltaron los carteles con mensajes que se inmortalizaron en millones de fotos en las redes sociales: “Lo espiritual es político”, “Prefiero ser puta que yuta”, “Tu odio no es libertad”, “El miedo a la diversidad es el refugio del cagón”, la cara de Milei y detrás la bandera nazi, “Lo llamamos dictadura, ¿o todavía no?”, “La homofobia se cura con ESI, por eso la defendemos”, “Tenemos amor, memoria, verdad, empatía, justicia. Nos tenemos”, “Que no roben tus sueños, y por favor no dejen de amar”, “El amor no se esconde”, “Ser quien soy no es mi ideología, es mi identidad”, “No le tengas tanto miedo a mi libertad”, “Que los putos manejen la CGT, los machos son muy cagones”, “Sean eternos los derechos que supimos conseguir”, “No queremos que los chicos cis sean trans, queremos que los chicos trans sobrevivan”.