Al menos 50 personas fueron asesinadas este domingo en diferentes partes de la Franja de Gaza en una nueva oleada de ataques de las fuerzas israelíes, que persisten en su ofensiva contra el derruido enclave palestino.

También este domingo hubo, después de un tiempo, un ataque de Israel sobre el sur de Beirut, la capital de Líbano, específicamente contra un edificio en el que se almacenaban misiles de precisión de Hezbolá que representaban una amenaza para la seguridad de Israel, según dijeron el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y el ministro de Defensa, Israel Katz, en una declaración conjunta.

El presidente libanés, Joseph Aoun, condenó el ataque aéreo y pidió a Francia y Estados Unidos, garantes del alto el fuego del 27 de noviembre entre Israel y Hezbolá, que obliguen al gobierno de Netanyahu a detener sus ataques.

Aoun afirmó que Israel está socavando la estabilidad en Líbano y aumentando las tensiones, lo que representa un verdadero peligro para la seguridad de la región, según consignó la cadena qatarí Al Jazeera.

Mientras esto sucede fuera de Israel, en la interna Netanyahu está sosteniendo una dura batalla contra el jefe del servicio de seguridad interior, el Shin Bet, Ronen Bar, en medio de un cruce de acusaciones que podrían llevar a una crisis institucional sin precedentes en el país.

Este domingo Netanyahu presentó por escrito ante el Tribunal Superior de Justicia una vehemente y furiosa defensa de su conducta en rechazo de las afirmaciones de Bar, que acusó al primer ministro, entre otras cosas, de despedirlo por motivos personales y políticos. Netanyahu, informó el diario The Times of Israel, calificó las acusaciones de Bar de “mentiras absolutas” en su declaración legal. En ella Netanyahu citó directamente las actas de las reuniones que él y Bar mantuvieron en 2023 y 2024 para refutar las acusaciones de que presionó al jefe del Shin Bet para que lo ayudara a posponer su testimonio en el juicio penal, así como para refutar las acusaciones de Bar de que intentó que el jefe de seguridad utilizara la agencia contra protestas legítimas contra el gobierno.

Netanyahu también intentó desmentir la afirmación de Bar de que el primer ministro le dijo que debía obedecerlo a él en una crisis constitucional y no al Tribunal Supremo.

La declaración jurada de Netanyahu se presentó ante el Tribunal Superior en respuesta a la declaración jurada de Bar de la semana pasada, en la que Bar acusó al primer ministro de despedirlo no por faltas profesionales, sino por su resistencia a las solicitudes del primer ministro motivadas por consideraciones políticas y personales.

Bar declaró, además, que Netanyahu intentó arrancarle una declaración jurada de que por supuestas razones de seguridad habría que postergar las audiencias de los juicios que el primer ministro debe afrontar por otras causas.

El jefe del Shin Bet dijo también que fue separado del equipo de negociación por el intercambio de prisioneros en el momento clave de paso de la fase uno a la fase dos para hacer que la negociación fracasara.

Bar expresó que las circunstancias del despido surgieron por dos razones: el informe del Shin Bet sobre los ataques de Hamas del 7 de octubre de 2023, que incluye mucha autocrítica, pero también señala las graves responsabilidades de Netanyahu, que en los meses anteriores no prestó atención a advertencias que le fueron dadas no respecto a un ataque especifico, sino a que los enemigos interpretaban el debate interno como una oportunidad para ataques.

La otra razón que expuso Bar fue la apertura de una investigación del Shin Bet sobre los pagos del gobierno de Qatar a personas del entorno de Netanyahu para que realicen operaciones psicológicas dirigidas a la opinión pública israelí y las investigaciones respecto a filtraciones de materiales secretos para hacer fracasar las negociaciones por el intercambio de prisioneros.

El rechazo rotundo de Netanyahu a las acusaciones, respaldado por citas directas de Bar en actas oficiales y documentos gubernamentales, probablemente signifique, sin embargo, que el tribunal termine promoviendo un esfuerzo para remediar los problemas procesales con la destitución de Bar, debido a su incapacidad funcional para decidir las acusaciones contrapuestas entre el primer ministro y el jefe del Shin Bet.

Bar, por su parte, insistió en que todos los detalles de su propia declaración jurada eran “la absoluta verdad”. Agregó, de acuerdo a lo que consignó el diario Haaretz, que la información estaba respaldada por numerosos documentos que, “como director de una institución estatal, decidí presentar únicamente al tribunal”.